"El legado" - Kirsty Wark

Creo que fue en octubre del año pasado cuando me enteré de la existencia de esta novela. Una novela que tenía todos los ingredientes para gustarme pero a la que me resistí durante muchas semanas pues, dada mi eterna lista de pendientes, me daba palo ampliarla con un título más. Pero la resistencia fue en vano: al final fue ella la que venció y antes de que terminase el año me hice con ella (me alegra haber salido perdedora de tan cruenta batalla, por cierto)

Éstas son mis impresiones

Kirsty Wark

Kirsty Wark (Dumfries, Escocia, 1955) es una popular periodista y presentadora de diversos programas en la BBC, incluyendo Newsnight, The Review Show y documentales sobre arte.

Su familia está profundamente arraigada en la isla escocesa de Arran, escenario de su primera novela.

Datos técnicos

Título: “El legado”
Autora: Kirsty Wark
Traducción: María Porras Sánchez
Editorial: Alevosía
Edición: rústica con solapas
Año de edición
ISBN:978-84-15608-84-4
Páginas:360
Precio: 19,90 euros

Argumento

Elizabeth Pringle, nacida antes de la Primera Guerra Mundial, es una solitaria y melancólica figura muy familiar para los habitantes de la isla escocesa de Arran, aunque nadie la conozca realmente... Cuando Elizabeth muere lega su hermosísima casa de Holmlea a una completa desconocida, Anna Morrison, a quien observaba treinta años atrás cuando esta era una joven madre que paseaba a su hija Martha en su carrito de bebé. Pero una avanzada demencia impide a Anna llevar una vida normal y recordar nombres e historias del pasado, así que ahora le corresponde a Martha descubrir por qué su madre ha heredado la casa en tan extrañas circunstancias y, al hacerlo, quizá también consiga dejar atrás su propio pasado. Sin embargo primero tendrá que encontrar la respuesta a la siguiente pregunta: ¿quién era Elizabeth Pringle?

Para acercarse a la antigua propietaria de Holmlea, Martha, ayudada de Niall y Saul, únicos amigos de la anciana durante sus últimos años de vida, tendrá que ir atando cabos a través del contenido de la casa: cuadros, fotografías, objetos personales, y también de las memorias escritas por la difunta anciana y legadas a Saul, para poder finalmente sacar a la luz el pasado de esta misteriosa mujer.

Impresiones

Tras un título bonito pero que no dice gran cosa y llama a equívoco –más que nada porque hay más novelas con el mismo título (ahora se me ocurre la de Katherine Web, pero me suena que hay más), nos encontramos una novela muy bonita que os recomiendo desde ya.

Martha encuentra en casa de su madre una carta de un abogado en el que le comunican que Elisabeth Pringle le ha legado su casa en Holmlea, en la isla escocesa de Arran. Como no conoce a nadie que se llame así y su madre poco puede aclararle pues padece alzheimer, decide hablar con el abogado para ver qué es todo ese asunto.

El abogado le cuenta que cuando la madre de Martha, Anna Morrison, pasaba sus vacaciones en Homlea se enamoró de la preciosa casa de la señorita Pringle y le dijo que si algún día quería venderla, se acordase de ella. En aquel entonces Anna era una joven madre que paseaba por las calles del pueblo con un carrito en el que llevaba a su hija mayor, Martha, por entonces un bebé.

Cuando Elisabeth, anciana de noventa años, ve cercana su muerte, al no tener parientes cercanos se acuerda de Anna Morrison y decide legarle la casa.
Martha acude a Arran para ver la casa con la idea de venderla. Pero, como le pasó a su madre, se enamora de ella y decide acondicionarla y vivir allí. Con la idea de que, cuando esté todo preparado, contratar a una mujer y llevarse a su madre a vivir con ella.

Pero la figura de Elisabeth Pringle le suscita mucha curiosidad y, con la ayuda de Saul –un monje budista- y Niall –el jardinero del castillo- que eran amigos de la anciana, así como a través de los descubrimientos que va a hacer en la casa, irá descubriendo quién fue Elisabeth. Cada vez está más intrigada porque está claro que la anciana tenía algún secreto que, lógicamente, Martha se empeñará en descubrir.

La novela está narrada a dos tiempos. Me repito como el ajo pero lo vuelvo a decir otra vez: me encanta esta estructura en las novelas. Creo que el ver de primera mano, tanto lo que ocurre en el presente como lo que ocurrió en el pasado, enriquece muchísimo las historias y nos permite conectar mejor con ellas y con los personajes.

