"El fotógrafo de cadáveres" - Julio Castedo

Cuando estaba de vacaciones de Semana Santa, Julio Castedo se puso en contacto conmigo para ofrecerme su novela, “El fotógrafo de cadáveres”, para leer y reseñar. Yo ya la conocía desde hacía unos meses. Fue Tatty de El universo de los libros la que publicó la primera reseña del libro y todo lo que nos contó hizo que lo apuntara directamente ya que, entre otras cosas, casi siempre coincidimos en gusto. Así que la oferta de Julio fue muy bien recibida e inmediatamente contestada de forma positiva.

Cuando Lectora de tot, Nora Bosco y yo decidimos que junio sería el “mes guerrero”, supe que la novela ya tenía fecha de lectura. Empecé su lectura el lunes pasado y la terminé el martes por lo que, ya podéis imaginar, se me hizo muy amena. Éstas son mis impresiones

Julio Castedo

Nació en Madrid en 1964

Es licenciado en Medicina por la Universidad Complutense de Madrid y especialista en Neurorradiología.

Hasta la fecha ha publicado un ensayo cinematográfico, Las cien mejores películas del siglo XX (Jaguar, 2000), un libro de relatos, La máscara de mi piel, y otro de piezas de teatro breve,Terencio, estos dos últimos en Ediciones del Primor (2003 y 2005).

También es autor de la monografía Buen uso del lenguaje en los textos científicos y los informes clínicos(Fundación HM, 2007), así como de numerosos artículos científicos publicados en revistas nacionales e internacionales.

Se reveló como novelista con Apología de Venus (Efecto Violeta, 2008) y El jugador de ajedrez (Efecto Violeta, 2009), con la que obtuvo el reconocimiento de la crítica.

Datos técnicos

Título: El fotógrafo de cadáveres

Autor: Julio Castedo

Editorial: Plataforma editorial

Colección: Ficción

Formato: Rústica con solapas

ISBN: 978-84-15577-08-9

Páginas: 216

Precio: 17.00 €

Argumento

La acción se desarrolla durante la Primera Guerra Mundial. La novela comienza con el asesinato en Sarajevo del heredero del imperio austro-húngaro el archiduque San Fernando, hecho detonante de la guerra que asoló Europa durante cinco años.

Arthur Klammer es un joven vienés que, como tantos otros, es llamado a filas. Arthur no trabaja y apenas sale de su cuarto, viviendo de su madre y dedicando sus horas a leer. En el frente, debido a su certera puntería, será formado como francotirador.

Stefan Adler es fotógrafo en la cárcel: retrata a los presos. Se le ofrece la oportunidad de ir al frente como agregado de la Cruz Roja para retratar a los muertos. Se piensa que sus familias querrán tener un último recuerdo de ellos. Stefan está divorciado, es un pintor frustrado, un antiguo retratista de la alta sociedad y cree que el cambio le vendrá bien.

Impresiones

Este mes guerrero está dando lugar a lecturas fantásticas; historias basadas en hechos reales, muy emotivas, que me están entusiasmando.  Parece paradójico decir que disfruto con la lectura de libros que, en la mayoría de los casos, me emocionan hasta las lágrimas, pero así es. Porque la mayoría de estas historias me tocan la fibra sensible y me llegan al alma. Como ésta que hoy os comento, que ha supuesto una sorpresa muy agradable.

Una lleva ya mucho leído y ha llegado a la conclusión de que las novelas que más me gustan, las que más huellas dejan en mí, son las que consiguen emocionarme. Las que hacen que sufra y me divierta con los personajes, que me importen sus vidas, sus logros y sus fracasos; porque eso significa que me he metido en la historia, que me he implicado. Ésta es una de esas novelas.

La novela está ambientada en la Primera Guerra Mundial. Es éste un período que yo no he tocado demasiado en literatura (ni en ningún otro ámbito, en realidad) pues mis lecturas se suelen centrar más en la Segunda Guerra Mundial (por el tema del holocausto, que me gusta) o en la Guerra Civil española. Ahora mismo no consigo recordar más novelas situadas en la primera gran guerra que La caída de los gigantes de Ken Follett.

La novela empieza con la misma guerra. En el primer capítulo asistiremos al asesinato del archiduque heredero del imperio austríaco por parte de un serbio llamado Gavrilo. Me ha resultado muy instructivo este capítulo pues yo sólo sabía de este asesinato que había ocurrido pero no las condiciones en las que ocurrió, que me han parecido bastante curiosas.

En el segundo capítulo, el autor nos presenta a Arthur y en el tercero a Stefan, quienes serán los dos protagonistas de la novela. A partir de aquí, se alternan los capítulos, uno dedicado a Arthur, otro dedicado a Stefan.

