Os traigo hoy la reseña de un libro que he devorado. No me ha durado ni dos días. Ya os imagináis que su lectura me ha resultado la mar de entretenida y que la he disfrutado un montón
Éstas son mis impresiones
Laura Balagué
Laura Balagué (Barcelona, 1958) estudió Enfermería y desde 1982 reside en San Sebastián donde trabaja en un centro de salud
Ha publicado varios relatos (Sala de espera, Viaje a Suiza, Falsas apareiencias) y en el año 2000 obtuvo el segundo premio en el XI certamen de cuentos Atenea. Está casada y tiene dos hijos
Un jurado compuesto por Juan Bolea (escritor y coordinador del festival Aragón Negro), Paco Camarasa (librería Negra y Criminal y coordinador del festival BCNegra), Ángel de la Calle (coordinarod de la Semana Negra de Gijón), Juan Carlos Galindo (periodista de EL País) y Carmen Romero (editora de Ediciones B), decidió or unanimidad conceder a su novela Las pequeñas mentiras el Premio La Trama de novela negra en su primera edición
Datos técnicos
Título: “Las pequeñas mentiras”
Autora: Laura Balagué
Editorial: Ediciones B
Publicado por primera vez en febrero de 2015
Encuadernación: Tapa blanda con solapas
ISBN: 978-84-666-5625-2
Páginas: 280
PVP: 17,00 Euro
Argumento
Las pequeñas mentiras se inicia con el descubrimiento del cadáver de Cristina Sasiain, una mujer de la alta sociedad donostiarra, en el interior de su lujosa peletería. La inspectora de la Ertzaintza Carmen Arregui recibe el encargo de esclarecer la muerte, para lo cual tendrá que sumergirse en el complejo entramado de relaciones de la víctima mientras recorre un San Sebastián lluvioso e invernal en busca de pistas.
Entre pesquisas, interrogatorios y giros inesperados, Carmen seguirá librando su propia lucha cotidiana y descubrirá en los entresijos de la investigación un reflejo de sus propios conflictos y preocupaciones.
Una trama vibrante que refleja, con sensibilidad e ironía, las múltiples capas y las pequeñas mentiras que rodean nuestras vidas. Un gran debut literario que nos descubre a una brillante autora de novela negra.
Novela galardonada con el premio La Trama por unanimidad por un jurado compuesto por especialistas de gran prestigio en el género negro: Paco Camarasa (librería Negra y Criminal y coordinador de BCNegra), Juan Bolea (escritor, coordinador de Aragón Negro), Juan Carlos Galindo (periodista de El País) y Ángel de la Calle (director de la Semana Negra de Gijón).
Impresiones
En cuanto supe de la existencia de este libro lo apunté en mi lista de deseos. La razón es que, además de ser novela negra que me encanta, transcurre en mi ciudad y ése es siempre un plus interesante. No tardé en hacerme con él ni tampoco en empezar a leerlo. Y menos en terminarlo porque menos de cuarenta y ocho horas después de haberlo empezado, ya lo había terminado. Dice Juan Bolea (uno de los miembros del jurado del Premio La Trama que «No pude soltar esta novela ni un minuto, y durante mucho tiempo después de leerla no pude dejar de pensar en su historia.» Sin duda, estoy de acuerdo con él.
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Peine de los vientos |
Cristina Sasiain, una conocida peletera donostiarra aparece muerta, asesinada, en su peletería. Carmen Arregui, inspectora de la Ertzaintza será la encargada de dirigir el equipo investigador. Como en cualquier crimen, Carmen investigará el entorno de la víctima: su marido e hijos, su socia, los trabajadores de la peletería, otros peleteros, sus amistades…, en un paseo por la alta sociedad de San Sebastián.
“Las pequeñas mentiras” es un libro que me ha enganchado muchísimo. Además, su facilidad de lectura es asombrosa lo que hizo que sus menos de trescientas páginas volaran entre mis manos. No me duró ni cuarenta y ocho horas.
Uno de los grandes alicientes ha sido, en mi caso, su localización geográfica. Toda la historia transcurre en mi ciudad, San Sebastián. Acostumbrada a que mi ciudad no saliese en demasiados libros, es un placer ver cómo cada vez se está convirtiendo en más literaria. De hecho, son ya 3 los libros situados aquí que he leído este año. Y no de autores locales publicados por editoriales locales (uno siempre puede tender a pensar que puede haber cierto favoritismo hacia las historias de la tierra), sino por editoriales nacionales. Además, en los tres casos, han sido novelas negras (o policíacas, ya sabéis que suelo usar el término “negro” en sentido amplio para referirme a cualquier novela criminal. El auge de la novela negra en los últimos años ha dado lugar a la descentralización del crimen y eso es un acierto porque no sólo en las grandes ciudades se cometen asesinatos. En ciudades pequeñas y tranquilas, como la mía, perfectamente puede ocurrir un asesinato como el que “Las pequeñas mentiras” describe.
