"Silencio" - Gauke Andriesse

No me gusta nada hacer reseñas negativas. Por varias razones. Primera, porque no me motiva nada escribir sobre algo que no me ha gustado; siempre es más satisfactorio escribir sobre algo que me ha gustado y que estoy deseando compartir con los demás. Segunda, porque las reseñas negativas son peligrosas: pueden conseguir que haya gente que, tras leerlas, decidan prescindir el libro en cuestión y no es eso lo que yo pretendo: que a mí no me haya gustado un libro no significa que éste no sea bueno ni que no pueda haber gente que disfrute un montón con su lectura; mi reseña es mi opinión y , como opinión, es completamente subjetiva. Tercero, porque respeto mucho la labor del escritor y considero que tiene mucho mérito llegar a escribir un libro.

Sin embargo, hay ocasiones, como ésta, en la que tengo que escribir una reseña negativa y es que el libro que hoy os traigo no me ha gustado: no me ha transmitido, no me ha entretenido…, en definitiva, me ha dejado fría y, seguramente, dentro de dos meses no recordaré ni de qué iba. Pero, antes de que lo descartéis definitivamente, recordad que es tan sólo una opinión personal por lo que seguramente habrá gente a la que le haya encantado…

Se trata de “Silencio” de Gauke Andriesse

Gauke Andriesse

Escritor holandés, Gauke Andriesse es un experto en el mundo del arte, aunque su profesión es la de economista. Es una persona muy comprometida socialmente, que ha trabajado durante diez años en la cordillera andina de Ecuador en proyectos de desarrollo y que, en la actualidad, viaja regularmente a África para colaborar con instituciones que conceden microcréditos. Su compromiso social queda reflejado en sus novelas, donde no tiene dudas en criticar los aspectos de la sociedad en la que vivimos que más le molestan.

Ha publicado dos novelas:

.- “Las pinturas desaparecidas” sobre el expolio nazi del arte europeo durante la II Guerra Mundial (tema que también toca en “Silencio”, aunque en este caso de refilón)

.- “Silencio”.

Datos técnicos

Editada por Alianza editorial, edición de gran tamaño, tapa blanda con solapas.

La primera edición es de septiembre de 2011-11-23

ISBN: 9788420653280

Tiene 368 páginas

Cuesta 18 euros

Argumento

El detective Jager Havix es contratado por una amiga de una amiga suya para encontrar a Nadie Husak, una joven eslovaca que había llegado hacía poco a Holanda en busca de una vida mejor pero que había desaparecido. Enseguida sospechan que ha sido captada por una red de prostitución y que ejerce sus labores en el barrio rojo de Amsterdam. Aunque el trabajo de Jager suele estar centrado en las investigaciones en torno al mundo del arte y suele ser contratado por compañías de seguro, no puede decir que no y pronto se ve implicado, incluso personalmente.

Al mismo tiempo, como detective experto en arte, colabora con la agente de policía Luz Daalhoff quien investiga la muerte de un vagabundo entre cuyas pertenencias se encontró un óleo del famoso pintor Edgar Fernhout.

                                                                                                                                             

Impresiones

Como ya os he adelantado, la novela no me ha gustado. Si bien el argumento pintaba bien pues las dos subtramas (prostitución y trata de blancas por una parte, arte por otra) me parecían atractivas, al final ninguna de las dos ha conseguido engancharme; ni tan siquiera interesarme.

