“Tres abuelas y un cocinero muerto” - Minna Lindgren

Es imposible no fijarse en los libros de esta trilogía. Sus curiosos títulos, sus simpáticas portadas y eso de que nos muestren a tres nonagenarias dispuestas a investigar los más abyectos crímenes, resulta muy atractivo para la mayoría de los lectores. Hoy os traigo la reseña de la primera entrega

Éstas son mis impresiones



Minna Lindgren

Minna Lindgren es periodista y columnista freelance, conocida en Finlandia por su personal estilo de escritura y su irreverente enfoque de temas tan variados como la ópera o la muerte.

Además de novelas, ha escrito libros de no ficción sobre cultura y música clásica. En 2009 recibió el Premio Bonnier de Periodismo.



Datos técnicos

Título: “Tres abuelas y un cocinero muerto”

Autora: Minna Lindgren

Editorial: Suma de letras

Publicado por primera vez en mayo de 2015

Encuadernación: Tapa blanda con solapas

ISBN: 9788483657911

Páginas: 400

PVP: 18,90 Euros en papel



Argumento

Tienen noventa años. Pero no piensan morirse hasta descubrir al asesino.

Siiri, Irma y Anna-Liisa son tres viudas de noventa años residentes en El Bosque del Crepúsculo, un centro privado de apartamentos para la tercera edad de Helsinki. Más que un nidito acogedor para las personas mayores, la residencia resulta un lugar siniestro en el que los ancianos se ven privados de su identidad, rodeados todos los días por enfermeros vagos e inexpertos, y obligados a hacer gimnasia, a asistir a conferencias y a tomar un gran cantidad de medicamentos prescritos por médicos a los que apenas han visto.

Parece que para las tres amigas los días ya solo traerán partidas de cartas, viajes en tranvía y asistencia a funerales. Pero en la residencia se empiezan a producir unos misteriosos asesinatos... y quizá nadie había contado con la curiosidad y el tiempo libre de unas inocentes ancianitas.



Impresiones

Siiri, Irma y Anna-Liisa son tres nonagenarias que viven en la residencia de ancianos El Bosque del Crepúsculo. Como se encuentran bien de salud, viven en la parte formada por apartamentos independientes por lo que pueden llevar una vida relativamente normal

Un día las ancianas se despiertan con la noticia de que el cocinero de la residencia ha muerto. Al poco se enteran de que un asistente social ha sido despedido y unos días más tarde uno de los ancianos compañeros de residencia es abusado sexualmente en la ducha. Las tres ancianas tendrán que ocuparse de investigar qué está pasando en la residencia

Todo parece indicar que estamos ante una novela de misterio, ¿verdad? Pues no, no lo estamos. Hay una cierta intriga pero es totalmente secundaria en mi opinión. Y, en ese sentido, la novela induce a esperar una cosa que no es. Es otra cosa distinta, ni mejor ni peor pero sí diferente de lo que puede esperarse al leer el título, ver que comparan a la autora con Agatha Christie o comprobar cómo en la sinopsis se dice que las tres abuelitas se ponen a investigar unos misteriosos crímenes. Sí que realizan una cierta investigación pero tan diluida que sólo muy de lejos puede considerarse una novela de misterio. Más bien, estamos ante una novela que lo que quiere reflejar es la situación de los ancianos, los claros olvidados de la sociedad actual. Y Minna Lindgren y Agatha Christie se parecen tanto como me parezco yo a Abraham Lincoln; en nada, vamos

