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viernes, 26 de diciembre de 2014

"Los amantes de Hiroshima" - Toni Hill

Hace unos dos años os hablé de “El verano de los juguetes muertos”, la primera novela de Toni Hill que, además, es la primera de la serie policíaca protagonizada por el inspector Héctor Salgado, un mosso d’esquadra de origen argentino. Poco tiempo después, reseñé “Los buenos suicidas”, segunda entrega de la serie. Ambas me gustaron mucho por lo que sabía que leería la tercera en cuanto se publicase. Y así ha sido
Éstas son mis impresiones.

Toni Hill

Toni Hill (Barcelona, 1966) es licenciado en psicología. Lleva más de diez años dedicado a la traducción literaria y a la colaboración editorial en distintos ámbitos. Entre los autores traducidos por él se encuentran David Sedaris, Jonathan Safran Foer, Glenway Wescott, Rosie Alison, Peter May, Rabbih Alameddine y A. L. Kennedy. El verano de los juguetes muertos es su primera novela, cuyos derechos de traducción ya han sido adquiridos en Alemania, Francia, Grecia, Italia, Holanda, Finlandia y Polonia.
“El verano de los juguetes muertos” ha vendido más de 120.000 ejemplares y la productora gallega Portocabo ha adquirido los derechos para producir una miniserie
Si “El verano de los juguetes muertos” es su primera novela, “Los buenos suicidas”, publicada en junio de 2012 es la segunda que, además, es la segunda entrega de la serie policíaca interpretada por el inspector Héctor Salgado. “Los amantes de Hiroshima”, publicada a finales de 2014 es la tercera y, de momento, última entrega de la serie

Datos técnicos

Título: “Los amantes de Hiroshima”
Autor: Toni Hill
Editorial: Debolsillo (Random)
Edición: de bolsillo, tapa blanda
Páginas: 432
Precio, 12,95 euros, también disponible en ebook
ISBN: 9788415725312


Argumento

Mayo de 2011. En una casa abandonada, cerca del aeropuerto, la policía descubre dos cadáveres envueltos en un sudario de flores. Abrazados. Sepultados junto a una gran cantidad de dinero. Podría tratarse de una joven pareja de amantes que desapareció hace siete años. Tras un azaroso juicio mediático, el caso se cerró en falso. Héctor Salgado y su equipo se encargan de la investigación, un rompecabezas con demasiadas pistas.
Mientras tanto, en las principales plazas del país los indignados se proponen desvelar al fin el rostro verdadero del poder. Héctor, unido más que nunca a la agente Leire Castro en la búsqueda de su ex esposa, también tendrá que escarbar allá donde nunca imaginó, hasta llegar al oscuro origen de la desaparición de Ruth, hasta llegar a una verdad de consecuencias trágicas e imprevisibles.

