Esta novela me llamó la atención desde que la vi en la lista de novedades de Martínez Roca. Me llamó la atención el curioso título y me gustó la portada. Cuando leí la sinopsis supe que tenía que leerla pues me pareció una de esas novelas que hablan de sentimientos que tanto me gustan. Debido a la larguísima lista de libros en espera que tengo se ha hecho de desear pero, por fin, la semana pasada le llegó el turno y la leí en apenas tres o cuatro días.
Elin Hilderbrand
Elin Hilderbrand vive en Nantucket con su marido y sus tres niños. Se crió en Collegeville, Pensilvania, y viajó por muchos lugares antes de establecerse en Nantucket, lugar en el que también se sitúan sus cinco novelas anteriores. Elin Hilderbrand es licenciada por la Universidad Johns Hopkins y por el taller de literatura de ficción de la Universidad de Iowa
Datos técnicos
Fecha de publicación: 25/10/2011
352 páginas
Precio: 19,95 euros
Idioma: Español
ISBN: 978-84-270-3804-2
Presentación: Rústica con solapas
Colección: MR Emociónate
Traductor: Victoria E. Gordo del Rey
Argumento
Marguerite es una mujer de unos sesenta años que vive prácticamente recluida en su casa de Nantucket. Hace catorce años su mejor amiga, Candace, murió en un desgraciado accidente de tráfico y desde entonces la pobre Marguerite no levanta cabeza. Cerró su afamado restaurante, Les Parapluies y se retiró del mundo; tan sólo la hora diaria que navega en internet le mantiene –más o menos- conectada a la realidad.
Un día recibe la inesperada llamada de Renata. Renata es una joven de diecinueve años, hija de Candace y ahijada de Marguerite. Le dice que está en Nantucket, en casa de su prometido y que quiere visitarle. Lógicamente, Renata querrá saber todo de su madre y eso hace que Marguerite rememore los últimos años. Mientras preparar una cena especial para su ahijda, Marguerite empieza a pensar en su vida: en cómo conoció a Porter en París, su amante durante años y hermano de Candace; en cómo éste le presentó a su hermana; en la preciosa historia de amistad que se entabló entre ambas mujeres…
Toda la novela va a transcurrir en un solo día. Un día que cambiará la vida de Marguerite y de Renata
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| Les parapluies de Renoir |
Impresiones
La tienda de los paraguas es, ante todo, una preciosa historia de amistad entre mujeres. Una historia de sentimientos para padalearla despacito, a sorbitos.
Todo ocurre en un día: el 19 de agosto de 2006 y unas pocas horas del siguiente. Por eso, la novela está dividida en diferentes capítulos, encabezados por una hora. Comienza a las 6:30 de ese día y termina a las 12:22 del día siguiente. A pesar de esa limitación temporal, vamos a conocer toda la vida de Marguerite ya que con sus recuerdos nos va a retrotraer a tiempos pasados.
Marguerite fue una gran chef. Una mujer con una fuerte personalidad, que se formó en fogones franceses y decidió poner en Nantucket un restaurante muy especial. Cada día había un único menú; los comensales no podían elegir entre varios platos sino que se veían obligados a comer lo que Marguerite hubiera dispuesto ofrecerles dicho día. Al principio esta forma de llevar un restaurante así como su limitado horario –que daba lugar a un solo turno de cenas- les chocó pero pronto se dieron cuenta de que, ofreciera lo que ofreciera, sus paladares siempre quedaban satisfechos.
Si puso ese restaurante y en ese lugar fue “por culpa” de Porter. Marguerite conoció a Porter en un museo de París y allí se enamoró perdidamente de él. Se hicieron amantes y amantes fueron durante años. Marguerite siempre se planteó algo más pero Porter no era de los que se casaban. Un día le dijo que había visto un local en Nantucket (una población costera turística) que sería ideal para poner un restaurante y así fue: Marguerite se enamoró del local, se trasladó a vivir allí e inauguró su restaurante, Les Parpluies. Porter pasaba en Nantucket todos los veranos y durante esa época ambos vivían juntos; el resto del tiempo, Porter hacía su vida en la ciudad, seguramente amando a otras mujeres.