San Sebastián, Donostia, aparece muy bien descrita. Sin dedicarle muchas páginas a los escenarios, la autora sabe dar las dosis justas de notas localizadoras y descriptivas de tal manera que quien no conoce los escenarios puede hacerse una idea cabal de cómo son. Y quiénes los conocemos podemos darnos un paseo por las calles y los lugares donostiarras. Yo conozco todos los lugares reales que la autora describe, desde el Hospital, hasta la ertainetxea, la Plaza de Guipuzcoa (donde se sitúa la peletería de la víctima), la Plaza de la Constitución, sus calles… Me ha encantado verlas aquí reflejadas. La ciudad es una parte importante de la novela. Ya en la misma portada podemos ver una vista parcial de la playa de la Concha en la que una mujer, de espaldas, mira al mar. A mano derecha podemos ver el puerto, el monte Urgull y el barrio de pescadores y a mano izquierda un trozo de la isla. Y de fondo un cielo gris, plomizo, como es habitual encontrarse por aquí. Porque si Donosti es protagonista, la lluvia y el frío también lo va a ser, faltaría más. No tendría visos de realidad una novela que transcurra aquí en la que no lloviese (máxime si ha sido escrita en los últimos años en los que no ha parado de llover durante meses)
Aunque la autora no ha nacido en la ciudad, lleva viviendo aquí media vida y eso se nota. Conoce perfectamente la ciudad y a sus gentes. En este caso, se centra en la gente más pija. Porque a pijos poca gente gana a los pijos donostiarras jajaja (igual algún bilbaíno o madrileño, pero es discutible, habría que hacer una competición a ver jajaja). La gente y sus costumbres como el “txikiteo” (ir de bares, de pinchos o chiquitos), la famosísima fiesta de Santo Tomás con sus riquísimos bocadillos y talos de chistorra, etc…
Me ha gustado mucho la protagonista, Carmen, la inspectora de la ertzaintza encargada del caso. Y me ha gustado sobre todo por su normalidad. Carmen es una mujer normal. Madre, esposa, en los cuarenta y tantos, con una vida que aprecia y que no quiere perder. Por eso no va de héroe por la vida, no es la típica que cuando cree saber quién es el asesino se va a buscarle –por supuesto sola, sin avisar a nadie y sin llevar siquiera la pistola-, le desenmascara, el asesino lógicamente se enfada y el poli en cuestión se ve libre en el último momento por un milagro. No, Carmen no se mete en líos innecesarios lo cual no implica que no meta todas las horas del mundo y más allá investigando, pero sin riesgos.
La novela plantea el problema de la conciliación laboral. Ser madre trabajadora no es fácil y menos con un trabajo como éste en el que no hay horarios. Se salva un poco gracias a su marido que es un cielo y tiene horarios más fáciles. Pero hay cosas que es la mujer la que tiene que hacer –básicamente, organizar y decir a los demás lo que tiene que hacer cada uno- así que Carmen es capaz de estar con la mente puesta en la investigación pero al mismo tiempo acordarse de comprar regalos de Navidad, organizar la cena de Nochebuena, pasar la noche con su madre en el hospital… Carmen es una mujer de hoy en día, como tú y como yo, y eso es lo mejor que tiene: que parece real.
Por cierto, a quien lea la novela igual le choca que Carmen viaja mucho en autobús. Hay veces que van en coche policial pero yo diría que la mayor parte de las veces va en autobús, aunque sea por asuntos de trabajo. Y es que San Sebastián es una ciudad pequeña con un buen servicio de autobús (y no existe metro); aparcar en el centro es, además de caro, complicadísimo. Por lo que somos muchos los que hacemos uso, como Carmen, del autobús urbano que en unos diez minutos puede llevarnos de la comisaría donde trabaja Carmen a la plaza de Guipuzcoa donde apareció el cadáver de la víctima, por ejemplo
Como novela negra, “Las pequeñas mentiras” es bastante light por lo que puede gustar a todo tipo de lector, incluido el no aficionado al crimen. No nos vamos a encontrar vísceras, ni escenas sangrientas; hay un crimen, por supuesto y una investigación pero sin cargar las tintas. Como novela policíaca tiene un cierto regusto clásico. Carmen va a ir tirando del hilo interrogando a los conocidos de la víctima, buceando en su pasado, revisando sus papeles…; no es una de esas novelas que hagan un abuso de la tecnología criminal sino que, en realidad, una investigación similar podría haberse llevado a cabo también 50 años antes. A medida que vaya conociendo a la víctima, Carmen irá descubriendo cosas de ella aparentemente ocultas, esas pequeñas mentiras que todos tenemos (¿o no?). Y, por supuesto, como no podía ser de otra forma, la novela nos deparará sorpresas. Personalmente, no me imaginé el final hasta que ya todo se dirigía a él. Y me ha gustado que yo haya podido darme cuenta de las cosas, de cómo son, cómo pasaron y por qué, al mismo tiempo que la inspectora. La autora es honesta, no juega con el lector sino que le va ofreciendo los datos poco a poco, como a la policía. Así, podemos llegar a solucionar el caso al mismo tiempo que el equipo investigadora. Y a mí eso me gusta, que no se saque soluciones de la manga que, sí, te suelen dejar con la boca abierta pero siempre te quedas con la sensación de que no podrías haberte imaginado quién era el asesino en ningún caso.
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Plaza de Guipuzcoa |
En cuanto al estilo de la autora es muy natural, cuidado pero casi coloquial. La historia fluye sin artificios, a muy buen ritmo propiciado por la abundancia de diálogo. La facilidad de lectura es asombros y las páginas vuelan entre las manos.
La historia está narrada en tercera persona por un narrador omnisciente pero siempre desde el punto de vista de Carmen, la protagonista absoluta. Una protagonista que me gustaría volver a encontrar, ojalá ésta fuera la primera novela de una larga serie policíaca.
Conclusión final
Como habéis podido comprobar, he disfrutado muchísimo leyendo esta novela. Bueno, leer no es la palabra: devorando. Una novela la mar de entretenida, con una protagonista que me ha encantado por su realismo y normalidad; muy fácil de leer, honesta y con sorpresas. Os la recomiendo