Impresiones
La primera entrega de la serie nos dejó con la miel en los labios con un último capítulo que hacía que tuvieras unas inmensas ganas de seguir leyendo para saber qué había sido de Ruth. En la segunda entrega el autor utilizó la misma técnica: el último capítulo, de apenas página y media, te dejaba igual, con las ganas de más.
La tercera es diferente pues todo el asunto relativo a Ruth, todo el tema personal, queda resuelto. En realidad, si el autor quisiera, la serie podría terminarse aquí pero, sinceramente, espero que no sea éste el caso y que, más pronto que tarde recupere a Héctor y a Leire y nos siga contando más aventuras de estos mossos d’esquadra.
Esta tercera entrega me ha gustado mucho, tanto como la primera y la segunda. Es un acierto del autor mantener la tensión en torno al asunto de la desaparición de Ruth Valdaura –la ex mujer de Héctor- a lo largo de las tres novelas y, en cada una de ellas, introducir un tema policial diferente, que se abre y se cierra por completo en cada entrega. Dicho de otro modo, las investigaciones policiales son independientes por lo que las tres novelas podrían, en principio, leerse en cualquier orden. Pero el asunto personal, la desaparición de Ruth se plantea en el primer libro, se desarrolla en el segundo y se resuelve en el tercero por lo que, sinceramente, os aconsejo leer la serie en orden. Porque este tema personal no es secundario sino que tiene una gran importancia en el peso de cada una de las novelas.
El caso que investigan Héctor Salgado y compañía se presenta muy complejo desde el primer momento. En una casa abandonada en el campo y que ha sido ocupada, aparecen dos cadáveres entrelazados. Como dos amantes, juntos incluso en la muerte. Cubiertos por un mantel amarillo de flores. Se encuentran en el sótano pero en la parte superior hay una pista: un cuadro en el que se refleja lo que hay abajo. Pronto, el equipo investigador piensa que los cadáveres pueden ser los restos de dos jóvenes barceloneses que desaparecieron hace siete años y de los cuales no se supo nada. Se pensó que un amigo de los jóvenes, claramente desequilibrado, les había matado pero él nunca lo reconoció y tampoco se encontraron pruebas que le incriminaran directamente. La desaparición fue uno de aquellos casos no resueltos que todas las comisarías guardan. Pero la aparición de los cadáveres da un giro al asunto y el nuevo equipo investigador, con Héctor y Leire la cabeza, van a hacer todo lo posible para, esta vez sí, descubrir quién los asesinó. Por lo que comenzarán a preguntar a su familia y al grupo de amigos, para saber quiénes y cómo eran los fallecidos y qué pudo pasarles.
Es un caso complejo, de ésos que el lector no tiene ni idea al principio de por dónde tirará finalmente el autor. Pero, poco a poco, pista a pista, las cosas se van aclarando hasta que al final todo queda en su sitio.
Por otro lado, tenemos el tema de la desaparición de Ruth. Ha pasado ya tiempo pero en la comisaría siguen detrás de su pista. En esta ocasión, después de que Leire fuera obligada a dejar la investigación que llevó a cabo el año anterior –y en la que descubrió aspectos muy interesantes- es otro inspector el que tomará las riendas del asunto. El problema es que este inspector piensa que el culpable puede ser el más obvio, el que suele serlo casi siempre: el marido, ex marido, pareja o ex pareja; esto es, en este caso, Héctor. Y a éste se le van a complicar mucho las cosas.
Los protagonistas son los mismos de las entregas anteriores:
.- Héctor Salgado es el protagonista principal. Un inspector de policía, mosso de squadra, de origen argentino, reconocido en su profesión que sigue penando por la desaparición de su ex esposa. Bregando con un hijo adolescente con el que se lleva regulíin, en esta ocasión ha retomado la relación con una periodista con la que salió hace un tiempo
.- Lluis Savall, es el comisario jefe. En esta ocasión, aparece bastante más en la novela que en las dos anteriores.
.- Martina: otra mossa d’esquadra. Muy profesional, se lleva muy bien con Héctor pero, como en la novela anterior, tiene un papel bastante secundario. Ella fue la que llevó la investigación de los dos amantes, en uno de sus primeros casos
.- Leire, ha sido madre hace poco y está completamente loca por su pequeñín. Pero se ha reincorporado al trabajo y, como muchas otras mujeres en su situación, tendrá que hace encaje de bolillos para compaginar su maternidad con una profesión tan exigente como la suya.
.- Roger Fort, se incorporó al elenco de personajes en la segunda entrega. Sigue siendo el más novato del equipo pero va aprendiendo. De hecho, alguno de los descubrimientos va a ser de su cosecha.
Junto a estos personajes principales, hay personajes secundarios, referidos al caso en cuestión.
Como la anterior novela, es un libro para devorar. El ritmo es ágil, tiene bastante diálogo y la lectura se hace de lo más amena y entretenida. Pasas las páginas sin casi darte esfuerzo hasta llegar al final
Al hilo de la investigación, el autor aprovecha para dejar caer, aquí y allá, alguna crítica social, referida sobre todo a la situación actual de crisis y corrupción política. No creo recordar que en las anteriores entrega hubiera elementos como éstos, yo diría que es una novedad. No se para mucho en ellos pero me ha gustado su inclusión puesto que sitúa bien la trama en el tiempo y el espacio.
La estructura es la típica de los bestsellers: capítulos cortos, que te dejan con la sensación de querer más. Estructurados en un prólogo y cinco partes, la historia está narrada por un tercero omnisciente que sabe todo lo que ha pasado y nos lo va contando poco a poco. En cuanto a los tiempos, la estructura es bastante original por cuanto que está narrada, en cierta forma, en tres tiempos. Digamos que la trama principal está situada en el tiempo de la investigación. Pero hay también momentos en los que se retrotrae al pasado, a hace siete años cuando desaparecieron los fallecidos. Y, por otro lado, hay una parte que, no sé bien cómo explicarlo, está situado en el futuro de esa trama principal pero que sería el presente de ahora. Son unas referencias veladas a una especie de investigación que recae sobre Héctor y que en los capítulos finales cobrará todo su sentido.
Cuando pasa tiempo desde la publicación de las diferentes novelas de una serie o saga, siempre que empiezo una de ellas, tengo miedo: miedo a no recordar bien lo que pasó en las anteriores. Un miedo bien fundado pues, entre una y otra, quizás me haya leído cien libros y, obviamente, no me puedo acordar al detalle de cada uno de ellos. Y ésto es lo que me pasó al principio con esta novela. Cuando empecé a leer sobre la desaparición de Ruth y tal me di cuenta de que no me acordaba bien. Pero no hay problema porque el autor siempre tiene el detalle de refrescarnos la memoria; nos da explicaciones de cosas que pasaron en las entregas anteriores que consiguen que recordemos bastante bien los aspectos más importantes de las mismas y que no nos perdamos con nuestra lectura actual.

