“Lo que nos queda de la muerte" - Jordi Ledesma

Hoy os traigo la reseña de una novela negra que me ha dejado impactada por la fuerza narrativa de su autor, un escritor de cuya anterior novela, “El diablo en cada esquina” había oído hablar muy bien. Se trata de “Lo que nos queda de la muerte”. Y el escritor es Jordi Ledesma

Éstas son mis impresiones


Jordi Ledesma

Jordi Ledesma (Tarragona, 1979) es autor de Narcolepsia (Alrevés, 2012), finalista del Memorial Silverio Cañada de la XXV Semana Negra de Gijón y publicada en México con el título de Narcosis (Ediciones B, 2014), y de El diablo en cada esquina (Alrevés, 2015), texto seleccionado para los premios literarios del Congreso Negro de Cine y Novela de la Universidad de Salamanca. Ha participado, con el cuento «El eco inexistente», en la antología Diez Negritos (Alrevés, 2015).

Datos técnicos

Título: “Lo que nos queda de la muerte"

Autor: Jordi Ledesma

Editorial: Alrevés

Publicado por primera vez en noviembre de 2016

Encuadernación: Tapa blanda con solapas

ISBN: 978-84-16328-78-9

Páginas: 188

PVP: 16,00 Euros en papel



Argumento

A principios de los noventa, la muerte de un joven altera la rutina y la convivencia entre los vecinos de una población de la costa mediterránea que ha vivido una enorme transformación urbanística y sobre todo demográfica en los últimos cuarenta años. Este inesperado suceso despierta unas sospechas que luego se convierten en conjeturas, pero las respuestas no siempre son sencillas, y menos en pueblos donde a fin de cuentas todo el mundo se conoce, por lo que el vértigo y la confusión convierte a sus protagonistas en extraños de sí mismos. Jordi Ledesma, a través de un narrador en primera persona omnisciente, construye un texto de impacto y realista que recrea un período reciente de nuestra historia y nos relata magistralmente cómo el pueblo y sus habitantes se han transformado y esconden en muchas ocasiones un lado más oscuro. Con un estilo muy cuidado y un amplio abanico de personajes, el autor proyecta y reflexiona más allá de las conductas humanas para zambullirse en los sentimientos, el egoísmo y las discordias de una sociedad dividida donde no es lo mismo vivir en la primera línea de mar que en la segunda.



Impresiones

Nos situamos en los años 90 en una localidad de la costa catalana. Una localidad que se está haciendo un nombre en el turismo nacional, que en los meses de verano se llena con gentes venidas de otros lugares. Allí convivirán los de siempre, los del pueblo, con esos –normalmente ricachones- que vienen de otras zonas en un equilibrio no siempre fácil. Un lugar en el que, eran los noventa, circula la droga y hay quien ve en ella una forma de negocio.

La muerte de un joven da lugar a una investigación que llevará a cabo el comandante, el marido de la mujer más despampanante del lugar. Y se descubrirán cosas, quizás no las que se buscaba descubrir…

No es ésta una novela negra convencional. Hay una muerte pero casi que es lo de menos porque aunque se acabará descubriendo al o a los asesinos, no hay una investigación propiamente dicha, con interrogatorios, autopsias, pruebas científicas, escuchas… Y eso que hay policías. Y crímenes, muchos crímenes. Pero quizás de otro tipo de los esperados. El autor, más que la investigación policial en sí, potencia la descripción de una sociedad que fue la nuestra hace unos veinte años. Unos años de expansión y crecimiento económico, de corrupción, de gente con dinero, de gente sin dinero, de droga, de ciudades costeras turísticas… Una población en la que cabe todo el mundo: desde el típico marinero, hasta los niños del pueblo que vagan de punta a punta jugando y, a veces, viendo cosas que no deberían ver. En la que hay gente que ha venido de fuera y se ha instalado allí, aunque nunca será propiamente de allí. Y en la que hay gente que viene de fuera estacionalmente, a veranear. Y se mezcla de aquella manera con los de allí. Y hay una mujer especialmente bella, casada con el mando superior de la guardia civil: un matrimonio que nadie entiende, mujer bella y joven, marido feo, mayor y chusquero. Pero, aunque parece mentira, se aman. Y, sin embargo, cuando una mujer es tan deseada por todos los hombres, cualquier cosa puede pasar… Y pasa, claro que pasa: pasan muchas cosas en esta novela, a la manera de subtramas infinitas que nos mostrarán a los diferentes personajes y la forma en la que de alguna manera llegan a mezclarse.

