martes, 6 de junio de 2023

“Mientras alguien nos recuerda “ – Carmen Conde Veiga



Si hay dos sitios que me atraen y me repelen por igual en una novela son los internados para chicas y los sanatorios mentales. En esta ocasión, Carmen Conde Veiga nos lleva a una de estas instituciones: al Instituto Mental de la Santa Cruz de Barcelona. Una novela oscura que me ha gustado mucho.

Éstas son mis impresiones

Ficha técnica

Editorial: Roca
Páginas: 380
ISBN: 9788419283511

Sinopsis

Barcelona, 1946

Tras recibir una llamada en la comisaría de Vía Layetana, el inspector Aparicio y el agente Muñoz, dos policías de la brigada criminal, van al Instituto Mental de la Santa Cruz a investigar el asesinato de la hermana Natividad. El instituto era un centro de referencia de la psiquiatría barcelonesa, pero después de la guerra civil pasó a manos de religiosos sin formación que se aplicaron a reprimir a los enfermos con brutalidad.
La hermana, que era la máxima responsable de los pabellones femeninos, ha aparecido muerta en la sala de cirugías. La han asesinado de forma muy violenta utilizando el instrumental médico de la sala, lo que hace pensar que el motivo del crimen ha sido la venganza.
Aparicio y Muñoz se encontrarán con muchos impedimentos para avanzar en sus investigaciones. Tanto el responsable máximo del instituto, el hermano Olegario, como un alto cargo del franquismo, Jaime Bertrán de Andrade, van a intentar que los dos policías no puedan descubrir los terribles secretos que se ocultan entre aquellos muros.

Impresiones

Nos encontramos en Barcelona en el año 1946. El inspector Aparicio y el agente Muñoz, pertenecientes a la brigada criminal franquista, son llamados al Instituto Mental de la Santa Cruz porque la hermana Natividad ha sido asesinada. La hermana Natividad era la máxima responsable de los pabellones femeninos y no era nada querida por las internas por su mal carácter y su brutalidad. Los policías se quedan sorprendidos al ver el ensañamiento con el que ha sido asesinada, utilizando un escalpelo de cirugía. Parece evidente que alguien tenía algo muy fuerte contra ella y se ha vengado.

La novela nos presenta un sanatorio muy famoso de Barcelona. Años antes había sido uno de los puntales de la psiquiatría del país pero en esos momentos la dirección ha pasado a manos religiosas y el nivel ha descendido mucho. El director es un cura, el hermano Olegario y el director médico Jaime Beltrán de Andrade, es afín al franquismo. Ambos van a obstaculizar de todas las maneras posibles la investigación.

Como he dicho en la introducción me atraen y repelen las novelas situadas en psiquiátricos. No por cómo son ahora sino por cómo eran antes y, sobre todo, por sus pacientes. Que algunos sí que tenían problemas mentales que habían de ser tratados pero todos sabemos que allí se internaba a gente cuyo único “problema” era ser diferente entendiendo por tal simplemente y por poner algunos ejemplos ser homosexual o, en el caso de las mujeres, rebeldes y desobedientes. Siempre me ha dado un yuyu tremendo pensar en un sano internado en un sitio como esos, casi me parece mejor alternativa la cárcel, la verdad. Pero es que, además, son tramas que dan mucho juego porque nos permiten eso, jugar, con la realidad: ¿está realmente loco o no? A este respecto, recomendaros la magnífica “Los renglones torcidos de Dios” de Torcuato Luca de Tena donde el juego está llevado a la máxima expresión.

Aunque el nudo de la trama se centra en el sanatorio y en los hechos ocurridos allí en 1946, buena parte de la novela se sitúa en la actualidad. En esta trama conoceremos a Irene Bertrán una mujer que trabaja en una biblioteca y que nunca se ha sentido a gusto con ella misma. Triste y solitaria no sabe bien qué hacer con su vida hasta que de casualidad se topa con unos papeles que llevan a una lejana historia familiar relacionada con el famoso sanatorio mental.