Conclusión final

Como he dicho al principio, aunque el caso principal que se investiga es independiente en cada una de las tres novelas, en este caso sí que os aconsejo que empecéis por el principio porque junto a esta historia principal hay otra que tiene casi tanta importancia y que es la desaparición de Ruth y, por ello, es aconsejable leerlos en orden.
En todo caso, si aún no las conocéis, os las aconsejo vivamente, porque os hará pasar un rato muy entretenido.
¿Habrá una cuarta entrega o se quedará en trilogía y el autor abrirá nuevos caminos a personajes diferentes? La verdad es que no me extrañaría que fuera trilogía porque hay cuestiones personales que quedan bastante cerradas. Pero, sinceramente, me gustaría que hubiera una continuación ya que he disfruado mucho con esta serie policíaca a lo español, o, mejor dicho a lo catalán-argentino jajaja
Podéis comprarlo en Popular libros

jueves, 18 de diciembre de 2014

"Yo fui a EGB 2" - Javier Ikaz y Jorge Díaz

En noviembre del año pasado, Plaza y Janés publicó, con notable éxito, “Yo fui a EGB”, un libro para nostálgicos de los 80 que disfruté como una enana. Gustó tanto que, justo un año después, ha publicado “Yo fui a EGB 2” que, como podéis imaginar, sigue la estela del primero y, obviamente, he disfrutado de la misma manera.
Como en la anterior ocasión es un libro que recomiendo, desde ya, como regalo perfecto para estas Navidades o para el amigo invisible al que tanto se suele “jugar” en algunas empresas o cuadrillas de amigos ( porque es un buen regalo, incluso, para quienes no suelen leer).
Éstas son mis impresiones

JAVIER IKAZ

Nació siendo aún muy pequeño, concretamente un abril de 1978, pero con la total convicción de que no le gustaría ir a clase. Cuando llegó el momento de ponerse la bata y acarrear una pesada mochila descubrió que aquello tampoco estaba tan mal, a pesar de las matemáticas. Hizo muchos amigos de los que se alejaba cuando se ponían a jugar al fútbol, ocasión que aprovechaba para leer y escribir. De hecho la afición la mantiene y le ha permitido publicar varios libros, y gracias a su cinefilia ha dirigido numerosos cortometrajes y un documental. No era mal estudiante y mucho menos bueno, pero finalmente acabó con el libro de escolaridad en un cajón del mueble del salón, junto a un montón de cartas del banco sin abrir, y con un título de informático sin ejercer.
Desde bien joven desarrolló un oído musical nefasto, a pesar de tener la casa llena de cassettes de todo tipo. Una vez se encontró una moneda de cien pesetas en la calle y descubrió que la vida merece la pena. Desde entonces lee y escribe como si no hubiese mañana. A veces hasta de manera profesional.

