Me fijé en esta novela cuando la vi entre las novedades de otoño de editorial Planeta. El título ya de por sí me llamaba la atención. Y la sinopsis no os digo nada. Daba la impresión de ser uno de esos thrillers que mantienen al lector en vilo. No paré hasta hacerme con él y leerlo. Y, adelanto, me ha gustado mucho.
Nino Treusch
Nino Treusch es un escritor y experto en Marketing. Su carrera la ha formado dentro del importante sector de las telecomunicaciones, especialmente dentro de una multinacional de la telefonía móvil, por lo que podemos deducir de dónde sacó tan genial idea. Cuesta creer que es la primera novela del autor. Ya tengo ganas de saber qué otra historia podría crear
Datos técnicos
Título: El conejo blanco
Autor: Nino Treusch
Editorial Planeta, Barcelona, 2010
Edición en tapa blanda con solapas
320 páginas
21,50 €
Argumento
Jan Tes es un ejecutivo milanés. En la treintena, casado con una hermosa mujer llamada Julia, dos adorables hijos…, la vida le sonríe. Pero el sector en el que trabaja atraviesa problemas económicos y Jan busca alternativas: es contratado por una empresa alemana, con sede en Munich, que fabrica teléfonos móviles. Jan se traslada a Munich residiendo, temporalmente hasta que su familia pueda irse a vivir allí, con su mejor amigo de la infancia y su mujer.
A los pocos días de trabajar en la empresa, oye una conversación que dispara sus alertas: alguien dice algo así como “ahora que todos van a morir”. No sabe en qué contexto se ha dicho la frase pero se queda con la mosca detrás de la oreja. Una semana después, tiene su primera misión: debe viajar a India para ayudar a desmantelar un centro de fabricación de móviles en la India. Allí ocurren cosas extrañas, uno de los ejecutivos de la fábrica parece saber algo turbio acerca de la empresa y Jan se ve metido en un buen lío cuando se hace con el ordenador del citado ejecutivo el cual, tras hablar con él, aparece muerto.
¿Qué ocurre con los móviles? ¿Qué sabe Jan que la empresa no quiere que sepa el resto del mundo? ¿Y los gobiernos? Jan decide que el mundo ha de conocer la verdad; pero ésta no es una empresa fácil…
Impresiones
“El conejo blanco” empieza fuerte. Muy muy fuerte: un hombre ha sido enterrado vivo. No sabemos quién es ni por qué está enterrado. Sólo sabemos que hay una pequeña cámara de aire. ¿Conseguirá salir de su involuntario entierro?
El primer capítulo, que consta de tan sólo cuatro páginas, es de infarto. Te deja con los ojos abiertos. Ya, quieras o no, la novela te ha enganchado irremediablemente; a partir de ahí no te queda más remedio que seguir leyendo.
En los siguientes capítulos baja un poco el ritmo, lo cual no es malo sino lógico; algo así no podía mantenerse indefinidamente. Tras ese primer capítulo, conoceremos a Jan. Nos retrotraemos al pasado y así sabremos quién es Jan y su familia, dónde viven, dónde trabajo, cómo es contratado para trabajar en su nueva empresa alemana, etc… Viviremos con él los primeros días de trabajo en una empresa en la que nadie parece hacerle el mínimo caso. Salvo para, de repente, sin aviso previo y sin explicación alguna, ordenarle diferentes misiones que el pobre casi ni sabe por dónde coger.
Con Jan vamos a viajar: de Alemania a la India y luego a China, la novela nos traslada a unos lugares que tienen su propia idiosincrasia a la hora de trabajar. Conoceremos a algunos trabajadores indios, a un curioso trío de policías chinos y a unos cuantos personajes más.
Lo bueno de la novela es que no tiene demasiados personajes por lo que cada uno tiene su lugar desde el principio y es fácilmente identificable. No es que estén muy perfilados y desarrollados, pero tampoco hace falta: lo importante no son los personajes (salvo Jan) sino la historia.
