A finales del año 2019 leí “El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes” y fue una lectura fantástica, una de las mejores del año. De hecho, es de esos (pocos) libros que, pasado el tiempo, aún siguen en mi memoria. De esos libros que te tocan y te duelen y eso es, precisamente, lo que los hace inolvidables. Por eso cogí la nueva novela de la autora con muchas ganas.
Éstas son mis impresiones
Ficha técnica
Editorial: Impedimenta
Páginas: 360
ISBN: 978-84-17553-92-0
Sinopsis
La anciana Tamara Pavlovna rescata a la pequeña Lastochka de un orfanato durante los años más grises del comunismo en Moldavia. Lo que en principio puede parecer un acto de piedad esconde una realidad terrorífica. A Lastochka la han comprado para trabajar como esclava recolectando, durante casi una década, botellas por las calles de la ciudad. Sobrevive en un ambiente marcado por la violencia y la miseria mientras rechaza las insinuaciones de unos hombres demasiado obstinados. «El jardín de vidrio» es un ejercicio de exorcismo doméstico. Una carta imaginada por una niña para unos padres desconocidos, en la que el dolor a causa del abandono, el desamor y la ausencia de ternura y emoción se muestra como una herida que quizá nunca llegue a cicatrizar del todo. La falta de piedad, la inmensa delicadeza estilística y la escritura caleidoscópica de Tatiana Tîbuleac hacen de esta novela una tragedia tan cruel y compasiva como reveladora de aquello que nos depara el destino y su belleza.
Impresiones
Lastoschka es una niña moldava a la que la anciana Tamara Pavlovna adopta Lastochka fue abandonada al nacer en un orfanato y las condiciones en el mismo, en pleno comunismo, eran terribles. Pero la vida que le espera con Tamara Pavlovna no es demasiado mejor. La anciana la ha adoptado, más que por una cuestión humanitaria, porque necesita ayuda. Así, desde niña, le enseña su “oficio”: la recogida de botellas usadas para limpiarlas y vendérselas a los borrachos.
La novela está escrita a modo de carta que Lastoschka dirige a sus inexistentes padres aunque la verdad es que más parece una especie de diario o unas memorias de una protagonista ya adulta. Debido a esta estructura, está escrita en primera persona y hay ocasiones en las que la protagonista se dirige directamente a quienes espera sean los receptores de sus cuitas: sus padres.
No es una novela de fácil lectura; al menos, hasta que le coges el truco. Está dividida en muchísimos capítulos de cortísima extensión: en concreto, son ciento sesenta y siete capítulos nada más y nada menos. La mayoría no tienen más de dos hojas, muchos de ellos tan sólo una. A través de ellos, la protagonista va desgranando sus recuerdos desde que Tamara Pavlovna la adoptó hasta que, más o menos, empezó a estudiar en la Universidad. Nos cuenta las cosas de manera un tanto errática: de forma lineal pero según se va acordando, acercándose y alejándose de lo que quiere decir y dando cosas por sobreentendidas. Al principio no entiendes demasiado, la verdad. Entre otras cosas porque, al menos yo, no conocía apenas nada de la situación de Moldavia, de Rumanía y de las repúblicas socialistas soviéticas que formaban parte de la extinta URSS. Y, sin duda, no tenía ni idea de los problemas con el idioma, el impuesto y el inventado. Cuando nació Lastoschka (y la autora), Moldavia pertenecía a la URSS y su identidad cultural y lingüística había sido absorbida por lo ruso. Por eso Tamara Pavlovna quiere que la niña hable en ruso (cada día le obligaba a aprender siete palabras en ruso y, si se equivocaba, le daba con el dedo en la frente). Por eso quería que fuese a la escuela rusa y no a la moldava. Por eso Lastoschka aprendió ruso y empezó a hacerlo todo en ruso, incluso soñar; y por eso, cuando la URSS se disgregó y los diferentes países fueron consiguiendo la independencia y recuperando su cultura anterior al comunismo, la niña se enfrentó a un idioma y a un país que ya no reconocía como suyos.
No nos habla la autora de la situación política del país, tampoco de la social. Al menos, no directamente. Como todo en esta novela, las cosas se van diciendo poco a poco, muchas veces de refilón. La autora y la protagonista en su nombre dicen tanto como callan y es poco a poco que el lector se va dando cuenta de la profundidad de la historia, de lo que está pasando en ese país, en esa ciudad de Chisinau, en ese patio de vecinos y en la casa donde vive Lastoschka.
La novela habla de miseria y de violencia. Eran otros tiempos y la vida resultaba muy dura. Y más para una niña huérfana que debía trabajar duramente y que mendigaba un poco de afecto. Nos habla de sus amigos y vecinos, los que vivían en las casas que van a dar al patio de vecinos donde hacían vida comunal. Unas vidas tan miserables como la suya propia, cada uno de ellos con su pesada mochila a cuesta. Tampoco la vida de sus compañeros de colegio es mejor: vivían en un mundo en el que los padres pegaban a sus hijos, en el que los profesores enseñaban con mano dura y nadie era capaz de hacer las cosas de otra forma. En ese mundo tan miserable, la protagonista crece con dos sueños: saber por qué sus padres la dejaron en el orfanato (pues, obviamente, no es lo mismo que haya sido el destino cruel quien le haya privado de unos padres que el hecho de que fueran ellos quienes decidieran abandonarla por no quererla lo suficiente) y el de ser médico. Lastoschka siempre ha querido ser médico y, afortunadamente, su madre adoptiva le apoyará en ello. De hecho, desde el principio de la novela sabemos que lo consiguió porque, como ya he dicho, la novela está contada desde el presente por una protagonista ya adulta y médico.
