"La librería de los finales felices " - Katarina Bivald

Creo que este tipo de libros llaman irremediablemente la atención de los lectores habituales. ¿Alguno de vosotros puede resistirse a, como mínimo, coger el libro de la estantería y ver de qué va? Difícil no hacerlo me parece a mí con un título en el que aparece la palabra “librería” y una atractiva (para los lectores) portada, en la que podemos ver unas cuantas estanterías –probablemente pertenecientes a una biblioteca o bien a una librería- y una chica sentada en el suelo, con un libro en las manos y otros a su alrededor, enfrascada en la lectura. Este subgénero de los libros que tratan sobre libros (metaliteratura) es un gancho irresistible para los lectores empedernidos. Pocas cosas hay que nos gusten más que encontrarnos entre las páginas de un libro un protagonista con la misma pasión lectora que nosotros, ¿no os parece?

Así las cosas, entenderéis que cuando vi este libro como novedad de este invierno de la editorial Planeta, fuese directamente a mi lista de deseos. Sin tan siquiera leer la sinopsis.

Éstas son mis impresiones

Katarina Bivald

Katarina Bivald, nacida en Suecia en 1983, trabajó como librera durante años. La librería de los finales felices es su debut literario y será publicado en 15 países, entre ellos Reino Unido, Francia, Italia y Austria.

En la actualidad, Bivald comparte un piso a las afueras de Estocolmo con su hermana, repleto de estanterías cargadas de libros.

La autora se encuentra escribiendo su segunda novela que también se enmarca
en el género feel good. Todavía no ha decidido si le gustan más los libros o las personas.

Datos técnicos

Título: La librería de los finales felices
Autora: Katarina Bivald
Editorial: Planeta
Traductor: Pontus Sánchez

Edición: rústica, con solapas
ISBN: 978-84-08-13260-8
formato: tapa blanda con solapas
páginas: 464
Precio: 19,00 euros. También disponible en ebook al precio de 12,99 euros
Fecha de publicación:02/10/2014

Argumento

Todo comienza con la correspondencia entre dos mujeres a primera vista muy
distintas: Sara Lindqvist, una sueca de 28 años de edad y Amy Harris, de 65 y
residente en Broken Wheel, un pueblecito de Iowa (EEUU). Tras dos años
intercambiando cartas, libros y reflexiones sobre la literatura y la vida, Sara decide visitar a Amy. Sin embargo, cuando llega a su destino Amy ha muerto.

Sara se encuentra sola en una pequeña población aislada del mundo. Por suerte, gracias a las cartas de Amy, conoce bien a los excéntricos habitantes del pueblo, y éstos no tienen otra opción que cuidar de esta turista desconcertada. Sara decide quedarse, y por primera vez en su vida hace amigos de verdad. Juntos montarán una librería surtida con los numerosos libros que dejó Amy. Sara está convencida de que, en el fondo, todas las personas aman los libros, aunque no sean conscientes de ello; así, buscará libros especiales para cada uno de los habitantes de Broken Wheel, alterando poco a poco sus vidas. 

Obsesionada por sumar nuevos lectores, Sara creará un peculiar sistema de clasificación de libros bajo epígrafes con gancho como LIBROS PARA LOS DOMINGOS PEREZOSOS. Hay un libro para cada estado de ánimo, para cada personalidad.

El proyecto será un éxito a todos los niveles; por eso será tan duro aceptar que
Sara debe regresar a su país. Sin embargo, antes de que su visado expire, sus
nuevos amigos la sorprenderán con una propuesta tan loca como maravillosa:
casarse con Tom, uno de los jóvenes solteros del pueblo. Sortear al departamento de Inmigración estadounidense no será fácil, pero la tenacidad de la gente de Broken Wheel podrá con ello

Impresiones

“La librería de los finales felices” me llamó muchísimo la atención desde que la ví en el catálogo de novedades de la editorial Planeta. No me puedo resistir a títulos como éste y, además, los libros que he leído de temática similar, siempre me han gustado. Así que no dudé en hacerme con él y buscarle un hueco.

La librería de los finales felices nos cuenta la historia de Sara Lindqvist, una joven sueca, introvertida y tímida, que da la impresión de que sólo vive dentro de los libros que devora con fruición. Hace tiempo que mantiene correspondencia con una americana de Iowa, mayor, llamada Amy. Amy es también amante de la lectura y este interés común es lo que les ha unido. En las cartas que se van intercambiando, acompañadas normalmente de libros que se recomiendan la una a la otra, hablan sobre libros pero también sobre sus respectivas vidas. Especialmente Amy, que le cuenta detalles sobre ella y sobre los demás habitantes de Broken Wheel, el pequeño pueblo de Iowa donde vive, de tal manera que a Sara le da la impresión de conocerlos.

