Carlos María Domínguez
No sólo es lo primero que leo de él, sino que jamás había oído hablar de él así que poco puedo deciros de él salvo lo que viene en la propia novela.. Es argentino pero reside en Uruguay. Ahí radica mi ignorancia porque autores sudamericanos sólo conozco a los más famosos...
Es novelista, crítico literario y periodista y ha publicado las novelas:
.- "Pozo de Vargas"
.- "Bicicletas negras"
.- "Las muescas en mi carabina"
.- "La casa de papel" (premio Loliita Rubial)
Argumento
El protagonista es un profesor de Lengua Hispánica que está sustituyendo a la anterior titular del departamento, una tal Bluma Lennon quien (y copio el primer párrafo de la novela) "en la primavera de 1998, Bluma Lennon compró en una librería del Soho un viejo ejemplar de los Poemas de Emily Dickinson, y al llegar al segundo poema, sobre la primera bocacalle, la atropelló un automóvil" Un día recibe en el despacho que antes fue de Bluma un paquete en el que viene un viejo ejemplar de "La línea de sombra" de Joseph Conrad. Es un libro usado y con una costra de cemento en la portada. El protagonista se da cuenta de que es un libro que perteneció a Bluma y que ésta había prestado a un tal Brauer de Montevideo al que había conocido en un simposio. Dado que Bluma había muerto, no considera adecuado quedarse con el ejemplar y decide entregárselo en mano al tal Brauer ya que en verano va a ir de vacaciones a la ciudad. Una vez allí empieza a buscar a Brauer, casi desaparecido y que ha enloquecido, quizás por los libros...
Impresiones
En cuanto al estilo, es una novela de lectura fácil pero no facilona. Su lectura no tiene ninguna complicación pero requiere de cierta atención para no perderse detalle. Creo que es el típico libro para releer y que posiblemente ganará con cada relectura. Está escrito por un escritor sudamericano y eso se nota, por el lenguaje y el estilo de las frases. Digamos que hay expresiones que se hacen un poco raras y palabras que aquí no usamos pero cuyo significado se puede averigüar por el contexto. Es una novela hecha para los amantes de la lectura y de los libros. No es un libro que recomendaría a cualquiera, ya que a la mayoría, a los que no leen habitualmente o sólo leen un par de libros al año, les parecía seguramente aburridísimo. Es un libro para quienes, como el escritor y los protagonistas, compartimos su amor por los libros. Yo ya lo he comentado alguna vez : me encantan los libros que van sobre escritores o sobre libros y éste es uno de ellos.
Yo me he visto reflejada en muchas de las reflexiones que al hilo de la historia hace el autor.
Cosas como éstas:
.- "Nadie quiere extraviar un libro. Preferimos perder un anillo, un reloj, el paraguas, que el libro cuyas páginas ya no leeremos pero conservan, en la sonoridad de su título, una antigua y tal vez perdida emoción" A mí me pasa exactamente eso.
.- Los lectores espiamos la biblioteca de los amigos, aunque sólo sea para distraernos. A veces para descubrir un libro que quisiéramos leer y no tenemos, otras por saber qué ha comido el animal que tenemos enfrente. Dejamos a un colega sentado en la sala y de regreso lo hallamos invariablemente de pie, husmeando nuestros libros" Me considero una persona discreta y jamás abriría la puerta de un armario o un cajón de una casa que no sea mía para ver lo que hay dentro pero, ciertamente, si en la casa a la que voy hay libros, no os quepa duda de qué voy a mirarlos atentamente...
.- "...un lector es un viajero por un paisaje que ha sido hecho"
.- El autor habla de cómo colocar los libros en una librería particular. Yo los coloco por tamaños y colores: en unas baldas los de tapa dura, en otros los de bolsillo. Hay gente que los coloca por orden alfabético... Uno de los protagonistas de la novela los coloca por afinidades ideológicas. Por ejemplo, "...una tarde me explicó el trabajo que le llevaba no juntar sobre un estante dos autores peleados. No se atrevía a colocar un libro de Borges al lado de uno de García Lorca, por ejemplo... Tampoco una obra de Shakespeare junto a otra de Marlow, dadas las insidiosas acusaciones de plagio entre los autores.... Tampoco, desde luego, un libro de Martin Amis y otro de Julian Barnes, o ubicar a Vargas Llosa junto a García Márquez".
En fin, ya veis de qué va la novela. Le doy una puntuación media y es que la novela es demasiado corta para mi gusto. La he leído a gusto y me alegro de haberlo hecho, pero sé que no es una novela que voy a recordar transcurrido un año por ejemplo. Lo mejor que tiene son las reflexiones que hace sobre libros y el amor hacia éstos que destila. Pero la historia en sí, el argumento, no es para echar cohetes. Por eso digo que la recomiendo sólo a los amantes de los libros, a los demás temo que les decepcionaría.