“El jardín de vidrio” es una novela muy diferente a “El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes” aunque hay dos cosas que las unen: el drama y la violencia. Y la forma tan bonita y personal que tiene Tatiana Tibuleac de contar las cosas. El libro está lleno de emociones pero, como el anterior, de forma contenida, sin buscar la lágrima fácil.
Conclusión final
“El jardín de vidrio” es una novela llena de sentimientos que nos habla de una infancia muy dura. Un libro que destila rabia, pena, desamor, culpa, resentimiento, violencia y drama. Un libro muy bonito cuya lectura os recomiendo.
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El comienzo sobre lo que nos cuentas de la historia de la protagonista me atrae, pero a medida que leía tu reseña mi interés disminuye. Besos.
ResponderEliminarBuenos días, Laky:
ResponderEliminarAunque no lo creas, teniendo en cuenta mi predilección por Impedimenta, aún no he leído a Tibuleac. Creo que necesito otro clima para poder disfrutar su obra. Esperaré a que las cosas mejoren para ponerme con ella.
Un abrazo y enhorabuena por tu reseña!!
Ya sabes que el de El verano... no me gustó (igual fue porque lo leí durante el confinamiento, no digo que no). Así que no creo que lea este libro. Besos!
ResponderEliminarEl escenario de está novela me resulta bastante desconocido pero eso no tiene que ser un punto negativo para anotar el título sino una ocasión de conocer una sociedad y un momento histórico muy lejano a lo que suelo frecuentar en mis lecturas. Me lo dejó anotado.
ResponderEliminarSaludos.
Cuando un autor nos conquista así es normal querer leer e indagar en más libros suyos y esta también parece una opción interesante aunque he de reconocer que ahora mismo busco libros menos profundos porque lo paso doblemente mal con este tipo de tramas últimamente =)
ResponderEliminarHola, aun no he leído nada de la autora, pero tengo apuntado tanto este como El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes, ahora solo me queda buscar el momento idóneo para su lectura. Besinos.
ResponderEliminarPor lo que dices no es una lectura fácil por lo menos hasta que le coges el tranquillo y en estos momentos yo estoy para pocas florituras, así que voy a dejarla pasar. Besos.
ResponderEliminarCreo que no me apetece ahora algo tan duro :/
ResponderEliminarMe encantan las novelas que no son de lectura fácil pero terminas encontrándoles ese punto que te hace decir: Wooooow 😁
ResponderEliminarNo sé si ahora será el momento pero desde luego la leeré tarde o temprano.
Besos 💋💋💋
La tengo más que anotada desde que se publicó y finalmente me la compraré para leerla sin prisas y sin presiones, porque veo que lo mismo con esa complejidad inicial que aludes me agobio.
ResponderEliminarBesos
No termina de tentarme en esta ocasión así que esta vez lo dejo pasar.
ResponderEliminarBesotes!!!
Ahora no estoy para lecturas de este tipo, pero igual dentro de un tiempo si la leo. Un beso
ResponderEliminar¡Hola! Qué bueno que te haya gustado. Por lo que veo ya tienes experiencia con la autora y ambos te han gustado, personalmente me gusta mucho los temas que trata y como los lleva en la historia. Lo tendré en cuenta. Besos 💛
ResponderEliminarVa a ser, si no mi próxima lectura, la siguiente, así que volveré cuando la haya leído.
ResponderEliminarBesos.
Sí que le gusta a esta autora darnos en el corazón. Me gustó mucho la anterior y creo que esta sigue ese camino. Yo tampoco sabía mucho de ese tema ruso y sus cosas políticas hasta hace poco pero me parece muy interesante aunque lo que me llama de verdad son las emociones.
ResponderEliminar¡Hola! De la autora he oído buenas cosas y la premisa y lo que nos cuentas me llama, así que no descarto animarme con ella.
ResponderEliminar¡Nos leemos!
Hola! No conocía la novela pero lo cierto es que tiene muy buena pinta y trata un tema importante e interesante. Muchas gracias por tu reseña.
ResponderEliminarUn saludo!
Los libros de esta editorial son una joya y este que tanto te ha gustado se viene conmigo. Besos
ResponderEliminarUff vengo de dos lecturas complicadas. Para lanzarme a esta tendría que dejar pasar un poco el tiempo, la verdad. Besos
ResponderEliminarPues anotado me lo llevo, creo que podría gustarme =)
ResponderEliminarBesotes
Llevo más de medio libre y su lectura no resulta nada fácil. No me engancha. Nada que ver con la preciosidad de su anterior novela. Una decepción .
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