Un día Porter entró en el restaurante acompañado de una bella mujer: resultó ser su hermana Candace. Entre Marguerite y Candace surgió una muy buena amistad que sólo se vio ligeramente enturbiada cuando Candace se enamoró y luego casó con Daniel Knox.
Cuando la pequeña Renata tenía cinco años, Candace murió y eso supuso un cambio total en la vida de los implicados. Marguerite se encierra en su casa tras pasar por un psiquiátrico, ya no tiene relación con Porter ni con Daniel, ya que sólo se escriben un christmas por Navidad. ¿Qué pasó el día del accidente de Candace? ¿por qué Daniel no ha querido saber nada más de ella y se niega a que Renata vaya a su casa para hablar con ella?
“La tienda de los paraguas” es una novela para leer despacio. No es apta para lecturas apresuradas ya que ella misma nos va pidiendo que nos paremos en sus páginas, que nos deleitemos con sus palabras. Aquí no valen las prisas. La novela transcurre de forma pausada y así ha de ser también la lectura. No es una novela page-turner, de ésas llenas de misterio que te enganchan como con pegamento; sin embargo, una vez que la empieces estás perdido porque querrás saber todo. Aunque hay un cierto misterio ya que desde el primer momento sabemos que el día de la muerte de Candace pasó algo que desmoronó las frágiles relaciones que se habían establecido entre Marguerite y Daniel no leemos por saberlo –aunque tengamos curiosidad, claro- sino porque la lectura del libro es un placer. Es un libro bonito, que cuenta una historia bonita, con palabras bonitas.
La novela está llena de sentimientos, de muy variado tipo. De amistad, de amor y de desamor, de corazones heridos, de resignación, de rechazo, de sentimientos de culpa… Es una novela que te hace sentir y mucho, no deja indiferente.
Uno de los puntos fuertes de la novela es el haber construido unos personajes inolvidables, especialmente Marguerite y Candace. Conocemos mejor a Marguerite porque la historia se nos cuenta desde su punto de vista pero no cabe pensar en Marguerite sin Candace porque, desde que se conocieron, una no es nada sin la otra, al menos Marguerite no es nada sin Candace. Candace se nos presenta como una de esas mujeres a las que todo el mundo quiere, hombres y mujeres por igual. Una mujer bellísima, no sólo físicamente sino también en su interior; una de esas personas que aglutinan a todo el mundo a su alrededor, sin pretenderlo ni buscarlo, tan sólo por ser cómo son. Por eso, cuando desaparecen, las personas que más relación han tenido con ellas, pierden completamente el norte y las relaciones que entre sí han formado se desmoronan al haber desaparecido la argamasa que las mantenía unidas.
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Marguerite es una mujer de fuerte carácter, especial, con ideas muy claras, quizás no muy convencionales. Se enamoró de jovencita de un hombre que también la quiere pero que no ve la vida como ella la ve y que, desde luego, no tiene entre sus planes casarse y formar una familia convencional. Una mujer con sus rarezas, con las que a veces estaremos de acuerdo y otras no pero a la que no podremos evitar coger cariño.
Renata, la hija de Candace es una joven de tan solo dieciniueve años que, en su primer curso en la universidad, conoce a Cade, un joven de buena familia con el que inmediatamente empieza a salir. A los ocho meses se comprometen y es por eso que se encuentra en Nantucket, el lugar donde nació y al que no había vuelto desde que murió su madre. Renata siempre ha querido saber más cosas de su madre, cosas que su padre no le ha contado y ve en la visita a sus futuros suegros la posibilidad de visitar a su madrina, Marguerite, ya que ésta fue la mejor amiga de su madre.
Es ésta una novela de mujeres, no en el sentido de que haya sido escrita para mujeres –pues entiendo que puede gustar a hombres y mujeres por igual- sino en el de que los personajes principales de la novela son femeninos. Marguerite y Renata, presentes, Candace, ausente y en el recuerdo, son los tres pilares sobre los que se asienta la novela.