El ejemplar que yo he leído ha sido editado por Mondador con el número 241 en septiembre de 2004 (escrito en el 2002).
Su ISBN es el 84-397-1057-7.
Es una impresión mía, pero temo que quizás no sea fácil de encontrar salvo en bibliotecas (espero equivocarme). Está dedicado al gran Joseph (Conrad, evidentemente)
Saludos a todos y felices lecturas.
Pues es una candidata a entrar en mi plan infinito puesto que solo puedo leer ahora novelas cortas... la buscaré a ver
ResponderEliminarVoy a intentar hacerme con él. Al igual que a ti me encantan los libros sobre literatura... Si lo consigo ya te cuento, sí?
ResponderEliminarUn beso,
Pues tiene buena pinta no?...quien tuviera todo el tiempo del mundo para leer, verdad?...a mi me tienen algo copadas las niñas, y de noche me duermo, no soy capaz de leer más de tres o cuatro páginas la mayoría de las noches!
ResponderEliminaryo creo que este de momento lo dejo pasar, ya que todo no se puede y el tiempo es oro..jejejeje
ResponderEliminarUn besazo
p.d. por cierto, ¿qué tal estás?
Lo buscaré en la biblioteca, ya que me considera amante de los libros. :)
ResponderEliminarNo me disgusta que miren mis libros si alguien viene a mi casa, de echo me agrada.Yo también cotilleo los libros de una estantería cuando voy a una casa (tampoco resgistro los cajones XDD). De hecho si alguien lee a mi lado en el metro, bus, sala de espera o lo que sea, no puedo evitar intentar averiguar que libro está leyendo y si está forrado y no se ve la portada husmeo desde cierta distancia la página que esté leyendo para ver si averiguo que libro es.
En cuanto a la colocación de mi biblioteca en estos momentos está en pleno caos. Antes tenía tapa dura en el salón, bolsillo en la biblio. Ahora los estoy recolocando por autores, después de pillarme un cabreo por no encontrar un libro de Ellis que buscaba. Encontré todos, menos el que buscaba (cada uno en una estantería diferente) y al final tuve que pedirle a mi marido que me ayudara a encontrarlo mirando uno por uno hasta que apareció, así que a partir de ahora todos los libros de un mismo autor juntos.
Anatema: yo también hago lo que sea para averigüar qué está leyendo la gente en el bus! Los libros de la sala los tengo ordenados por colores (para que haga bonito, ja, ja). Los del cuarto de mi hijo no guardan ni orden ni concierto.
ResponderEliminarCarmina y Carmen: no es mala novela y me resultó original aunque tampoco es para echar cohetes.
Cartafor: para poco tiempo, yo quizás elegiría otras lecturas.
Bueno, a mi lista de "compras" no sube, pero si por casualidad lo tuvieran en la biblioteca me animaría, aunque teniendo en cuenta el surtido que hay en las que me quedan cerca, voy apañada ¡ja,ja!
ResponderEliminar¿Qué tal esa peque? ¿Te deja leer?
Besos
¿Por qué algo escrito nos resulta interesante? ¿Por qué, no? ¿Cómo se establece esa delicada alquimia entre lector y obra literaria?
ResponderEliminarPartiendo de la nouvelle o cuento extenso de Carlos María Domínguez La casa de papel, me propongo indagar en algo que muchas veces se cubre de un halo mágico y se atribuye a la subjetividad: el problema de la creación del interés literario.
Resulta especialmente apropiado hoy, o más bien interesante, cuando nuestros autores fracasan con cierta saña en provocar interés o niegan abiertamente que estén obligados a buscarlo. Abusan así del lector, como si pretender que un libro nos interese fuera algo descabellado o si nos rebajara a una categoría de lectores frívolos. Nada de eso es cierto. No nos dejemos engañar. Como lectores tenemos derecho a que un argumento nos atrape, nos cause curiosidad o expectativa. No alcanza con eso pero sin eso es difícil que haya disfrute en la lectura. ¿Y por qué no disfrutar de la lectura? ¿Debe transformarse necesariamente en un ejercicio de frígida intelectualización?
El interés es fruto de lo subjetivo en el lector pero también de un diálogo con rasgos objetivos en la obra. Y ese diálogo no tiene nada de subjetivo en sí mismo. Ese debe ser el propósito de nuestra búsqueda; descubrir cómo dialoga la obra poco interesante. Un claro ejemplo es La casa de papel. Y la elijo porque no está mal escrita. Al contrario, el autor muestra oficio, tiene un plan y expone muy bien su tesis de fondo (“la lectura es un viaje vital”, “la biblioteca de un hombre es su vida”, “la incomunicación…”). Pero algo quiebra la lectura; algo no está en su lugar en el diseño.
http://elcharcodeperico.blogspot.com.uy/2017/02/el-interes-literario-como-problema-1.html