"Consummatum est" - César Pérez Gellida

“Dies irae” me dejó con la miel en los labios e impaciente por que llegase pronto marzo y, con él, la publicación de “Consummatum est”, tercer libro y cierre de la trilogía “Versos, canciones y trocitos de carne”, la trilogía con la que más he disfrutado en los últimos tiempos.
Por suerte, nada más publicarse el libro, lo tenía ya en mi poder y, además, firmado y dedicado por su autor (gracias César).

Estaba que me comía las uñas porque tenía dos libros con fecha de caducidad (vamos, que tenía que leerlos ya, sí o sí, porque tocaba publicar reseña en una fecha determinada) y el cuerpo me pedía ponerme ya con él. Pero tuvo que esperar una semana para ser devorado.

Mi reencuentro con Augusto Ledesma, no ha podido ser mejor. Ya os lo contaré con más detalle en el apartado Impresiones pero os adelanto que el cierre de esta fantástica trilogía es brillante.

Éstas son mis impresiones

César Pérez Gellida

Él mismo nos cuenta en su página web: http://perezgellida.es/memento-mori lo siguiente:

Nací en Valladolid en 1974.

Soy Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Valladolid y Master en Dirección Comercial y Marketing por la Cámara de Comercio de Valladolid. 

He desarrollado mi carrera profesional en distintos puestos de dirección comercial, marketing y comunicación en empresas vinculadas con el mundo de las Telecomunicaciones (Retecal), outsourcing (Grupo Norte) y la Industria Audiovisual (Canal Ocio Europa), hasta que en 2011, mi mujer y yo decidimos trasladarnos a Madrid con nuestro hijo para poder dedicarme en exclusiva a mi carrera de escritor.

En mayo de 2013 me otorgaron el Premio Racimo de oro de Literatura.

Ha escrito:

.- “Memento mori”

.- “Diesi rae”

.- “Consummatum est”

Datos técnicos

Título: “Consummatum est”
Autor: César Pérez Gellida
Editorial: Suma de letras. Colección Conspicua
Edición: tapa blanda con solapas
Publicado el 27 de marzo de 2013
Páginas: 677
ISBN 9788483656402
Precio: 19 euros la edición en papel / 8,99 el ebook

Argumento

Es muy difícil, cuando se trata de una serie, hablar de las diferentes entregas, sin mencionar aspectos de las anteriores. Por lo que, al hablar del argumento, me voy a limitar a copiar la sinopsis que ofrece la propia editorial y que se puede encontrar en la contraportada del libro.

La pequeña localidad islandesa de Grindavik amanece con todos los miembros de una familia bru¬talmente asesinados. En uno de los países del mundo con menor tasa de homicidios por habitante, el comisario de la Brigada de Homicidios de Reykjavik, Ólafur Olafsson, se enfrenta al caso más escabroso que ha visto justo en el ocaso de su carrera profesional. Pero muy pronto todas las pistas empiezan a apuntar hacia un sofisticado asesino en serie, Augusto Ledesma, que durante varios años ha ido componiendo una siniestra poética de versos regados de sangre a lo largo y ancho de Europa.

Ante tales evidencias, la INTERPOL decide poner al frente del caso al jefe de la Unidad de Búsqueda Internacional de Prófugos, Robert. J. Michelson, que se rodeará de un grupo especial integrado por algunos «viejos conocidos» del asesino.

En Consummatum est el lector asistirá al ansiado desenlace de una trilogía —Versos, Canciones y trocitos de carne— que ha robado el sueño a quienes leyeron Memento mori y continuaron recorriendo los laberintos de la mente criminal con Dies irae. El singular y novedoso estilo narrativo de Pérez Gellida promete no dejar a nadie indiferente en este magistral e imprevisible acto final.

Impresiones

Muchas series empiezan fuerte y van perdiendo fuelle a medida que pasan las entregas de tal manera que, al final, uno está deseando que acaben de una vez. Lo que es una lástima pues, muchas veces por aprovechar el éxito, los autores o las editoriales estiran y estiran historias que no dan más de sí. Y acabas con mal sabor de boca una serie que empezaste entusiasmada

Pues bien, eso no ocurre con la trilogía “Versos, canciones y trocitos de carne”. La historia no pierde fuelle, en absoluto; el autor no ha estirado la historia, para nada; la tercera parte no es peor que la primera o la segunda, yo diría que es, incluso, mejor.

Si quedasteis satisfechos con Memento mori y Dies irae, no dudéis que acabaréis encantadísimos con Consummatum est. Sólo tiene un pero: que la trilogía haya llegado al final. Aunque el autor comenta en una Nota final que, quizás, recupere alguno de los personajes de la trilogía para escribir otra u otras novelas paralelas, lo cierto es que la trilogía acaba con Consummatum est. Y es un final cerrado, como a mí me gusta, por mucho que me dé pena no volverme a encontrar con Sancho e, incluso, con Augusto Ledesma (que será todo lo asesino en serie que queráis pero, oye, cómo he disfrutado de mis encuentros con él!!!)