JORGE DÍAZ

Nació en Bilbao en abril de 1971 y hubiera pasado totalmente desapercibido durante los ocho años de su EGB de no ser por aquellos cuadernos de matemáticas en los que utilizaba la regla hasta para hacer el símbolo "más" y aquella dichosa canción que un profe les mandó inventar y que a punto estuvo de convertirse en el himno del colegio. Siempre suspendía gimnasia, calcaba los dibujos y se ponía rojo como un tomate cuando tenía que hablar en público, ¡imaginaos cuando tuvo que pasar por todas las clases cantando su canción!
Se aficionó a llegar tarde por las mañanas y enseguida descubrió que el pasillo no era ningún castigo. No ganó ni una sola medalla, pero sí un montón de amigos que todavía conserva y a los que sigue llamando por su mote del cole.
De la universidad salió con un título en Ciencias de la Información (Publicidad) que le permitió trabajar como creativo en varias agencias de publicidad hasta que hace un par de años decidió montar la suya propia, Pentsaleku, ese lugar al que mandan a los niños a pensar cuando se portan mal. Además de diseñar, bloguea y, durante los últimos ocho años, ha escrito en un montón de publicaciones hasta hacer de los blogs su profesión y conseguir hablar de música sin necesidad de tener que cantar. Hace muy poco descubrió que ya no se pone colorado.

Argumento

Un nuevo volumen del fenómeno de internet que arrasa en redes sociales y librerías. Más nostalgia, más recuerdos, más ilustraciones, más sorpresas en la segunda parte del libro de no ficción más vendido del momento.
De la colonia Chispas a Arconada, del betamax al Spectrum, del bote de Pralin al primo de Zumosol, de AC/DC a Hombres G, del conejito de Duracell a Mr. Proper, de CandyCandy al Un dos tres... , el fenómeno que nos ha trasladado a la mejor época de nuestra vida regresa ahora con más recuerdos, más ilustraciones y más sorpresas.
Después de que Jorge y Javi, los creadores de Yo fui a EGB, auparan la «egbmanía» al puesto más alto de ventas y lo convirtieran en el libro más vendido del año, ahora regresan para acompañarnos en un nuevo viaje por todo aquello que hizo que los años 70, los 80 y los 90 permanezcan todavía en nuestra memoria.
Sobresaliente para un fenómeno único que, tras revolucionar las redes sociales con sus 800.000 seguidores en facebook y su blog, no acepta imitaciones y merece matrícula de honor.

El Cococrash, la Nancy, los marcianitos, el Mimosín, el Exin Castillos, las colecciones de cromos, el Tente, el gotelé, Tino Casal o Los Fraguel, el nuevo libro de Yo fui a EGB viene cargado de novedades en torno a la música, el cine, la televisión, la comida, el deporte, la tecnología, el mobiliario o las fiestas.
Con muchas más anécdotas, curiosidades y fotografías, si tú también fuiste a EGB, ¿a qué esperas para volver a clase?
Incluye adhesivos y el juego de mesa exclusivo YO FUI A EGB.

Datos técnicos

Título: “Yo fui a EGB 2”
Autores: Javier Ikaz y Jorge Díaz
Editorial: Plaza y Janés
Edición: tapa dura
Precio: 18,90 euros
Editado en noviembre de 2014 
ISBN 9788401343025


Impresiones

Es éste un libro que, como el anterior, va que ni pintado para quienes cursamos, en su día, la famosa EGB. Hoy denostada por muchos pero, qué queréis que os diga, a mí en cuanto sistema educativo en muchas cosas me gusta más que el actual y, en cuanto a lo demás, no sé si cualquier tiempo pasado fue mejor, pero qué ilusión hace recordar cosas que en muchos casos tenía olvidadas.
La EGB –o Educación General Básica-. Fue el sistema educativo que rigió en España desde 1970 hasta 1990. 20 añitos nada más y nada menos. A mí me pilló de pleno, pues nací en el año 1970 y empecé la Universidad en 1988. Fue instaurada por la Ley General de Educación de 1970 y constaba de 8 cursos: de primero a octavo de EGB (lo que hoy conoceríamos como Primaria más otros dos años). La empezábamos con seis años y la terminábamos con catorce. Si aprobabas octavo, obtenías el Graduado escolar y, normalmente, pasabas a BUP y luego COU o, si no, a FP
La EGB estuvo en vigor hasta que en 1990 fue sustituida por la LOGSE (que instauró la ESO) y ésta, por lo que parece, va a ser sustituida pronto.
Dada la prolongada vigencia de la ley, los nacidos en los años sesenta, setenta y ochenta, la hemos vivido –o sufrido, quién sabe, cada uno según su propia experiencia-.

