“Estricnina” - Mercedes Sáenz Blasco

Hace como tres o cuatro meses que en los blogs que leo habitualmente no han parado de publicarse reseñas de este libro. Y a cada reseña mis ganas de leerlo aumentaban hasta que me dije “de este mes no pasa”. Y no pasó

Éstas son mis impresiones


Mercedes Sáenz Blasco

Mercedes Sáenz Blasco (Logroño, 1969) es diplomada en Enfermería y trabaja en el Hospital de Mérida, ciudad en la que vive.

Ha ganado el IX Certamen de Relatos Carmen de Michelena y el segundo premio del IX Certamen de Relato Corto Encarna León, entre otros.

Estricnina, su primera novela publicada, ha sido finalista del XXXIV Premio de Novela Felipe Trigo.

Datos técnicos

Título: “Estricnina”

Autora: Mercedes Sáenz Blasco

Editorial: Émepe

Publicado por primera vez en el año 2015

Encuadernación: Tapa blanda con solapas

ISBN: 978-84-942795-8-4

Páginas: 339

PVP: 15,00 Euros en papel/ 1,19 euros la edición digital



Argumento

A los once años, Ignacio descubre que el cura al que ayuda como monaguillo asesinó a su madre. Tras vengarse de él decide conjurar los remordimientos que le corroen bajo una existencia anodina. Cuatro décadas más tarde, cuando cree haberlo conseguido, el azar le coloca de nuevo frente a los interrogantes que aquel día no quiso plantearse. Comienza así su ineludible viaje hacia un pasado sin cicatrizar, en el que nada ni nadie fueron lo que parece. ¿Acaso él tampoco?

Estricnina seduce desde el principio con un íncipit ejemplar que atrapa al lector entre sus redes. En su debut literario, Mercedes Sáenz maneja con soltura los hilos temporales de la trama y disemina las dosis justas de misterio, suspense e ironía a lo largo de una historia difícil de olvidar que nos hará reír, reflexionar y dudar de todo, e incluso de todos. Los personajes —redondos, cercanos y creíbles— y el estilo sencillo e impecable de esta escritora logroñesa nos ratifican que estamos ante una prometedora pluma en el género de la intriga.



Impresiones

Ignacio es un chiquillo de once años que en un barrio de esa España de los años setenta-ochenta hace lo que le corresponde: jugar e intentar divertirse lo máximo posible. Entre la calle dalante y la calle datrás, sus amigos y las visitas estivales de los franchutes con la bella Adeline a la cabeza pasa tranquilamente su vida. Ignacio vive con su padre y su tía, la hermana de su madre, pues ésta tristemente murió hace unos años. Además, ayuda al cura como monaguillo, tanto en la iglesia como en las visitas que éste hace a domicilio.

Pero un día, todo su mundo se vuelca patas arriba: por azar descubre que el cura al que ayuda asesinó a su madre y decide vengarse

Han pasado los años e Ignacio es un hombre hecho y derecho. En unas clases de francés en Mérida, donde actualmente vive, se reencuentra con Adeline. Al poco le llaman desde Logroño diciéndole que su tía está muy enferma. Él va y su pasado se reencuentra con él; el actual párroco le pide ayuda porque se está tramitando un expediente para la canonización de don Andrés

“Estricnina” empieza fuerte. Con una carta en la que se revela un secreto que deja al lector completamente enganchado. En esa carta conoceremos de la existencia de un cura asesino y de un niño, el protagonista, que al enterarse de que ese cura mató a su madre, decide vengarse. No puede haber mejor inicio para una novela pues, aunque parece que revela bastantes cosas, luego veremos que no, que sólo es la punta del iceberg. Y, en todo caso, el misterio está servido.

Tras ese inicio brutal, la novela comienza una etapa más calmada que primero nos dejará conocer al Ignacio hombre y, después, al Ignacio niño. Calma que, poco a poco, se va diluyendo para, a partir de más o menos la mitad del libro, ir aumentando paulatinamente el interés, la intriga, la tensión narrativa y, por supuesto, el enganche del lector. Me parece muy adecuada la técnica seguida por la autora: inicio brutal para que sepamos lo que nos espera pero luego época de relax para poder profundizar en los personajes y en las situaciones. Y es que, si bien en esta novela la intriga y el misterio son importantes, los personajes lo son de la misma manera.