Lo mejor de esta novela, para mí, son sus personajes. No es frecuente que ancianos protagonicen novelas (sí, sé que está esa novela del abuelo que saltó por una ventana y se largó, pero es una excepción). Y menos que ancianos, o ancianas, las protagonicen en plan investigador. Yo me imaginaba una especie de miss Marple en trío (al fin y al cabo ya se ve en la propia portada que la autora es comparada con Agatha Christie) pero no, para nada. No obstante, aunque no investiguen en la línea que yo me había imaginado, no dejan de ser la mar de saladas. Cada una de ellas son la bomba; cada una en su estilo. La que más Irma sin duda que es tremenda, un auténtico terremoto, la más locuela y atrevida de las tres. Anna Liisa tiene un papel un poco secundario respecto a las otras dos que son las realmente amigas y se hace un poco antipática con sus maneras autoritarias y sentando cátedra (fue profesora de joven y eso marca jijiji), la verdad. Y Sirii me parece un cielo, la más equilibrada y mi preferida. Todas ellas se encuentran en perfecto estado de salud, físico y mental. Con achaques propios de la edad, por supuesto, pero ya quisiera yo llegar así a sus años. Gracias a ella vamos a conocer la situación de las personas mayores (de algunas) en Finlandia. Ese país que nos parece tan avanzado socialmente, tan aséptico, pero que, a la hora de la verdad, no sabe qué hacer con esas personas de edad avanzada. Así, se nos presenta una residencia en principio moderna y buena. Es de pago y supongo que costará cara pero allí los ancianos que se pueden valer por sí mismo viven en apartamentos. Luego tienen zonas comunes, como el comedor, pero en principio viven solos en apartamentos asistidos. La idea es buena pero no cómo se lleva a la práctica: cuidadores no profesionales (y en la mayor parte de los casos emigrantes que no conocen el finés por lo que de poca ayuda pueden ser), sin titulación, servicios adicionales excesivamente caros (y allí parece que todo es adicional), directoras que sólo se preocupan de los rendimientos y no de las personas (tremendas algunas escenas como que una encargada pase por encima de una de las abuelas que se ha desmayado y yace en el suelo…). Y la familia; esa familia a la que los ancianos adoran y que no se preocupa ni de visitarles por compromiso. Lo peor, la cantidad de pastillas con las que se atiborra a los ancianos. Algunas necesarias, por supuesto, pero otras que sólo sirven para “calmarles” y en realidad les atonta

Como veis, hay mucho de crítica social en esta novela y eso junto a lo entrañables que son las abuelas es el punto fuerte de la novela (y no un misterio casi inexistente –aunque realmente haberlo haylo y podría haberse potenciado bastante; no obstante, la autora ha elegido ir por otro camino)

La novela está imbuida de un cierto toque de humor; un humor irónico, negro e incisivo que, no obstante, lamento no haber pillado en la mayoría de las ocasiones. Me da que puede tratarse de un humor localista (probablemente, a un finés no le haría gracia un chiste de Lepe o uno de bilbaínos) y quizás es por eso que yo no lo he llegado a entender. Sí que se nota que la autora intenta tomarse algunas cosas a risa pero ya digo que yo no me he llegado a reír –ni a sonreír- en ninguna ocasión.

También destaca el tono con el que se acerca a cosas tan serias como la muerte (doren, dören, dören). Las abuelas la ven como algo cercano y posible pero no le tienen ningún miedo y cuando van al entierro de alguno de sus compañeros de residencia es casi como si fueran a una fiesta.

La autora utiliza un lenguaje sencillo y detallista. Se para bastante en algunas situaciones y describe con minuciosidad algunas escenas; no obstante, el ritmo se mantiene; no llega a ser acelerado pero sí que es una novela entretenida que se lee a gusto. Es cierto que nos lleva por las calles de Helsinki –con esos nombres impronunciables- pero son recorridos casi turísticos y, como no hace falta quedarse con esas palabrejas porque realmente no tienen ninguna importancia en el fondo de la historia, no me han supuesto mayor dificultad



Conclusión final

“Tres abuelas y un cocinero muerto” es una novela entretenida de lectura sencilla y relativamente ágil. No es la historia de misterio que aparenta por lo que es mejor adentrarse en ella con la mente abierta. Vamos a ver con qué nos sorprende la segunda entrega; en breve, reseña en el blog

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