“La novela de Rebeca” - Mikel Alvira

Supe de la publicación de este libro, unas semanas antes del día previsto para ello. Desde la editorial me la recomendaron fervientemente y no necesité mucho más para convencerme. Recomendación, autor español, thriller y esa sinopsis… Me conquistó totalmente. Además, como varias personas teníamos el libro, decidimos leerlo juntas, con lo que así disfrutamos mucho más de la experiencia

Éstas son mis impresiones pero os adelanto que el libro ha cumplido todas mis expectativas y algunas más.

Mikel Alvira

Mikel Alvira, inquieto creador multidisciplinar, alterna la producción literaria con las manifestaciones plásticas y la redacción de guiones.

Ha publicado varios ensayos, poemarios y novelas, entre estas últimas el best seller El silencio de las hayas.

“Soy escritor y todo cuanto hago tiene que ver con lo que escribo. Si tuviera que resumir mi perfil, diría que no sé no escribir.”

Datos técnicos

Título: “La novela de Rebeca”
Autor: Mikel Alvira
Editorial: Ediciones B
Edición: rústica con solapas
Publicado en julio de 2015
Páginas: 272
ISBN: 978-84-666-5716-7
Precio: 17 euros edición en papel

Argumento

Solo un escritor tramposo puede escribir la novela perfecta.
Simón Lugar es un autor de éxito que, encerrado en su apartamento de la costa vasca, lucha por dar forma a su primera novela negra. Melancólico y misántropo, se siente presionado por su agente literaria y sus cientos de miles de lectores. Buscando la inspiración en un largo paseo por la playa, conoce a M., una joven enigmática que influirá en él de un modo inesperado al tiempo que una serie de sangrientos asesinatos van conformando la trama del libro dentro de su cabeza.

Impresiones

Simón Lugar es un escritor de éxito. En la cincuentena, soltero, sin amigos, casi sin conocidos, vive en un apartamento en la costa vasca. Maniático como pocos, ordenado hasta la exageración, lleva unos horarios férreos de trabajo y sólo se permite unos paseos por la playa que se encuentra al lado de su casa. En uno de ellos conoce a Eme y, poco a poco, comenzará a hablar con ella.

La última novela de Simón fue un gran éxito de crítica y público. Vendió tantos ejemplares que le permitió dedicarse de lleno a la escritura. Pero ha cambiado de género pues se encuentra escribiendo una novela negra. En ella, una mujer llamada Rebeca comete una serie de salvajes asesinatos. No obstante, sufre del bloqueo típico del escritor y la presión de su agente para que entregue YA la novela, no ayuda precisamente.

Y es que, además, el nombre de la protagonista de su novela, le trae constantemente al recuerdo una mujer, Luz, y una niña, Rebeca. Así, retrotrayéndose al pasado, sabremos quiénes son esas dos mujeres y qué pasa con ellas, pues algo pasa, seguro.

Esta novela es metaliteratura pura y dura. En ella tenemos un escritor que está escribiendo una novela. Pero no conoceremos sólo el proceso creativo sino también la novela en sí pues, mediante extractos sacados de su texto, nos podemos ir haciendo una idea de la historia que cuenta. Para rizar más el rizo, la protagonista de la novela que está escribiendo Simon quiere, también, escribir una novela. ¿A qué os recuerda esto? A mi a una matrioska, a una de esas muñequitas rusas de tan alegres colores que en su interior esconden otra muñeca más pequeña, y luego otra, y otra…

A lo largo del texto se van alternando partes dedicadas a la historia principal, la de Simón (la parte más extensa) y otras parte dedicadas a la novela protagonizada por Rebeca. Curiosamente, los extractos de la novela vienen precedidos por pequeños artículos dedicados a la decoración de alto standing, pues Rebeca trabaja para una revista de decoración. Por su parte, en la historia principal hay dos líneas: el presente que vive Simón mientras escribe su novela y otros momentos en los que se retrotrae el pasado y nos habla de Luz y de Rebeca. ¿Mucho lío? Pues al principio un poco, no os lo voy a negar. Durante las primeras páginas no sabes muy bien qué tipo de historia estás leyendo. Y cuando ya te sitúas, empiezas a vislumbrarlo pero, no obstante, durante toda la lectura tuve la sensación de que no tenía ni idea de adónde quería llevarme el autor. “Déjate llevar” me dijo él mismo cuando comenté esto en Twitter. Y me dejé. Y el lugar donde me llevó… sólo puedo decir ¡guau!

