"Ojos de hielo" - Carolina Solé

Me fijé en esta novela desde que la vi en el catálogo de novedades de la editorial Planeta. La verdad es que, de primeras, tenía todos los ingredientes para gustarme: una novela negra, española, situada en un lugar que podía llegar a ser claustrofóbico, historias familiares, secretos escondidos… Pero luego empezaron a salir reseñas que no la ponían demasiado bien y me enfrié un poco. Viendo que era un tocho de 700 páginas con letra tirando a pequeña, reconozco que me daba un poco de miedo ponerme con ella. Un día me enteré de que a través de Twitter que se estaba organizando una lectura simultánea de la novela. Nunca había participado en algo así pero pensé que, dado que me daba pereza leerla, mejor lo hacía acompañada, igual unos a otros nos animábamos. Me apunté y el día 2 de mayo, fecha prevista para el inicio, empecé a leerla.

Éstas son mis impresiones

Carolina Solé

Nació en Sabadell (1966), donde vive con su marido y sus dos hijos. Abandonó los estudios de económicas para montar su propio negocio, una empresa que dirigió durante veinte años en los que fue proveedora de grandes compañías multinacionales del sector textil. Desde siempre estuvo en su horizonte la idea de hacer un cambio profesional al llegar a los cuarenta. Y así lo hizo tras la muerte de su padre donde fue creciendo en el oficio de escritora en el que se estrena con Ojos de hielo.

Datos técnicos

Título: “Ojos de hielo”
Autor: Carolina Solé
Editorial: Planeta
Fecha de publicación: 20 de marzo de 2013
696 páginas
ISBN: 978-84-08-05921-9
Presentación: Rústica con solapas
Precio: 19,90 euros /ebook: 13,99 euros

Argumento

La acción se desarrolla en La Cerdanya. El cuerpo de Jaime Bernat aparece en una de sus eras. Jaime era el terrateniente más poderoso de la comarca y alguien lo ha asesinado. Las sospechas recaen inmediatamente en Dana Prats, la veterinaria del lugar y propietaria de unas tierras que los Bernat vienen ambicionando desde hace años. 
Kate Salas, amiga de Dana y nieta del antiguo comisario de policía del valle vuelve al valle para ayudar a su amiga. Salió de allí con la idea de no volver por lo mal que se lleva con su abuelo y ha conseguido hacerse un hueco como abogada, recientemente habiendo sido nombrada socia en el bufete de abogados en el que trabaja, uno de los más importantes de Barcelona. En la Cerdanya Kate se reencontrará con todos sus fantasmas del pasado y cada vez se verá más y más involucrada en los asuntos de Dana, de su familia y del valle entero; asuntos que hunden sus raíces en el pasado y que esconden oscuros secretos.


Impresiones

La lectura empezó bien. Antes que yo habían comenzado otras dos de las participantes y sus tuits no podían ser más entusiastas: ambas estaban enganchadísimas y no paraban de decir que les estaba encantando en libro. Así que lo empecé con ganas y lo cierto es que al principio me gustó mucho. El primer capítulo ya entra en materia pues en él nos encontramos ya al cadáver. También me gustó mucho la forma en la que la autora abordaba la novela, con ese cuervo picoteando al pobre muerto y esa prosa tan bonita y cuidada.

Los siguientes capítulos también fueron bastante interesantes, al mostrarnos a los policías que iban a encargarse del caso y a la abogada Kate Salas que también tendría un importante papel en su resolución. Igualmente me gustó mucho que nos introdujera en la vida en una comunidad tan cerrada como la del valle en la que transcurre la acción, con unos habitantes que tienen el poder económico y, por ello, rigen la vida y destino de todos los demás habitantes del año.

Luego, sin embargo, el tema cambia y la acción empieza a transcurrir más lentamente, mucho más lentamente. La autora da tanta o más importancia al tema personal que al criminal de tal manera que en algunos momentos parece como si el crimen no fuera más que una excusa para mostrarnos las relaciones de poder entre los miembros de unas cuantas familias que, por una u otra razón, siempre han estado presentes en la vida del valle.

Nos encontramos, así, con una novela negra muy atípica pues aparece mezclada con otros géneros como puede ser las sagas familiares o, incluso, la narrativa social pues, en definitiva, de lo que se trata es de reflejar la idiosincrasia de una determinad sociedad. A mí, personalmente, no me ha importado esa mezcla de género pues, si bien me encanta la novela negra pura y dura, también me gustan mucho las novelas familiares y las que reflejan los aspectos sociales de determinado lugar. Así que esa mezcla me ha resultado incluso atractiva.

Hay cosas que me han gustado mucho la novela. Especialmente, la prosa de la autora: muy cuidada y trabajada pero de fácil lectura. Carolina Solé maneja muy bien la caracterización de personajes hasta el punto de que nos muestra unos caracteres perfectamente dibujados, unas personalidades creíbles y con visos de realidad.