Ya por de pronto, no me ha convencido que se mezclaran las dos tramas, que no tienen absolutamente nada que ver (salvo la implicación como investigador en ambas de Jager). Cada una de ellas podría haberse tratado en una novela distinta. La mezcla de historias en una misma novela es algo que puede salir muy bien o muy mal; es una táctica en cierta forma peligrosa. En este caso, sale mal y es que, en mi opinión, ninguna de las dos historias ha llegado a desarrollarse con totalidad. Cada una de ellas podía haber dado mucho juego y haber hecho llenar páginas y páginas. No obstante, en apenas 350 páginas de letra grande y espaciada (es un libro bastante corto), se resuelven dos historias en principio complejas; ya casi ese hecho denota que a ninguna de ellas se le han exprimido todas sus posibilidades. Cuando se mezclan varias historias en una novela, se corre el peligro de que al lector le interese más una de ellas y que se le haga pesada la lectura cuando se trata la otra; con ésta no hay ese peligro: ninguna de ellas me ha gustado así que me daba igual de cuál estuviese hablando, ambas me han parecido igualmente aburridas. Quizás un poco más interesante el tema de la prostitución porque, aunque poco, hay algo más de ritmo, pero no demasiado.

Y me da mucha pena, la verdad. Creo que es bueno que en la literatura se toquen temas tan comprometidos como la trata de blancas, las chiquillas traídas de países del este mediante engaños para ejercer la prostitución. Aunque sea a través de novelas, está bien dar un toque de atención sobre un tema tan desgraciado que somete a una cruel esclavitud a miles de mujeres en Europa. Aunque es un tema bastante tocado novelísticamente hablando, no está de mal este tipo de novelas en plan recordatorio. En este sentido, me ha gustado cómo el autor nos desvela los “secretos” del barrio rojo de Amsterdam, la famosa calle donde prostitutas se muestran legalmente a los turistas. Legal, sí, pero no todo es tan bonito como parece: tras estas fachadas impolutas se nos muestran historias descarnadas y, aunque sin profundizar, el autor nos habla de ellas. Positivo, por tanto, este aspecto de crítica social.

Barrio rojo de Amsterdam

Pero, como digo, en mi opinión, y literariamente hablando, insuficiente para dotar a la novela de interés. En mi humilde opinión, a la historia le falta un poco de calidez, de pasión: historias como esta que en la novela se narra deberían poner al lector los pelos de punta, debería hacerle sufrir, incluso hacerle daño. Pero el estilo del autor es frío, un poco impersonal; al menos, a mí no ha conseguido transmitirme nada, me ha dejado completamente fría.

Respecto a la segunda de las historias, en principio resultaba también interesante la investigación de las obras de un famoso pintor (famoso para ellos supongo, yo no la había oído nombrar) retrotrayéndose a los años de la Segunda Guerra Mundial. Yo pensaba que iba a asistir a una historia de nazis, guerras, secretos y misterios varios…, pero tampoco, se queda un poco en la superficie y la investigación se me ha hecho tediosa.

Óleo de Edgar Fernhout

Con deciros que “he leído en oblicuo” muchas de las páginas. Esto es, leyendo palabras aquí y allá, saltándome párrafos enteros que no aportaban nada… Es algo que no hago apenas nunca pero quería terminar el libro –por pura cabezonería, no por interés- y ésa ha sido la única forma que he encontrado de hacerlo.

Respecto a los personajes, tampoco he sabido conectar con el protagonista principal (ni con los secundarios en realidad). No me ha caído ni bien ni mal, simplemente me ha resultado indiferente. Además, su personalidad no está bien desarrollada, no he llegado a conocerlo.

En cuanto al ritmo, se supone que este tipo de novelas han de enganchar y mantener al lector pegado al libro pero, como os he comentado, el estilo narrativo frío y la falta de interés de las historias, ha hecho que no me enganchase en ningún momento.

Finalmente, señalar que es muy previsible y no me he encontrado con ninguna sorpresa.

Una lástima la lectura de este libro, que ha supuesto un borrón en un año en que la mayoría de libros me han encantado. Para mí, una pérdida de tiempo.

Para no variar (ya les vale), parece que este libro forma parte de una serie y sería la segunda entrega. Es totalmente independiente, así que, si aún os quedan ganas, podéis leerlo sin problemas aún sin haber leído el anterior.

Pues nada, lo dicho, en esta ocasión no puedo recomendar la lectura de esta novela. Me da pena pero es así, no me ha gustado nada…

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