Iba leyendo el libro y me iba haciendo una idea de por dónde iban a ir los tiros de la novela negra que Simón estaba escribiendo (al fin y al cabo, soy experta en este género jajaja). Pues no, Mikel Alvira que ha demostrado que no soy más que una triste aficionada porque el desarrollo de la novela que estaba escribiendo Simón sí que, más o menos, lo imaginé. Pero de lo de Simón no di ni una. Mira que ya iba avisada por los comentarios en Twitter que el final era apoteósico. Pero no pude ni imaginarme cuál podía ser. Y, cuando llegué a la última página (porque, sí, es la última página, apenas unas líneas, las de todo el meollo), me quedé ojiplática, a cuadros, casi temblando. ¡¡¡¿Cómo podía ser?!!!! Un final buenísimo. Esas pocas líneas del final son las que han hecho al libro merecedor de la nota máxima. Sólo por leer esas líneas, merece la pena leer el libro. Estoy segura de que nadie podría imaginar el final y de que todos los que lo lean se quedaran como yo: alucinados y entusiasmados. Es un final buenísimo, redondo, espectacular.

Pero bueno, el resto está también a la altura, no os vayáis a creer. Es una novela que al principio requiere una lectura un poco atenta por las dos historias que entremezcla y los viajes al pasado y a Argentina, pero que tampoco reviste una especial dificultad. Una vez que te haces con el ritmo y la estructura original del libro, éste te enreda de mala manera y no puedes evitar seguir leyendo. Siempre con esa sensación de no saber muy bien dónde vas y dónde quieren llevarte. Y eso, precisamente, es lo que te hace querer seguir.

La parte creativa, la forma en la que Simón trabaja en su libro, me ha gustado un montón, pues contiene reflexiones muy interesantes. Os dejo algunas que me han llamado especialmente la atención

“Escribir es un proceso mucho más complejo que el de teclear. Si consistiera exclusivamente en teclear, cualquier escritor medianamente organizado y algo de disciplina haría una novela de alrededor de trescientas páginas en un plazo de tiempo de entre diez y quince días. Sin embargo, nadie lo concibe así. 
Borrar, corregir, releer, documentarse, pensar…, todo eso también es escribir. Sobre todo, pensar. Pensar en la historia que se quiere contar, pero, al unísono, pensar cómo se quiere contar.
Transitar las trincheras, tomar decisiones. ¿Primera persona o narrador omnisciente? Si se cuenta en primera persona, la historia es más directa, más comprometida. Pero, a la vez, se pierde la magia del narrador que todo lo conoce, hasta los recovecos neuronales de sus personajes. Es fascinante meterse en la mente de un ser humano, aunque no sea real”.

“La poesía es una amante entregada. Nos domina, nos seduce, nos atiende, nos consuela. Nos hace el amor como nadie, nos cobija en sus brazos desnudos y siente el roce de nuestra piel hasta hacernos alcanzar el éxtasis. Acaricia nuestras sienes, hunde nuestro rostro en sus pechos y nos eleva estrofa a estrofa hasta el delirio creativo.”

“Un escritor juega a ser Dios cuando diseña un personaje”. Le otorga el don de la vida, que por el hecho de ser literaria no deja de ser menos vida. Pensemos, sin ir más lejos, que un personaje es capaz de sobrevivir a su creador y cortejar a la eternidad con más armas de seducción, incluso, que aquél”.

Ya veis qué frases tan bonitas. Y con ellas os podéis también hacer una idea del estilo del autor. Mikel Alvira escribe realmente bonito. “La novela de Rebeca” no es sólo buena por la historia –historias- que cuenta y por ese apoteósico final, sino también por la original estructura que tiene y por la preciosa forma en la que está escrita.

Lo voy a dejar aquí. No quiero hablaros mucho de esta novela porque creo que es mejor empezarla sin saber apenas nada de ella y dejaros sorprender como me dejé sorprender yo.

Conclusión final

Sin duda, he disfrutado muchísimo leyendo “La novela de Rebeca”. Una novela con una estructura original, con un personaje en principio antipático pero que llega y que nos hace partícipes de unas fascinantes reflexiones sobre el arte de escribir. Y con un final que os reto a intentar imaginar.

Muy, muy, muy recomendable.

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