Pero este libro no habla sólo del colegio, faltaría más. Con la excusa de la EGB hace un divertido repaso a muchas de las cosas que vivimos siendo niños. 
El libro tiene su origen en una página en Facebook que se creó con el objeto de poner en común esos recuerdos de nuestra infancia, programas de televisión, juegos, forma de vestir, fotos… Tuvo un éxito tremendo; en nada, ya superaba el medio millón de fans. Posteriormente, hubo un blog que ganó los premios Mejor Blog Personal y Mejor Blog del Público en los Premios Bitácoras, y Mejor Blog Personal y Mejor Blog del Año en los Premios 20Blogs.
Empezando por lo que se ve a primera vista: su estética. Plaza y Janés, de nuevo, nos viene a sorprender con una portada y una edición que entran por los ojos. Es un libro de tapa dura que recuerda un tanto a esos cuadernillos escolares de cuadraditos. El título, está escrito (a mano) con letras mayúsculas, pintadas por dentro, como si lo hubiera hecho un escolar. Y, como solíamos (y suelen hacer) los escolares, alrededor hay dibujitos que, quizás, yo misma podría hacer hecho cuando cursaba la EGB (si hubiera sido buena dibujante, que no era el caso). Podemos ver, así, un dibujo de Heidi, la bruja avería, David el gnomo y los comecocos. En la parte de atrás, hay otros dibujos como John Travolta y Olivia Newton John bailando en Grease, Mr potato o la famosa calabaza del 1, 2, 3.
El interior está igualmente cuidado. Con hojas de calidad, fotos muy evocadoras y el texto que la acompaña, que muchas veces me ha hecho dibujar una gran sonrisa en mi cara.
En el interior vemos un montón de fotos (fotos personales de seguidores de los autores en las redes que las han cedido muy amablemente), diferentes tipografías, letras y colores, que hacen de él un libro para ser hojeado y ojeado: sí, tanto para pasar hojas y leer una frase aquí y otra allá como para, simplemente, echarle un vistazo.
El libro está dividido en diez capítulos, cada uno dedicado a una temática: Maneras de vivir, Horror en el ultramarinos, La tecnología EGB, Mi casa, Tecnología EGB, Echamos un partido, Me paso el día bailando, Vaya vaya aquí no hay playa, Mirando la programación, Vuelve a casa por Navidad
En el primer capítulo, que lleva por título “Maneras de vivir” (una referencia nada velada a la famosísima serie de los ochenta, “Sensación de vivir”, los autores nos presentan a los dos protagonistas, un niño y una niña llamados Lucas y Nancy (bueno, en realidad no son niños sino los muñecos más famosos de la época). Nos cuentan cómo era la vida de un niño de la EGB: desde que nos despertábamos a las 9 (yo diría que bastante antes pues entraba al cole precisamente a esa hora), pasando por el desayuno, el camino al cole con los amigos, las clases, juegos, interés por el sexo contrario y primeros acercamientos, etc… En las fotos podréis ver posters, estuches, material escolar que, casi seguramente, habéis tenido también vosotros (me ha hecho especial ilusión ver el bolígrafo rosa con unos aros en la parte inferior que usé durante años; de hecho, lo convertí en mi bolígrafo de la suerte e incluso los exámenes de la universidad los hice con él)
El segundo capítulo se titula “Horror en el ultramarinos” (título de una canción, ¿os acordáis de ella?). En él podremos recordar el tipo de tiendas en el que solíamos comprar. Fueron aquellos años en los que, en todas las ciudades, se erigieron los primeros hipermercados. Ahora los vemos como algo normal pero en aquél entonces unos centros tan grandes con todo lo que puedes desear para comprar fueron un acontecimiento. Aún me acuerdo yo del primero que se inauguró por aquí. Se llamaba Mamut y regalaban unas pegatinas redondas blancas, con un mamut dibujado en negro, que adornaron durante años muchos coches guipuzcoanos.
Nos refresca la memoria este capítulo con las chuches que solíamos comprar (los famosos barriletes, los maskys, los fresquitos…) ; algunos aún se venden. Lo mejor de mucho de estos productos para niños es que venían con regalo incluido. Entre éstos recuerdo yo unas muñecas recortables preciosas que regalaban con unos chicles de sandía o melón que vendía en la única tienda del pueblo de mi madre. Costaban un duro y podíamos comer miles pues, además de esta bueno, las muñecas eran preciosas.
El tercer capítulo se titula “Un tambor lleno de juguetes” y hace referencia al famoso tambor de Dixan, el que contenía los polvos para la lavadora y que en todas las casas reciclábamos para usar de contenedor, normalmente de juguetes.
En este capítulo nos muestran los juguetes con los que solíamos jugar. Normalmente eran juguetes sencillos, de plástico, que no pasaban ningún control de calidad pero con los que jugábamos las horas muertas. Un papel destacado lo tienen las colecciones de cromos; las fotos me han hecho recordar algunas que me encantaban como la de “El amor es…”
El cuarto capítulo, en clara referencia al famoso ET, se titula: “¡Mi casa!”