El Zero café (Valladolid)

 Consummatum est sigue la estela de las dos entregas anteriores, manteniendo los elementos que hacen de esta trilogía una de las mejores del género que haya leído nunca. Seguimos con un título en latín que ya nos indica lo que supone la novela: el final. Seguimos con “latinejos” desperdigados aquí y allá a lo largo del texto (con su correspondiente traducción a pie de página por si habéis olvidado lo que estudiamos en BUP o sois fruto de la ESO). Sigue siendo una novela con banda sonora (en las páginas 634 y 635 podéis leer los títulos de las canciones que amenizan la lectura). El asesino sigue dejando su huella bajo la forma de poemas (que podéis leer, todos juntitos, al final del libro). Sigue teniendo un ritmo imparable, casi diabólico. Sigue dando importancia crucial a los personajes. Sigue habiendo conversaciones interesantísimas… Y, después de un periplo por Europa que tuvo lugar en Dies irae y los primeros capítulos de esta misma novela, la acción vuelve al lugar en el que nació: a Valladolid

Los personajes me encantan. Todos y cada uno de ellos, incluso el malo, mi querídisimo y malvado don Augusto Ledesma que lleva de cabeza a las policías de medio mundo. Son personajes muy bien definidos, tanto los protagonistas como los que tienen un papel un poco más secundario. Y son personajes con mucha fuerza y mucho gancho para el lector. El policía, Sancho, ha evolucionado mucho. Le han pasado muchas cosas a lo largo de las dos entregas anteriores –y más que le van a pasar en ésta- y ha cambiado mucho; se ha obsesionado con Augusto y cogerle será la misión de su vida. A Augusto cada vez le vamos conociendo más. Al estar gran parte de la novela narrada en primera persona, por él mismo, desde su punto de vista, vamos a meternos un poco en su mente y a conocerle de verdad. También me han gustado la ispettora italiana de policía, el comisario islandés, incluso el estirado inglés, que van a formar el especial equipo encargado, con las técnicas más modernas, de intentar detener la carrera delictiva de Augusto.
He echado de menos las conversaciones que Sancho tenía en las anteriores entregas con uno de los personajes que no salen en ésta; no obstante, y por suerte, conversaciones interesantes las sigue habiendo (y no os digo entre quiénes para que lo descubráis vosotros)

En esta novela pueden diferenciarse dos partes. Una primera más movida en la que la acción se traslada de un país a otro y en la que César demuestra que sabe lo mismo situar la historia en las calles de su ciudad que en las de la ciudad más remota de Europa. Y otra parte un poco más calmada, donde hay una de las conversaciones que más me han gustado –una muy muy larga entre dos grandes cabezas pensantes-. Y no, no creáis que por ser un poco más calmada, la historia pierde brío, ritmo o fuerza. Para nada: el estress al que nos somete César es bestial de tal manera que no se puede decir que leas el libro, sino que lo devoras. No podía parar de leer aunque, reconozco, me daba mucha pena llegar al final porque no habrá una cuarta entrega; pero es que no podía, porque necesitaba saberlo todo y porque la novela no te deja opción. Fijaos que es un tocho importante, de casi setecientas páginas pero estoy convencida de que, de haber tenido un día totalmente libre, sin compromiso de ninguna clase, podría haberme leído el libro en ese solo día, de lo enganchada que estaba. Además, que es de esos libros que se leen sin ningún esfuerzo, que pasan las páginas y no te das cuenta y cuando llegas al final te preguntas ¿dónde se ha ido el libro que se ha terminado y no me he enterado?

Como en las anteriores ocasiones, la historia aparece narrada en tercera persona, por un narrador omnisciente, salvo cuando es Augusto quien la protagoniza, en cuyo caso nos la relata en primera persona por lo que no podemos evitar adentrarnos en la complejidad de su inteligentísima pero enferma mente.
La novela está dividida en un prólogo del gran Lorenzo Silva, tres hojas en las que se nos relacionan los personajes de la novela y 35 capítulos. Finalmente, tenemos la banda sonora y un poemario en el que se recogen todos los poemas escritos por Augusto en la trilogía y una nota final del autor

En fin, que me ha gustado no, lo siguiente: me ha encantado, me ha entusiasmado. Es difícil elegir entre los tres componentes de la trilogía pero yo diría que éste es el mejor. ¡Y mira que tiene mérito superarse a sí mismo cuando ya los dos anteriores eran de diez!

Conclusión final

Si no habéis leído esta trilogía, no sé a qué estáis esperando. Si habéis leído las anteriores entregas, la tercera no os defraudará; al contrario.

Versos, canciones y trocitos de carne es una de las mejores (si no la mejor) trilogía/serie de novela negra que he leído nunca. La he disfrutado de principio a final, no tiene desperdicio y la recomiendo encarecidamente.

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