El estilo narrativo es muy ágil y rápido. Como cualquier thriller que se precie, la novela está dividida en capítulos cortos, de pocas páginas, y tiene mucho diálogo. La novela es de una lectura asombrosamente fácil; de esos libros que uno lee sin el menor esfuerzo: porque la lectura es fácil pero, sobre todo, porque es muy entretenido y el lector quiere seguir avanzando para descubrir qué es lo que pasa. El lenguaje es sencillo y tiene bastante diálogo lo que hace que se devoren rápidamente las páginas.
Lo más interesante del libro es, sin duda, el tema que plantea: ¿son peligrosos los móviles? Como los microondas, ocasionalmente saltan noticias acerca de si las mismas pudieran ser peligrosas para la salud humana. Pero siempre se nos dice que los estudios realizados descartan que las ondas que emiten sean peligrosas: no que no lo sean, en realidad, sino que no se ha podido comprobar que lo sean, que es algo muy diferente. Un uso ocasional del teléfono móvil quizás no tenga grandes consecuencias pero, ¿un uso intensivo? ¿Qué ocurriría si alguien usa de forma más o menos intensiva un teléfono móvil, digamos 3 o 4 horas al día? ¿Alguien ha estudiado los efectos del uso de los teléfonos móviles transcurrido un período largo de tiempo? Y, más importante aún, ¿a alguien le interesa estudiarlos? Lo que hace no demasiados años era un capricho sólo en manos de yuppies de éxito, ahora lo tiene todo el mundo. Y todos lo usamos. Casi no hay mayor desgracia que perder el móvil; u olvidárselo por la mañana en casa y tener que pasar todo el día sin él. ¿Cómo es posible que algo que hace unos años no existía se haya convertido en imprescindible para la mayoría de nosotros? En palabras del propio autor (pag. 186) “El mercado de la telefonía móvil genera hoy en día un volumen de negocio de aproximadamente un billón de euros al año” . “El poder de las telecomunicaciones está sólo por debajo del petróleo y el armamento”. Con los móviles ganan todos: los que los fabrican, los que los distribuyen, las operadoras, los que fabrican las pantallas, las fundas, los cargadores.. En el mundo trabajan centenares de miles de personas en este sector –y sigue subiendo- por lo que quizás no sea muy conveniente hacer estudios que pudieran derivarse en tener que prohibir el uso del teléfono móvil por ser potencialmente peligroso para la salud. A los Gobiernos tampoco les interesa: gracias al teléfono móvil, e incluso aún cuando éste esté apagado, toda persona es localizable; la mayoría de los crímenes se resuelven mediante la intervención de las comunicaciones.
Un tema, como veis, de lo más actual e interesante. Si leéis la novela casi que se quitan las ganas de seguir usando el teléfono móvil porque lo que plantea, sinceramente, no parece ciencia ficción… Las ondas electromagnéticas que generan estos aparatos, parece que penetran unos centímetros en nuestra cabeza, en la parte en la que lo apoyamos. ¿Podrán ocasionar algún tumor? Por si acaso, os aconsejo empezar a usar auriculares…
Toda esta parte –llamémosla técnica- está muy bien explicada, de tal forma que mentes profanas como la mía la podemos entender perfectamente. Y, además, de una forma que no altera el ritmo narrativo, encajando perfectamente en la historia y dotándola de aún mucho más interés.
Conclusión final
El autor Nino Treusch, trabaja en el sector de los teléfonos móviles. Esto da un poco que pensar, no creéis? Conocerá información privilegiada que el común de los mortales no conoce? Habrá querido a través de una novela, de un thriller, apercibir a los lectores de un uso indiscriminado del móvil? A mí me ha dado mucho que pensar…
Independientemente de esto, “El conejo blanco” es una novela hecha para el disfrute, para leer casi de una sentada, intentando respirar entre capítulo y capítulo. Una novela trepidante, que engancha desde el principio y que te mantiene en vilo.
Muy recomendable.
Si queréis saber más del tema, os recomiendo que leáis una entrevista que apareció en La Vanguardia y donde el autor explica mucho mejor que yo todo el tema del peligro del uso indiscriminado de los teléfonos móviles; os dejo el enlace
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