Un capítulo en el que podemos ver la casa de nuestros padres o una muy similar. Porque, ¿a qué vosotros también teníais las paredes empapeladas con esos horribles estampados de figuras enormes, la mar de coloridos? O el mueble del salón, yo diría que el de la foto es clavadito al de mi abuela jajaja. También de mi abuela es el sofá de eskay que vemos en este capítulo. De hecho, sigue estando en la casa familiar, todos los años me siento allí, por Dios qué incómodo es, sobre todo en verano
El capítulo 5º se titula “Tecnología EGB” y está dedicado a todos esos artículos que entonces nos parecían lo más y ahora nos parecen auténticos dinosaurios. En aquella época no había móviles y, sí, sobrevivíamos; es más, no pasaba nada de nada. Si alguien te llamaba a casa y no estabas, pues llamaba más tarde y sanseacabó. ¿Qué tú tenías una urgencia y debías llamar? Pues para eso estaban las socorridas cabinas de teléfono (que hoy son ya, casi, piezas de museo)
Aquí nos habla de los walkie talkies, de los vídeos (madre mía qué revolución supuso la aparición del video! Y los videoclubs; cuántos se abrieron y cuántos cerraron luego!
“Echamos un partido” es el capítulo 6 y con éste me siento menos identificada porque yo no jugaba al futbol, ni siquiera me gustaba. Y el único momento en el que me interesé un poco por él es cuando el equipo de mi ciudad ganó por dos veces la liga. Me aprendí el himno de memoria, incluso me regalaron una casette con la cancioncita.
Pero, claro, hay acontecimientos que hasta los no aficionados al deporte rey vivimos intensamente como el mundial que se jugó en España con Naranjito como mascota oficial.
Además, no sólo de fútbol vive el hombre y este capítulo incluye otros deportes como el baloncesto, la bicicleta…
“Me paso el día bailando” es el capítulo 7. ¿Os acordáis de Alaska (y Dinarama o los pegamoides, que no sé con cuál de sus grupos cantó esta canción? Aún me acuerdo de casi toda la letra.
Aquí aparecen aquellos grupos cuyas canciones nos sabíamos de memoria. Hombres G (vaya, vaya, aquí no hay playa), Mecano, Miguel Bosé, Bruce Springsteen… Al hilo de la música salieron las diferentes tribus urbanas: rockeros, pijos, heavys o punkis; ¿os identificabais con alguna?
No puede faltar en este apartado Eurovisión. Por aquel entonces no quedábamos del todo mal (se ve que teníamos más amigos que ahora), incluso ganábamos o quedábamos en los primeros puestos. Mocedades, La década prodigiosa (me encantaba), Remedios Amaya (¡ay)…
Capítulos 8: Vaya, vaya, aquí no hay playa. Si antes lo menciono…
Los domingos las familias de los 80 cogían la fiambrera y la sombrilla y se iban a pasar el día a la playa o el monte. Íbamos cargados como si nos fuéramos a pasar un año fuera de clase con mesa plegable, tumbonas y sillas varias, toallas, flotadores, juguetes, la radio para que el padre no se perdiese la retransmisión del partido…
Capítulo 9: Mirando la programación. ¿os acordáis aquellos lejanos tiempos en que nos sabíamos la programación de memoria y todos los de clase veíamos lo mismo? No creáis que todos teníamos un memorión impresionante; es que no era realmente difícil pues sólo había dos cadenas y una de ellas no la veía nadie aunque daba mucho empaque decir que sí. De aquellos años son La bola de cristal, Anillos de oro (serie que me debió marcar tanto que con catorce años decidí que de mayor estudiaría Derecho, y así fue), Corrupción en Miami, Un dos tres, Juego de niños, Verano azul (¡ay, cómo me gustó –al menos, hasta la cuarta o quinta vez que la ví-), Mazinger Z, Los payasos de la tele…
Capítulo 10: vuelve a casa por Navidad. La Navidad comenzaba el día que nos daban las vacaciones en el cole y cogía carta de naturaleza con los niños de San Ildefonso, la lotería y sus “ciento cincuenta mil peseeetaaassss” Poníamos el árbol y/o el belén, teníamos una pandereta, íbamos por las casas el día de Nochebuena diciendo “se puede cantar” y juntábamos una importante cantidad de dinero y, por supuesto, comíamos turrón. Duro o blando, que entonces no había las dos mil quinientas variedades que hay ahora. Y luego venía Nochevieja y nos liábamos con los cuartos del reloj de la plaza del sol. Y veíamos los programas especiales de Nochevieja; probablemente, aprovechábamos para grabar las canciones de aquellos artistas invitados que la única cadena de televisión había contratado. Y también solía haber programas de humor. Martes y trece estaban abonados y ojalá siguiesen aún pues me encantaban. Su Enncanna y la empanadilla de Móstoles me hace aún reír a lágrima viva (llamadme friki si queréis pero os confesaré que he visto el vídeo en youtube en un montón de ocasiones). Y luego llegaban los Reyes, el mejor día del año. Nos traían el juguete de moda y en cuanto salíamos a la calle descubríamos que se lo habían traido también a la mitad de los niños del vecindario. ¡Ay, qué tiempos aquéllos!