Cuando Amy le invita a pasar una temporada en su casa, como en esos momentos Sara se encuentra sin trabajo, no duda en aceptar su invitación y pedir un permiso de unos meses para trasladarse a Estados Unidos. Pero cuando llega se encuentra con la desagradable sorpresa de que Amy ha fallecido hace unos días. La gente del pueblo, que sabía de su llegada, la arropa y le hace sentirse pronto como uno de los suyos. Le llevan a la casa de Amy y allí pasará Sara los meses previstos. Para entretener su tiempo y hacer algo con la gran cantidad de libros que Amy tenía en su casa, Sara decide acondicionar un local que ésta poseía y “venderlos” allí. Eso a pesar de que los habitantes del pueblo no leen.

De forma increíble, Amy y Broken Wheels se van a hacer mucho bien mutuamente. Amy es una mujer bastante anodina. Broken Wheels es un pueblo igualmente anodino. Pero ambos consiguen que el otro despierte y que mejore su vida.

El punto de partida es bonito, sin duda. Una mujer y un pueblo que se ayudan mutuamente, una librería llena de libros de todo tipo, unos habitantes que arropan a una forastera como si de una de ellos se tratara… El desarrollo funciona pero me ha faltado “un algo más”, un toque especial, un poco de magia. No he podido evitar comparar este libro con “La librería de las nuevas oportunidades” de Anjeli Banerjee, que leí hace un tiempo y, desgraciadamente, éste gana le gana en encanto. La historia me pareció más especial, más enternecedora. No quiere decir que no me haya gustado “La librería de los finales felices”; al contrario, la he leído muy a gusto y la he disfrutado pero me ha faltado un toque especial para disfrutarla aún más, para hacerla inolvidable.

La novela está llena de personajes peculiares. Empezando por la propia protagonista, Sara, una mujer bastante anodina, con pocos encantos que, sin embargo, acaba cayéndote bien. Se la ve una mujer con poca iniciativa y, sin embargo, es capaz de cruzar el charco para pasar unos meses en casa de una mujer a la que sólo conoce por carta. No tiene muchas habilidades sociales y, no obstante, no sólo se hace un hueco en el pueblo sino que, en cierta forma, se convierte en su “alma mater”. Junto a ella, tenemos a Tom, el guapo del pueblo; George, el borracho, que se convertirá en chófer de Sara, Grace, Caroline…, y tantos otros. Los personajes están bastante bien desarrollados, tanto las dos protagonistas (Amy y Sara) como los personajes secundarios, cada uno con su propia peculiaridad.

También la ambientación es buena. La autora consigue hacernos creer que nos encontramos en un pueblo peculiar, con sus propias reglas sociales, donde todos se conocen y se ayudan los unos a los otros. También es cierto que me han chirriado algunas cosas. Por ejemplo, cuando los habitantes del pueblo traman cierta cosa para evitar que Sara se vaya, no entiendo cómo Tom se deja convencer para desempeñar su papel. Es cierto que el pueblo tiene su particular idiosincrasia y que las relaciones entre sus habitantes son la mar de especiales pero, aún así, aceptar lo que acepta, me parece un poco excesivo. Aún así, me ha gustado la idea de que cada habitante del pueblo ayude a los demás, que allí las puertas de las casas estén abiertas para todos, que uno hace lo que sabe y el otro le “paga” haciendo lo que a él se le da mejor… Es un ambiente muy alejado de la ajetreada e individualista vida que llevamos en las ciudades pero muy agradable, al menos como idea.

Lo mejor del libro, sin duda, es el amor que destila por los libros. En la novela se citan muchísimos autores y libros. Lo mejor es que son de todo tipo, estilo, género y época. Clásicos y modernos, novela y poesía…, de todo cabe en esta novela. Junto a Jane Austen, por ejemplo, campa a sus anchas Bridget Jones. Por eso, vamos a conocer gran parte de los libros que se mencionan, lo que siempre hace más ilusión.

La historia está narrada en tercera persona por un narrador omnisciente. La excepción viene de la mano de la transcripción de algunas de las cartas que se intercambiaron Sara y Amy. Éstas se intercalan entre los diferentes capítulos que conforman la narración y son fácilmente identificables por su formato típico de carta (encabezamiento con fecha, lugar, etc…) y por estar escritas en cursiva. Gracias a las cartas conoceremos mejor tanto a Sara como a los diversos habitantes de Broken Wheels porque Amy tenía la costumbre de hablar a Sara de ellos.

La narración de la autora es sencilla y de lectura fácil. Alterna narración y diálogo de forma equilibrada. El ritmo no es ni rápido ni lento, aunque hay algunos altibajos, con partes más interesantes que otras. La autora se para bastante en los detalles, contando historias paralelas y eso hace que pierda fuelle en ocasiones. Pero, en todo caso, la lectura me ha resultado amena y entretenida en todo momento. Si bien no me ha creado esa necesidad compulsiva de seguir leyendo, la he leído muy a gusto

Conclusión final

Aunque esperaba un poco más, “La librería de los finales felices” me ha gustado. Me ha parecido una novela entretenida, fácil de leer, sin grandes sorpresas pero que destila amor por los libros a raudales; ya sólo por eso y por las continuas referencias literarias que contiene, me ha merecido la pena leerla.

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