Después de disfrutar con “Malasangre” y “La playa del carbón”; tenía muchas ganas de leer la nueva novela de Helena Tur.
Éstas son mis impresiones
Ficha técnica
Editorial: Plaza y Janés
Páginas: 288
ISBN: 978-8401036347
Sinopsis
Ochandiano, Vizcaya, 1897. Antonia, la esposa del alcalde, celebra el cumpleaños de su hijastro Eloy con una fiesta a la que invita a todo el pueblo. Al día siguiente aparece asesinada a orillas del estanque. Los vecinos entran en una espiral de desconfianza cuando salen a la luz los rencores que la víctima había provocado en muchos de ellos con sus aires de grandeza y su intención de modernizar las costumbres de la comarca.
Mientras, la joven Marina se enamora de un forastero, Javier, un apuesto y rico heredero que ha llegado a Ochandiano para reclamar el dinero que le debe el padre de ella. Su relación se verá afectada por la investigación criminal que, poco a poco, desvelará los secretos más ocultos de la ―hasta ese momento― apacible comunidad rural.
Impresiones
La historia transcurre en el pueblo de Ochandiano, Vizcaya, en el año 1897. Antonia, la mujer del alcalde desde hace apenas unos meses, aparece muerta a orillas del estanque de su casa. La casa del alcalde está un poco alejada del centro de la población y es una mujer mayor que le llevaba unos lirios quien da la voz de alama. El propio alcalde es quien se encarga de la investigación y pronto señala a dos culpables. Pero el juez instructor no está conforme y un mes después envía a dos guardias civiles para hacer una investigación más exhaustiva.
“El caso de la mujer del estanque” es un cozy mistery y también un rural noir. La trama transcurre en una población pequeña donde todos se conocen y esto da a cualquier crimen una particularidad especial. En este caso, la víctima no es del pueblo y los habitantes no son capaces de imaginar entre ellos un asesino.
Las dos novelas de Helena que había leído eran más de tipo costumbrista y familiar. En este caso, entra de lleno en el mundo criminal aunque, eso sí, con un crimen light, suave. Es lo que tiene el cozy mistery, que los crímenes son más “amables”. A mí me gusta leer libros de este tipo para bajar un poco el nivel cruento de la novela negra a la que tan asidua soy. Son libros que no tienen tantos giros ni sorpresas, no son thrillers, pero resultan muy agradables de leer.
Siguiendo la estela de las novelas anteriores, Helena sitúa la historia en el pasado, finales del siglo XIX. Esto le da un aire muy especial, tanto a la historia en sí como a la forma de investigar que, obviamente, se realiza a la manera clásica siguiendo la estela de novelas de Agatha Christie y similares. Los guardias civiles interrogarán a los familiares y a los vecinos y, poco a poco, irán descubriendo secretos que algunos guardan celosamente.
La narración es ágil y, aunque no hay grandes giros dramáticos, lo cierto es que la autora mantiene la intriga durante toda la novela, haciéndonos dudar de unos y otros. Yo no supe adivinar quién era el/la culpable (mi compi de lectura sí lo adivinó)
A pesar de ser una novela bastante corta, los personajes están bastante bien perfilados. Destaca entre ellos una joven casadera llamada Marina que dará lugar a una subtrama con un punto de romance. No os asustéis los no aficionados a las tramas románticas, que esta no es el punto central del libro y está bien llevada. Realmente se intuye qué va a pasar desde el principio y habrá que dar unas cuantas vueltas y revueltas hasta llegar al final que esperamos. Hay otro pequeño romance que me ha sorprendido y encantado.
Conclusión final
“La mujer del estanque” es un cozy mistery amable y entretenido que me ha gustado mucho leer.