En cada capítulo hay texto y un montón de fotos que lo ilustran. El texto es ameno, muy entretenido de leer, divertido en muchas ocasiones; seguro que os arranca un montón de sonrisas cuando no alguna risa. Debido a su estructura y a su contenido, es un libro que lo mismo puede leerse de corrido, como a pocos, a ratos sueltos. Yo he elegido la segunda opción, alternándolo con otras lecturas. Así, he podido disfrutar de sus anécdotas durante dos semanas. De todos modos, se lea de una forma o de la otra, es un libro para coger de vez en cuando y leer frases o páginas sueltas y echarse unas risas.
Creo que lo mejor de este libro es que consigue retrotraerte a tu infancia. Recordar cosas que en muchos casos hemos olvidado y que, sin embargo, hemos compartido casi todos. Desde los programas de televisión, hasta los juguetes, la ropa o las chucherías que comíamos, antes había mucha más uniformidad que ahora y casi todos hacíamos prácticamente lo mismo. Ahora, con tantas cadenas de televisión, cada niño ve lo que más le apetece; entonces todos veíamos lo mismo, lo que echaban en la única cadena que había (bueno, vale, también estaba la 2, pero ¿quién la veía?. Los fines de semana, tras el parte (telediario), echaban media hora de la serie de dibujos animados que entonces emitieran: la abeja Maya, el inspector Gadget, El osito Jackie…, todos veíamos lo mismo y luego lo comentábamos con los amigos o en la calle. Porque sí, entonces se salía a la calle mucho más que ahora. Después del colegio, al menos cuando éramos pequeños, íbamos a la plaza a jugar mientras merendábamos.
En fin, que una vez más, he disfrutado muchísimo retrotrayéndome a mi infancia. Es éste, sin duda, un libro para tener y hojear de vez en cuando

