"El ladrón de compresas" - Sergio G. Ros

Conocí de este libro a través de su propio autor, Sergio G. Ros, que me informó de su existencia a través de un mensaje en facebook. Asimismo, si recordáis, yo os informé a vosotros mediante un post en mi blog y a muchos, al igual que a mí, os llamó la atención. Con ese argumento difícil no fijarse en él, no? (para bien o para mal, que de todo habrá…).

Al poco Tatty y Carmina organizaron una lectura conjunta sobre el libro en sus blogs a la que no dudé en apuntarme pues, tenía el libro, era de mi estilo y me apetecía un montón leerlo. Adelanto que me ha gustado mucho y he disfrutado un montón leyéndolo.

Sergio G. Ros

Es un escritor novel y autopublicado cuyas novelas pueden encontrarse en Amazon.

Según la información que él mismo da en su página, ha sido coordinador de la tertulia literaria “El escarabajo Palabrero” y ha colaborado con la página de crítica literaria Llegir en cas d’incendi y con la revista literaria Prosofagia.

Ha escrito:

.- El ladrón de compresas: género policíaco
.- El valle del demonio: género terror
.- Transmutación: género thriller – bélico- terror

.- Luciano Wong: consta de dos libros, el segundo de los cuales aún está en borrador. Género: históricodrama-acción y aventuras 

.- El misterio de la caldera chirriante: género detectivesco
.- Varios relatos cortos.

Tiene un blog que lleva por nombre El alma impresa donde podéis obtener información de su obra literaria y contactar con él si lo deseáis.

Datos técnicos
Es una novela autopublicada que podéis encontrar en Amazon
· Formato: Kindle Edition
· File Size: 329 KB
· Publisher: Sergio G.Ros (October 23, 2011)
· ASIN: B005Z4RV7G


Argumento

Sofía Jiménez es una estudiante universitaria de veinte años de edad que ha sido secuestrada. Había ido a estudiar, por la noche, al aulario universitario de la ciudad donde reside, Pedreira, y nunca más se supo de ella.

En un descuido del secuestrador, Sofía puede acceder a su teléfono móvil y, con el pie, marca unas teclas. No sabe exactamente lo que ha hecho pero, sin quererlo, ha enviado a un conocido la única pista de la que va a disponer la policía: una borrosa fotografía de la habitación en la que se encuentra, en la que se puede ver una tabla periódica de los elementos colgado de la pared.

Es la comisaría regida por el comisario Cervantes la encargada del caso. El trepa inspector Mulero es quien dirige la investigación pero el comisario decide asignar también a Susana Ruiz, una hábil policía que junto al técnico Raúl va a tener unas cuantas buenas ideas. A estos personajes se unirá un policía llegado de fuera, el subinspector Garnero, tan trepa como Mulero, el detective Vargas –antiguo conocido de Susana y Cervantes – y su nuevo ayudante, el patoso Eduardo Cortés.

Todos ellos, en una carrera contrareloj van a intentar, cada uno a su modo, solucionar el caso y encontrar a la chica con vida. 

Impresiones

No sorprenderé a nadie si os digo que me gusta mucho este tipo de novelas: negras en sentido amplio –quizás mejor decir policíacas o de misterio- , ágiles, de lectura fácil, que enganchan. Hoy por hoy, con el escaso tiempo que puedo dedicar a la lectura y las malas condiciones de concentración en que suele hacerlo, es el género que más me suele apetecer.

Y, dentro de este género y para personas aficionadas a él, El ladrón de compresas es una buena elección. Se trata de una novela de misterio, policíaca –pues todo gira en torno a la investigación policial, que engancha desde el principio y que se lee en un suspiro. Puro entretenimiento.

Mi principal temor a la hora de abordar la lectura de esta novela es la duda sobre si sería demasiado desagradable. El título El ladrón de compresas, al mismo tiempo que me atraía por original, me daba un poco de repelús. Una vez leída he de decir que, si bien es, en ocasiones, un tanto escatológica, al mismo tiempo es apta para estómagos sensibles. Vamos, que no se regodea con los aspectos asquerosillos. Aunque haberlos haylos. El malo de la película es un asesino en serie que sufre de una curiosa perversión sexual: la olfactofilia, que es la atracción por el olor de la transpiración, o de los genitales. Y digo que es perversión sexual, no porque la olfactofilia en general lo sea (allá cada uno con cómo se excite) sino porque lo es en el caso concreto: el asesino se excita sexualmente olisqueando a sus víctimas en sus partes pudendas, llegando al sumun cuando la víctima –siempre mujer, obviamente, está menstruando y tal excitación le lleva a asesinar. No es que la imagen sea muy agradable pero perversiones peores he visto: la pedofilia por ejemplo. Así que este tema no me ha parecido desagradable sino más bien curioso.

Por otro lado, hay algunos pasajes un tanto escatológicos como nuestro amigo Vargas, a quienes sus mejores ideas le vienen en el baño cuando, por decirlo finamente, está haciendo aguas mayores.