Es ésta una novela de personajes. A ambos se les da igual importancia y el autor cuida mucho el desarrollo de sus personalidades. Arthur es joven, introvertido y muy inteligente. Le gusta mucho la lectura y aspira a ser escritor pero la guerra le pilla en casa de su madre, como se suele decir, “comiendo la sopa boba”. Su relación con la madre es difícil y por ello él suele vivir de noche y dormir de día para coincidir con ella lo menos posible; lo justo para colmar sus necesidades básicas. Cuando es llamado a filas, se encuentra, como esperaba, con un rebaño de borregos con los que no tiene nada en común. Por suerte, hace amistad con un compañero del vagón en el que viajan hacia el frente, quien se convertirá en un gran amigo; por lo menos hasta que resulta herido.

Stefan tiene unos 50 años y un gran poso de amargura. Su padre fue un pintor muy reconocido y él intentó seguir sus pasos, pero sus obras carecían de la magia que tenían las de su padre y pronto abandonó. Se compró una cámara fotográfica y aplicó a la fotografía sus conocimientos sobre las luces y las sombras, convirtiéndose en uno de los retratistas más famosos de Viena. Pero su divorcio y su afición al alcohol, acabó llevándole a la vida arrastrada que lleva en la actualidad. Para sobrevivir hace fotos a los presos por lo que cuando se le ofrece la posibilidad de acudir al frente, ve en ello una oportunidad para darle un giro a su vida. En el frente, acabará por cogerle el gusto a una actividad que en principio no le parecía demasiado útil. Acicala a los cadáveres para hacer bellas fotos que poder enviar a sus familiares quienes, así, podrán tener un recuerdo de sus hijos, esposos o padres. Igualmente, se enamora de una de las enfermeras del hospital en el que desarrolla sus funciones y soñará con que otro futuro es posible.

Tanto Arthur como Stefan son dos personajes complejos, a los que el autor retrata perfectamente con todas sus aristas. Es interesante comprobar la evolución que ambos sufren en unos pocos meses; la guerra se mete en sus conciencias hasta el punto de cambiar totalmente su forma de ver la vida.

El planteamiento del libro me ha parecido muy original. Uno puede acercarse a las guerras como soldado, como médico de campaña, como habitante de lugares ocupados … pero, ¿cómo fotógrafo de cadáveres? Pues sí, desde que se inventó la fotografía existen las fotografías de muertos, una práctica curiosa y que a mí, sinceramente, me echa bastante para atrás. Entiendo que en aquella época casi nadie tenía los posibles para retratarse; aún asi, que el recuerdo que tengas de un hijo sea una fotografía de él muerto…, no lo veo, la verdad. Pero, aunque el objeto en sí me eche para atrás, reconozco que plantear así la novela es muy original y acertado.

Me ha gustado mucho cómo escribe Julio Castedo. Su prosa me ha parecido directa, sincera, sin artificios, cruda a veces. Una prosa elegante, cuidada y reflexiva. En ella abundan las narraciones sobre los diálogos, bastante escasos. No es una novela rápida pero si ágil, por lo que la lectura resulta sencilla y rápida. A ello contribuye su estructuración en capítulos cortos –de cuatro o cinco páginas-. A mí me ha durado tan sólo dos días en las manos.

Es una novela corta (poco más de doscientas páginas) pero intensa que plantea muchos temas y que puede dar lugar a una reflexión posterior: sobre la crueldad y la insensatez de guerras a las que se envía a jóvenes a las que ni les va ni les viene y cuya supervivencia depende tan sólo de la suerte, sobre las relaciones con los padres, el amor y el desamor, el patriotismo, la obediencia, etc…

Pero al principio os he comentado que la novela me ha gustado mucho porque me ha sorprendido y me ha emocionado. Lo de emocionado no es difícil en una novela guerrera pues suelen ser novelas que llegan al corazón. Lo de la sorpresa ya es más difícil de encontrar. Justo al final, la novela da un giro de 360 grados que me dejó con la boca abierta. No me lo esperaba para nada y me dejó a cuadros; agradablemente sorprendida. Así que la acabé con los ojos anegados en lágrimas y con la boca abierta.

Conclusión final

Considero que “El fotógrafo de cadáveres” es una novela muy recomendable. Una novela que introduce a unos personajes ficticios en un contexto real y aborda el tema desde una perspectiva muy original. Unos personajes muy bien desarrollados. Sorpresas y emoción. Y, todo ello, regado con una preciosa prosa. Poco más se puede pedir

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