“Para morir siempre hay tiempo” - Carmen Conde

Como buena aficionada a la novela negra, de intriga y de misterio, no me pude resistir a este título en cuanto lo vi en el catálogo de novedades de enero de Ediciones B. Ha sido la última novela en recibir el premio de Novela Negra la Trama, un premio bastante nuevo que pretende reconocer el trabajo de nuevos talentos. Ya había leído con anterioridad alguna novela premiada y me había gustado mucho.

Éstas son mis impresiones


Carmen Conde

Carmen Conde (Barcelona, 1965) estudió Magisterio y desde los veintitrés años ejerce como maestra de primaria en la escuela pública. Apasionada de su trabajo, lo es también de la lectura, desde que descubrió a Enid Blyton en su infancia. Agatha Christie, Edgar Allan Poe y Stephen King, entre otros, no han hecho más que consolidar esta pasión.

Hace más de diez años escribió un relato corto titulado Su última cena y quedó finalista en un concurso. A partir de entonces, no ha parado de escribir.

Su novela Para morir siempre hay tiempo ha sido galardonada con el Premio de Novela Negra La Trama, que busca descubrir nuevas voces para el género.



Datos técnicos

Título: “Para morir siempre hay tiempo”

Autora: Carmen Conde

Editorial: Ediciones B

Publicado por primera vez en enero de 2016

Encuadernación: Tapa blanda con solapas

ISBN: 978-84-666-5856-0

Páginas: 368

PVP: 18,00 Euros en papel



Argumento

Escritora frustrada, obsesiva y adicta a los medicamentos, Julia Irazu es una auténtica experta en complicarse la vida, pero esta vez los problemas vienen de fuera. De manera accidental se ve envuelta en una red de tráfico de arte, entre intereses millonarios y delincuentes sin escrúpulos, y conoce a Viktor Sokolov, un supuesto espía ruso junto al cual vivirá una aventura llena de peligros entre Bilbao, Palermo y San Petersburgo.

Paradójicamente, será entonces cuando Julia descubra un principio básico que desconocía. Y es que, para morir, siempre hay tiempo.

Dueña de una prosa adictiva y dotada de un fino sentido del humor, Carmen Conde irrumpe con fuerza en el actual panorama literario, dispuesta a robar muchas horas de sueño a los lectores con esta novela de espías que no se parece a ninguna otra.



Impresiones

Cuando Julia Irazu circula de noche por la carretera de Guetaria a Zarauz y se para para auxiliar a un hombre que tiene problemas, jamás hubiera podido imaginar que su altruista gesto iba a cambiar por completo su vida, incluso poniéndola en grave peligro

E

El ratón de Guetaria

l hombre auxiliado es Víktor Sokolov, un espía ruso relacionado con el robo de obras de arte. Una vez recuperado, Sokolov le roba el coche y ella tiene que ir andando a Zarauz. Pero al poco de empezar a andar, oye el ruido de una explosión y ve pasar corriendo su viejo coche. Al día siguiente se entera de que en el coche del ruso había un cadáver

Por circunstancias determinadas, ella misma se ve inmersa en todo el tinglado que se ha formado en torno a unas importantes obras de arte robadas a un afamado hombre de negocios de Guetaria y la única persona de la que parece puede recibir ayuda o algo así es de Sokolov.

El año pasado me llevé una muy agradable sorpresa con “Las pequeñas mentiras” de Laura Balagué, novela ganadora del Premio La Trama por lo que me quedé con la cantinela y, cuando vi la nueva novela ganadora y tenía tan buena pinta, no me resistí ni un poquito a hacerme con ella y leerla enseguida. Al final no ha resultado ser exactamente cómo había pensado pero, aún así, el resultado de la lectura ha sido satisfactorio.