La novela alterna capítulos, uno dedicado al presente, otro al pasado. Los del presente vienen encabezados con el nombre de Martha, los del pasado de Elisabeth. Así nos es fácil situarnos desde un principio en qué parte de la historia estamos.

La parte del pasado transcurre desde la década de 1910 en adelante. A lo largo de los años iremos conociendo a Elisabeth; primero, cuando era niña y perdió a su padre en Francia, en la Primera Guerra Mundial. Veremos cómo fue su infancia, su adolescencia, y su primer amor, Robert. Luego seguiremos creciendo con ella, viendo qué pasó con Robert y cómo evolucionó posteriormente su vida.

Así, poco a poco, nos iremos enterando de su oscuro secreto. Un secreto que me gustó descubrir. Más o menos imaginaba de qué podía tratarse aunque no de que fuera exactamente así por lo que, cuando finalmente lo supe todo, no pude sino sorprenderme. Y emocionarme e incluso derramar dos lagrimillas.

La historia transcurre, casi en su totalidad, en la isla escocesa de Arrán. Una isla que no conocía pero que ahora conozco un poco más puesto que, si por algo destaca esta novela, es por la buena ambientación. La autora consigue 
trasladarnos a un pueblecito costero, encantador, con su castillo y sus casitas.

Los personajes están muy bien caracterizados. Tanto las dos protagonistas, Martha y Elisabeth como los que se sitúan en un lugar un poco más secundario: Saúl, Niall, Catriona, Caroline… Sus personalidades están bien descritas y dan la impresión de realidad y cercanía. A mi me han gustado ambas protagonistas. Más Elisabeth porque es la que ha tenido una vida más interesante y tiene más cosas que contar; Martha, a su lado, es un personaje más anodino. Entre los secundarios hay alguno curioso como el ejecutivo norteamericano reconvertido en monje budista (Saúl) y alguno bastante arquetípico como la egoísta y caprichosa hermana menor de Martha.

El punto de partida de la novela es un poco, digamos, ilógico. Se hace difícil pensar en una persona tan generosa que decida legar su casa a una perfecta desconocida de quien lo único que sabe es que hace treinta años paseaba a su bebé por el pueblo y le encantaba su casa. Pero, salvando esto, todo el resto de la historia sí que me ha parecido real y posible. Incluso el secreto, que no es de ésos que te dejan con la boca abierta por inesperados pero sí que sorprende favorablemente.

La autora utiliza un lenguaje sencillo y cuidado, cálido y evocador, de ésos que hacen sentir cómodo al lector mientras lee. Cuando es Elisabeth la protagonista, utiliza la primera persona mientras que cuando es Martha, será un narrador omnisciente quien nos relate los hechos. Dos estilos para dos épocas y dos personas distintas.

La prosa de la autora es calmada. Con más narración que diálogo, se para bastante en la descripción de lugares, personas y situaciones pero sin excederse con lo cual, si bien no es un libro de ritmo rápido, sí se lee de forma fluida y amena. La parte del pasado, narrada en primera persona como ya he comentado, toma la forma de diario; una especie de memorias que Elisabeth escribió, al final de su vida, para desahogarse. Tiene una pena, un secreto, y quiere que alguien lo descubra: los nuevos propietarios de su casa. En esta parte la autora juega con la tensión narrativa, pues deja caer pistas aquí y allá y, en ocasiones, corta el diario justo cuando parece que se va a descubrir algo importante. La parte del presente me ha parecido un poco más “movida”, menos reflexiva. En ella hay, lógicamente, más diálogo que en la anterior lo cual la aligera un poco. También pasan más cosas pues, aparte de intentar descubrir el secreto de Elisabeth Pringle, hay más historias que confluyen: la enfermedad de Anna Morrison, el inicio de una amistad, el inicio de un amor, las relaciones fraternales… Pero, en todo caso, ambas partes, si bien no son para devorar, son de esas historias que se leen a gusto y que consiguen intrigar y entretener al lector.

Conclusión final

“El legado” no es una novela original en cuanto a historia, trama, desarrollo o estilo, pero la cercanía de los personajes, la magnífica ambientación en la isla de Arran y la cálida prosa de la autora hacen que funcione y que te sientas muy a gusto leyéndola. Hasta llegar al final, sorprendente y bonito, probablemente lo mejor de toda la novela y, en todo caso, una bonita guinda final.

Recomendable, sin duda

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