La historia va transcurriendo en dos tramas paralelas referidas a dos momentos temporales: el presente con Ignacio hombre y el pasado cuando Ignacio era un niño de once años. La autora los va mezclando en la medida justa y adecuada para hacer que el lector cada vez tenga ganas de saber más. También para que no sea sólo Ignacio sino también el lector los que, de la mano, vayan a ir pudiendo descubrir cosas y anticipándose a algunos de los descubrimientos. Pero solo a algunos porque no os vayáis a pensar que la novela no depara sorpresas; sí que las depara y de las gordas.

Los personajes están muy bien caracterizados. Especialmente Ignacio, por supuesto. Y es que Ignacio no es sólo protagonista sino también narrador. Es él quien, en primera persona, nos va contando las investigaciones del presente y los hechos del pasado. Y al contarnos todas estas cosas se retrata él mismo como un niño travieso e inocente y un hombre encantador. Y es que, sí, quizás Ignacio haya hecho cosas que no están del todo bien pero eso no quita para que sea muy “achuchable” y que consiga poner al lector de su parte.

Junto a Ignacio tenemos a Adeline. De primeras, podría parecer un personaje un poco estereotipado, tan francesa ella, pero me ha hecho acordarme de una francesita que fue un par de veranos por el pequeño pueblo vallisoletano donde yo veraneaba y que, en cierta forma, también era así: tenía un “je ne sais quoi” que sólo las francesas tienen. A los chicos les volvía locos y a las chicas en cierta forma también: qué patosas nos sentíamos al lado de esa rubia tan exótica por aquellos parajes jejeje (no sé qué habrá sido de ella, por cierto, igual algún día me la encuentro dando clases de francés)

Yo me esperaba sólo una novela de intriga pero, además, me he encontrado con una novela costumbrista que no me ha sido difícil extrapolar a ese pueblo vallisoletano del que os hablo. Allí también había un cura y unas beatas, y muchas cotillas (bueno, las sigue habiendo, no os vayáis a perder que se han perdido las buenas costumbres). En aquella España los pueblos pequeños y los barrios de las ciudades eran microcosmos como el que muy acertadamente nos describe en su libro Mercedes Blasco. Toda esta parte me ha encantado

Tampoco me esperaba encontrarme con ese toque de humor que destila toda la novela. Lógicamente, no es un libro de humor, es un libro de misterio; pero la autora adereza la historia con unos toques irónicos y de humor fino que me han sacado más de una sonrisa y me han encantado. Lamentablemente, no he señalado párrafos concretos para copiarlos aquí y que os hagáis una idea pero hay uno del que me acuerdo más o menos (aunque los nombre me los invento, la esencia es la misma): viene a decir que el ADSL de entonces eran Angelita, Dolores, Soledad y Lucía, las integrantes del Club de la Rodilla que conseguían que, menos de un minuto después de haber ocurrido algo de interés, ya lo supiera todo el barrio. No me digáis que no es genial jajaja

La autora escribe con una prosa sencilla y cercana. Con algunas expresiones coloquiales, se mete bien en la mente del Ignacio adulto y del adulto niño. Alterna los dos hilos temporales con maestría, crea personajes cercanos y creíbles y mantiene constante el interés y la intriga hasta la sorpresa final



Conclusión final

Estaba convencía de que el libro me iba a gustar mucho y así ha sido. Su lectura ha sido tan ágil y amena que el libro ha volado entre mis manos y me ha dejado muy buen sabor de boca.
Para los interesados en los premios, deciros que “Estricnina” ha sido finalista del 34ª Premio Felipe Trigo

Habrá que seguir la pista a esta autora que con su opera prima ha conseguido un resultado tan fantástico

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ESTRICNINA