La verdad es que esperaba una novela de intriga sin más. Con sus giros, sus sorpresas, sus cosas… Pero al principio me descolocó encontrarme una novela que, en cierta forma, me parecía casi una parodia de las típicas novelas negras y de espías. La autora le da un toque de humor, bastante irónico, a la trama y los personajes no es que sean estereotipados es que son exactamente lo contrario de lo que nos solemos encontrar en este tipo de historia. Cuando me di cuenta de que la novela iba a ser diferente, que no tenía nada que ver con la idea que yo me había hecho, dejé la mente en blanco y me dispuse a ver qué me tenía que contar Carmen Conde. Y, ya os digo, al final la novela me gustó.

A

Palermo

la protagonista, Julia, no hay por dónde cogerla a la pobre. Es redactora en una editorial de esas que publican entregas por fascículos y ahí está mientras pueda llevar a cabo el sueño de su vida: convertirse en escritora. De hecho, ya ha escrito alguna novela pero no es capaz de que se la publiquen: todas las editoriales se la rechazan una y otra vez. Julia es una adicta total a las pastillas. Se desayuna, come y cena con pastillas más todas las que toma entre medias; sin ellas se ve incapaz de sobrevivir. Es hipocondríaca y encima se regodea en ello, estando suscrita a todos los sitios de internet donde hablan de enfermedades, medicamentos… Entre su forma obsesiva de ser y la imaginación que tiene, no para de pensar en catástrofes naturales o artificiales que le pueden sobrevenir. Y, claro, verse metida de lleno en un asunto de espías y robo de obras de arte no es el mejor escenario posible para alguien así. No obstante, es interesante ver la evolución que experimenta Julia pues de ser de primeras una persona increíblemente borde y antipática, poco a poco (muy poco a poco) va abriéndose y asumiendo situaciones que jamás se hubiera planteado. Especialmente bonita es la relación que entabla con una niña rusa con síndrome de Down pues es probablemente la primera vez que abre su corazón. Todo esto tiene una explicación, claro está, y descubrir qué le ha podido pasar a Julia en el pasado es uno de los interrogantes de la historia

Viktor Sokolov sí es el típico ruso rubio y grandote pero no el típico espía ruso. Aunque no duda en cargarse a quien sea necesario, es un espía con sentimientos y adopta a Julia como si de un gatito se tratara, intentando salvarle la vida a pesar de que ella se lo pone sumamente difícil. También hay secretos que descubrir en torno a él aunque, en este caso, no son muy difíciles de adivinar.

J

Bozois (galgos rusos)

unto a estos dos protagonistas, tenemos una serie no muy larga de secundarios en la que aparecen hombres de negocios, ex mujeres vengativas, mafiosos del arte… Todos ellos llevados al extremo (ya os digo que me ha parecido una parodia tanto de las novelas o películas de espías como de los personajes que en éstas suelen aparecer)

La historia comienza en la carretera que va de Guetaria a Zarauz (Guipuzcoa) y luego se traslada a Palermo y a Rusia. No es que haya una profusa caracterización de los escenarios pero sí que se dan unas cuantas notas para que nos podamos hacer a la idea de dónde estamos; especialmente cuando la historia se traslada a Rusia que la autora hace aparecer como un lugar casi idílico

Los personajes van a vivir un montón de aventuras, muy peligrosas la mayoría de ellas. Robos, asesinatos, identidades falsas, mafias, personajes que no son lo que parecen y algún giro inesperado hacen que ésta sea una novela muy entretenida.

Con un lenguaje sencillo y directo, mucho diálogo y bastante ritmo, estamos ante una novela de lectura sencilla y amena. No puedo decir que sea un “page-turner” pero sí un libro que he leído a gusto. La nota de humor me ha resultado fresca y refrescante por mucho que en algunas ocasiones llegar a ser absurdo. 



Conclusión final

Para morir siempre hay tiempo ha resultado ser una novela amena y entretenida, fresca y divertida, con un toque de humor que casi la convierte en una parodia de las novelas de espías. Con unos personajes imposibles y algunas situaciones más imposibles aún, es una novela que se lee con gusto.

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