A través de estas dos tramas, presente y pasado, se articula esta novela de investigación policial y aficionada (en el caso de Irene) que nos lleva a descubrir qué ocurrió realmente en el año 1946. Suele pasarme y me ha pasado otra vez: me ha gustado mucho más la trama del pasado. Primero, porque me ha parecido más interesante no sólo por la investigación policial sino también por la parte que tiene de situación histórica: son los años primeros del franquismo y el libro muestra la represión a todos los niveles que se sucedía en el país. También porque me han gustado más los personajes. Los dos investigadores, uno que ha pasado por todas y otro que es el hijo del comisario y acaba de comenzar a trabajar. Pertenecientes a la brigada criminal pero nada que ver con su leyenda negra pues, ante todo, uno es un buen policía (el otro acaba de empezar aunque le va a la zaga). La parte del presente no me ha disgustado pero su protagonista me ha parecido más anodina y a mí lo que verdaderamente me interesaba era saber quién mató a sor Natividad y qué ocurrió realmente allí. De hecho, si toda la novela hubiese estado situada en el pasado y, como mucho, un epílogo o una pequeña parte final en el presente para explicarlo todo, me hubiera gustado aún más de lo mucho que me ha gustado.

La parte del pasado te pone a veces los pelos de punta. Sobre todo porque en aquel momento había psiquiatras que aplicaban el método descubierto por Walter Jackson Freeman. No os cuento de qué va para que, si decidís leer la novela, lo descubráis con vuestros propios ojos. Pero si no podéis esperar, no tenéis más que buscar en google que allí vendrá todo bien explicado. Solo de pensar lo que pasa allí mi interna favorita y lo que se hizo a muchos internos e internas se te ponen los pelos de punta. Como suelo decir, no hay mejor novela de terror la que se basa o inspira en hechos que realmente ocurrieron o pudieron ocurrir.

Ambas tramas están relatadas por un narrador omnisciente que, en el caso del pasado, se centra en los dos policías y en algunos personajes relacionados con el sanatorio mientras que en la del presente se centra en Irene Betrán y sus circunstancias. Esta parte del presente es más íntima pues nos acerca a las reflexiones de la bibliotecaria mientras que la del pasado resulta más ágil por centrarse en la investigación. Eso sí, en una y otra el escenario viene a ser el mismo aunque en diferentes circunstancias y algunos personajes transcienden del pasado y aparecen en el presente (entre ellos uno de mis favoritos).

Conclusión final

Me ha gustado “Mientras alguien nos recuerda”. Un libro que empieza fuerte y que mantiene bien el ritmo, sobre todo en la parte del pasado. Algunas escenas sobrecogedoras que ponen los pelos de punta y una ambientación muy buena en ese sanatorio dejado de la mano de Dios.



Si os ha gustado mi reseña podéis haceros con el libro a través de los siguientes enlaces:


5 comentarios:

  1. Hola, Los renglones torcidos de Dios lo releí este año y me encantó, como la primera vez, en cuanto a esta novela la verdad es que tiene muy buena pinta, aunque la ambientación me de un poco de claustrofóbia. Si se cruza en mi camino, lo leeré.Besos.

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  2. Justo acabo de terminar una lectura conjunta de Los reglones torcidos... y, aunque alguna cosa nos chirrió, en general, nos gustó. Los psiquiátricos a mí también me atraen como ambientación, así que le echaré un ojo a esta novela. Gracias por la reseña, Laky.
    Un beso.

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  3. Apuntado queda, tiene una pinta buenísima. Un beso

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  4. Ay, pues a mí los sanatorios me "encantan", ya me entiendes. Me lo apunto.

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  5. Pues tiene muy buena pinta. Esta ambientación me gusta. Da mucho juego. Tomo nota, que no la conocía.
    Besotes!!!

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