Los personajes principales –Kate, Dana, Jaime Bernat, Silva- están descritos a la perfección, con sus aspectos positivos y negativos, sus aristas y sus cosas buenas, transmitiendo una sensación de personajes vividos, reales.

También los que ocupan un papel más secundario aparecen bien descritos. En cuanto al tema de personajes, desde luego, un diez. Me ha gustado también que ninguno de ellos aparezca descrito como un héroe o un personaje perfecto pues, sobre todo los dos protagonistas Kate y Silva, desde mi punto de vista, tienen sus cosas buenas pero también sus cosas malas, que hacen que en determinados momentos te caigan bien y en otros no los puedas ni ver. Me gusta esa sensación.

También me ha gustado mucho la ambientación espacial. La acción se desarrolla en un valle catalán, la Cerdanya. No lo conozco ni sé cómo se vive allí pero sí conozco otros lugares similares y me da la impresión de que la autora ha sabido trasladar muy bien al papel la especial idiosincrasia que se vive en lugares como ésos, cerrados, anclados en sus costumbres, con centros claros de poder. La autora nos dibuja un escenario oscuro, en consonancia con los hechos que allí se producen.

Todo eso es lo que me ha gustado. Sin embargo, hay dos cosas que me han gustado menos (una de ellas, no me ha gustado nada en realidad).

En primer lugar el ritmo. En la novela no, pero en la publicidad que se le ha dado, se vende como una novela negra de ritmo trepidante y eso, lo mire por donde lo mire, yo no lo he encontrado. El ritmo de la novela es de lo más moderado, tirando a lento. La autora se recrea en las descripciones, tanto de los personajes, como de los lugares, como de las situaciones, dando todo lujo de detalles. Contando anécdotas e historias que enriquecen la novela pero le restan ritmo. Esta novela no tiene nada que ver con un thriller atrapante, de esos que se pegan a las manos. Es, por el contrario, una novela para leer con tiempo, despacio y con calma. Sus 700 páginas, con letra más bien pequeña y su ritmo pausado, requieren mucho tiempo. Al menos en mi caso; en ningún momento he sentido esa necesidad acuciante de leer que hace que cojas el libro aunque no tengas tiempo material para ello porque no puedes parar y necesitas devorar páginas para llegar a saber la resolución del caso. Eso no quiere decir que no lo haya leído a gusto o que haya pensado en abandonar la lectura porque no ha sido así. Si bien me gustan las novelas page-turner –y, tratándose de novela negra, las prefiero por lo general así- tampoco le hago ascos a lecturas más lentas y pausadas (siempre que merezcan la pena, obviamente). Por ejemplo, mi autor de novela negra preferido, Henning Mankell, escribe novelas de ritmo más bien pausado y, sin embargo, para mí es el mejor. Pero creo que es algo que debéis tener en cuenta si os decidís a leer esta novela: no tiene un ritmo trepidante, ni mucho menos. En realidad, un poco de tijera, no hubiese venido mal. Creo que 100 o 200 páginas menos, harían de esta novela una mucho más ágil y entretenida.

Pero lo del ritmo tampoco me ha importado demasiado, la verdad. Según estaba llegando al final, ya preparando la reseña en mi mente, pensaba que probablemente le iba a dar cuatro estrellas. Además, las últimas cien páginas aproximadamente, se ponen de lo más interesante. No obstante, ya veis que al final le he dado tres. Y es que hay algo que, lo mire por donde lo mire, no me ha gustado nada: el final. El fina es precipitado y lo resuelve todo en cuatro palabras. Y eso en una novela de 700 páginas, lo siento pero no me parece bien. Hay cosas que deja sin resolver pero son cosas personales, relativas a los personajes y, si bien no me convence, lo justifica el hecho de que vaya a haber una segunda parte. No tengo nada que decir respecto a eso. Pero el tema criminal, en una novela negra tiene que terminar cerrado y bien cerrado. Y en este caso, sí se resuelve el caso, en el sentido de que sabemos quién es el asesino y cuáles son sus motivos para asesinar, pero, tras una investigación en la que se la autora se ha parado en mil y un detalles, resuelve todo en prácticamente dos frases. Vendría a ser algo así como: “el asesino es Pepito de los Palotes, fueron los policías, lo detuvieron y a prisión”. Un final abrupto, precipitadísimo, sin casi explicación y que, sobre todo, no pega con la línea general que ha seguido toda la novela de pararse en el más mínimo detalle. Ese final ha hecho que le quite un punto a la novela y que me haya dejado un mal sabor de boca. Sinceramente, con unas cuantas páginas menos en el medio y unas cuantas frases más al final, la novela podría haber sido redonda, pues el estilo de la autora, los personajes, la escenificación y la propia trama me parecen muy buenos, pero el final lo estropea todo desde mi humilde punto de vista. Una verdadera lástima.

Conclusión final

En definitiva, la novela está bien planteada, tiene una trama interesante, unos personajes muy bien definidos y una ambientación magnífica pero también tiene un ritmo lento y un final precipitado. Me ha gustado pero no tanto como el planteamiento inicial hacía de prever.

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