Todo esto, y permitidme que sea un tanto ambigua en esta reseña, convierten a “Lo que nos queda de la muerte” en una novela diferente, original. Negra por el ambiente de fatalidad y de violencia que todo lo cubre. Aunque ha habido un asesinato casi es lo de menos; lo de más es que todo lo que el autor va describiendo nos hace pensar que la cosa va a acabar muy mal. ¿En qué sentido? Imposible vislumbrarlo; ni idea de por donde van a ir los tiros y, por ello, cuando el final llega, el batacazo es tremendo.

Será “alguien”, hasta el final no sabemos quién (pero, realmente, no importa demasiado), quien nos contará lo que pasó en aquella época. Lo vivió, en primera persona, fue testigo ocular de los hechos. Y nos contará, por supuesto, su percepción: lo que vio y lo que entendió o quiso entender. Se supone que nos cuenta desde el momento actual lo que presenció en aquella época, hace unos veinte años quizás, cuando era niño o joven, quién sabe. Lo cuenta a la manera de los recuerdos: saltando de una escena a otra, de un recuerdo a otro, según se le van ocurriendo las cosas, mezclando personajes e historias, dando lugar a diferentes subtramas dentro de la trama general que es lo que pasó en aquel momento y en aquel lugar. Y lo hace con una prosa dura y sin concesiones. Como son las cosas, sin adornarlas, haciendo gala de un lenguaje descarnado, no exento de exabruptos si la ocasión lo requiere. No maquilla las cosas ni las dulcifica, las cuenta cómo las vio o cómo otras personas que las vieron le han contado. Lo hace de una manera más o menos pausada; no estamos ante una novela policíaca como os he dicho antes, tampoco ante un thriller; es una novela que se acerca casi más a la narrativa pero que al mismo tiempo es novela negra; y muy negra. No es una novela convencional y, en este sentido, podríamos considerar una apuesta arriesgada la del autor. Pero, si os gustan las novelas que se alejan de lo trillado, ésta os encantará.

Es una novela coral por la que pululan unos cuantos personajes sin tener un protagonista claro. Pensaréis que lo será el narrador, que al mismo tiempo fue testigo de los hechos; pero no. Tan protagonista es el guardia civil, como la bella, los niños que juegan y lo ven todo, el pijo, las zaragozanas, los que trapichean con droga… Son personajes que reflejan diferentes arquetipos o roles que se dieron en aquella época: los catalanes pobres, los catalanes ricos, los catalanes de toda la vida, los que vinieron de fuera y se quedaron a vivir, los que sólo vienen en verano, los pijos, los delincuentes... Con apenas unas notas, el autor consigue esbozar unos personajes que tienen personalidad, más que por el papel que tienen en la novela, porque son reconocibles en tantos otros personajes reales.

La prosa de Jordi Ledesma tiene mucha fuerza, mucha garra. Sin apenas decir nada, consigue transmitirnos casi desde la primera palabra una sensación de fatalidad y de angustia que nos va a acompañar hasta el final del libro. Sin sangre, sin persecuciones alocadas, sin vísceras, sin asesinos en serie, no sé cómo lo hace pero, sin que realmente ocurra nada “grave”, nos hace estar pendientes de lo que va a pasar; porque sí, porque todo esto no puede acabar bien y a pesar de que no ocurra gran cosa y que la muerte sea anecdótica, sabemos que algo malo va a ocurrir. Pero nada me preparó para lo que realmente ocurrió y que me hizo terminar la novela pensando “¡Dios mío!”



Conclusión final

Me ha sorprendido lo bien que escribe “Lo que nos queda de la muerte” , la fuerza de sus palabras, y la fantástica novela que ha escrito. Si os gustan las novelas que se salen de los cánones del género novela negra, no dudéis en darle a ésta una oportunidad

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