Pero no puede hablarse de mujeres sin hablarse también de los hombres que la acompañan. Así que, junto a estas tres mujeres, tenemos también a un trío de hombres, muy interesante. Por un lado, y por lo que se refiere a Marguerite, tenemos a Porter, un profesor de universidad al que no sabemos si querer u odiar. Parece que quiere a Marguerite y tiene una relación con ella a través de los años pero sin llegar a comprometerse nunca del todo; una posición muy cómoda para él que nos da ganas de darle un meneo a Marguerite para hacerle espabilar. Porter es un poco granujilla, pero es de ésos granujas con encanto y no tiene intención de causar ningún daño así que, en el fondo, nos cae bien. Luego tenemos, por lo que a Candace se refiere, a Daniel Knox. No acabamos de entender el motivo de que, entre todos los hombres que la cortejan, Candace acabe eligiendo a Daniel, que no se nos presenta con ninguna particularidad destacable. De hecho, al principio, como que nos cae un poco mal porque se muestra celoso de la relación entre Marguerite y su pareja y va a intentar separarlas o, cuando menos, alejarlas un poco. Además, sabemos que es por su culpa por lo que Marguerite no ha podido ver a Renata desde que murió su madre, y eso no contribuye precisamente a que nos caiga mejor el pobre hombre. Únicamente señalar que, al final, se redime un poco ante nuestros ojos. Finalmente, tenemos a Cade, el prometido de Renata. Un chico un poco más anodino que los otros dos o, al menos desde mi punto de vista, menos interesante. Hijo de buena familia, ha estudiado en los mejores centros, viste camisas azules compradas en Londres…, un poco estereotipado, vaya. Pero es un buen chico, tiene buenos sentimientos y quiere a Renata así que definitivamente nos cae bien.
Son seis, por tanto, los personajes principales: tres mujeres, tres hombres. Los seis están muy bien desarrollados, con sus caracteres bien claros, de tal manera que nos da la impresión de conocerles bien. Sobre todo a los cuatro mayores a los que hemos visto (a través de los recuerdos de Marguerite) cómo han ido evolucionando a lo largo de los años.
La novela se desarrolla principalmente en Nantucket, una ciudad que no conozco pero de la que me he hecho una idea cabal a través de las bonitas descripciones que contiene la novela. Se nos presenta como un lugar bastante idílico, con sus casitas individuales, su costa, su club de playa… También tendremos otros escenarios menos frecuentados como Nueva York, Marruecos y, sobre todo, París, de gran influencia en la historia.
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| Nantucket |
Además del tema del amor y la amistad, de forma más sutil se introducen también otros elementos que me han gustado mucho y acaban por completar una novela de lo más apetitosa. En primer lugar, el tema de la comida. Marguerite es una gran chef y su amor por la cocina se nos transmite a lo largo de la novela. Desde los platos que cocinaba para los clientes de su restaurante hasta la cena que está preparando para su ahijada. Con qué mimo va a comprar los ingredientes de mejor calidad, lo bien que se planifica para tenerlo todo preparada, y la calidad de una comida cuya calidad parece traspasar las páginas del libro. En segundo lugar, el amor por la lectura. Marguerite tiene muy bien planificado su día a día. Y, aparte de una hora dedicada a navegar por internet, la mayor parte de su tiempo libre lo dedica a la lectura. Es una gran devoradora de libros y suele leer varios a la vez (como yo), aunque ella lo hace según el momento del día: por la mañana ficción contemporánea (aunque siempre de escritores mayores de cincuenta años porque entiende que los más jóvenes no le pueden contar nada que no sepa), por la tarde, biografías o libros históricos y por la noche clásicos. Esas referencias literarias no pueden menos que hacer aún más atractiva esta novela para los que, como a mí, nos encanta leer.
Conclusión final
No puedo sino recomendar la lectura de esta novela, tan bonita por fuera como por dentro. Una novela tierna, dulce, que es un canto a la Amistad con mayúsculas. Con unos personajes perfectamente trazados y una prosa bella y delicada, “La tienda de los paraguas” es una delicia de libro.
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