También hay, a ratos, alguna palabrilla un tanto soez, tacos incluidos. Vamos, que el autor no se cuida de usar un lenguaje de la calle y llama las cosas por su nombre, sin disfrazarlas con cursilerías ni epítetos más agradables a los ojos.

Pero todo esto no me ha molestado, la verdad. Me ha parecido diferente, muy llano y, en cierta forma, me ha gustado. En este capítulo, lo único que no me ha gustado han sido las constantes referencias a los atributos femeninos de la policía Susana Ruiz. Y es que Susana tiene unos pechos grandes, muy grandes. Usa una talla 120 de sujetador y, tanto su tamaño como su bonita forma, llaman la atención allá donde va. No me ha importado que se haga referencia a sus pechos; no le doy más importancia que si la describiesen como una mujer de pelo rizado, o de ojos verdes, o de piernas gordas por poner un ejemplo. Pero tanta insistencia en sus atributos me ha llegado a molestar un poco. Un par de referencias a los mismos vale, incluso tres o cuatro. Pero es que, prácticamente, si aparece Susana aparecen sus pechos y eso ya me ha parecido casi obsesivo. No creo que aporte nada a la novela sino todo lo contrario: desde mi punto de vista la afea.

Esto que acabo de señalar es el único punto negativo al que puedo referirme porque, salvándolo, todo lo demás me ha gustado mucho, incluso muchísimo.

Me ha gustado la escenificación. Todo se desarrolla en una población ficticia llamada Pedreira. Que es ficticia lo tuve que comprobar en google porque al leer la novela pensaba que podía ser un lugar realmente existente. Lo único que me mosqueaba es que era una población lo suficientemente importante para tener un gran campus universitario y, creo que de haber sido así, por lo menos me hubiese sonado. Pero el autor describe tan bien los escenarios que los hace parecer reales.

También me han gustado mucho los personajes y no me importaría volver a encontrármelos en más novelas. Susana y Eduardo parece que ya se conocieron en una novela anterior porque alguna referencia ahí. Y, como digo, espero seguir gozando con sus aventuras. Me han gustado todos los personajes: Susana (a pesar de sus pechos, je, je), el patoso Eduardo, el curioso investigador medio zen Vargas, el técnico Raul…, hasta el remirado Melero (al que me he imaginado todo el tiempo con el pelo para atrás, engominado). A pesar de la brevedad de la novela, el autor, en pocas líneas, consigue hacernos una idea bastante cabal de cómo son cada uno de ellos y consigue dotarlos de una entidad diferenciada.

Y, por supuesto, lo que más me ha gustado ha sido el ritmo narrativo. Alterna escenas en las que podemos conocer a la víctima y escenas de la investigación policial. Me gusta esa dualidad porque podemos ver las dos perspectivas de la historia y el conocimiento de la víctima siempre lleva a implicarse más en la acción. Además, estos capítulos están redactados en primera persona, por la propia Sofía, lo que potencia esta cualidad. Los capítulos dedicados a la víctima son más cortitos así que podríamos decir que el grueso de la acción es la investigación policial. Una investigación a tres bandas: por un lado la que desarrollan Melero y Garnero, por otro la de Susana y Raúl y, finalmente, la de Vargas y Eduardo Cortés. Algo muy curioso.

La novela me ha enganchado desde las primeras páginas y, si no la he leído de tirón es porque la he leído en el ereader y éste sólo lo utilizo cuando salgo de casa (manías que tiene una…), pero su brevedad y la facilidad de lectura, hacen de esta novela la típica para ser leída en una o dos sentadas. Hay mucho diálogo y la lectura es muy fácil por lo que cuesta un esfuerzo mínimo. Además, a medida que nos vamos acercando al final, asistiremos a una cadena contrareloj para intentar salvar a la pobre Sofía y ahí sí que ya no podremos parar de leer. Un final, por cierto, que me ha sorprendido muy agradablemente.

Conclusión final

Como podéis imaginar, no puedo sino recomendar la novela. Me ha gustado mucho. Me ha entretenido, me ha divertido y me ha sorprendido. Me ha enganchado desde el principio, no baja el ritmo en ningún momento y el final sorprende. Quitando esos peros que he señalado más arriba, me parece una buena lectura que da lo que el lector que se acerca a ella pretende: entretenimiento puro y duro.

Reseñas del resto de participantes en la lectura conjunta:

El universo de los libros
Cargada de libros

Mis lecturas y más cositas

Livros y más libros
Talisman Dreams
Mis lecturas de cabecera
O Meu Cartafol
Aprendiz de mucho
Libros, exposiciones, excursiones
El espejo de la entrada
La palabra pronunciada
El escalpelo literario
Los libros de Almu
La vida en libros
Los libros de la Bruja
Kayena: Negro sobre blanco
Rock and Roll Dreams
Musas cuenteras
De tinta en vena