Conclusión final

Si no sabéis qué regalar estas navidades a ese amigo o familiar con el que siempre os surge la duda, ésta puede ser una buena opción. Y si queréis haceros un autorregalo, con éste sin duda acertaréis. Un libro para recordar, para reírse y disfrutar. Y, además, no es un libro de una sola lectura sino que, seguro, sentiréis de vez en cuando la necesidad de cogerlo de la estantería para leer frases sueltas, o un capítulo, o ver las fotos…

Podéis comprarlo en Popular libros



martes, 16 de diciembre de 2014

"La lluvia es una canción sin letra" - Ángel Gil Cheza

La forma en la que elijo mis lecturas, a veces resulta un poco errática. Normalmente las elijo yo pero otras veces, parece que son ellas las que me eligen a mí. Como en este caso.
Me había fijado en esta novela, qué duda cabe. El título es llamativo (sin duda Ángel Gil Cheza sabe elegir los títulos de sus libros) y la anterior novela del autor, “EL hombre que arreglaba las bicicletas” me gustó mucho. Si no lo apunté directamente fue por la larguísima lista de pendientes que entonces (y ahora) tenía. Pero Susi de Hojas de alisio me dejó un comentario en Twitter acerca de la posibilidad de realizar una lectura simultánea, le contesté, Suma de letras la leyó, nos la ofreció…., y aquí estamos.
Éstas son mis impresiones

Ángel Gil Cheza

Ángel Gil Cheza nació en Vila-real en 1974. Es licenciado en Humanidades y máster en Edición.
Fue baterista del grupo punk Mala Hierba a los trece años y editor del fanzine Sátira Coenta a los quince.
En los años noventa destacó como cantautor. Publicó la cassette Futuro (1998) y el disco Con la miel en los labios (2005).
Desde hace un tiempo su actividad laboral gira en torno al mundo de la edición, donde trabaja como editor de mesa freelance, imparte clases en diferentes centros y asesora a otros autores. Actualmente dedica el tiempo a escribir y cuidar un huerto de naranjas ecológicas.
Tras autopublicar en Amazon dos de sus novelas, Suma de letras las ha llevado recientemente al papel. Son:
.- “El hombre que arreglaba las bicicletas”
.- “La lluvia es una canción sin letra”
Podéis saber más de él en su página webwww.angelgilcheza.com
Así como seguirle en las redes sociales: Facebook Ángel Gil Cheza
Y Twitter: @AngelGilCheza

Datos técnicos

Título: “La lluvia es una canción sin letra”
Autor: Ángel Gil Cheza
Editorial: Suma de letras
Edición: rústica con solapas
Editado en octubre de 2014 
Páginas: 540
ISBN: :9788483656778
Precio: 17 euros en papel/ 6,99 el ebook

Argumento

Ángel Gil Cheza encontró, mientras trabajaba como arqueólogo, los restos de una chica enterrada en extrañas circunstancias a principios del siglo XI en la Irlanda vikinga. Desde el primer momento sintió un vínculo especial. La lluvia es una canción sin letra intenta explicar lo que pudo ocurrir años atrás, pero es solo ficción. O quién sabe. La verdad de las cosas no importa tanto como lo que sentimos, y sentir nos puede llevar a esa verdad, de algún modo.
La lluvia toca sus notas sordas contra la hierba. Y somos pentagramas en blanco que rellenamos con notas sueltas que gotean de un beso, el sudor de un goce o una lágrima muda cuyo grito apagado es ahora una corchea salvaje e indomable como una joven pelirroja que levantaba espadas tan altas como ella y esparcía las tripas de sus enemigos de su pueblo por toda la isla de Irlanda. El amor es una putada, una bendición que trepa desde los pies a los genitales, que se abren como bulbos y se abrazan, llega al corazón, que, desprevenido, se rinde vencido sin parar de luchar, donde acaba anidando, como ave rapaz que es. Esta química tan sencilla fue la que desnudó a un joven nórdico, tan hermoso como una mujer y tan fuerte como una tormenta, de su coraza de combate, que lo mismo le protegía de un hacha enemiga que de una peligrosa caricia. La lluvia continuó con esa magia de pintar los campos verdes otros mil años. Un librero valenciano cree huir de la justicia pero se esconde de sí mismo, y descubre en una isla gris, verde y húmeda que somos de donde se nos quiere y no de donde venimos. La lluvia toca su canción y cada uno escribimos nuestra letra. A veces, con suerte, la melodía acompaña y nuestra letra es clara, precisa, como una mirada entre amantes que no saben decir mañana.

Impresiones

“La lluvia es una canción sin letra” me ha parecido una novela francamente bonita y más compleja y completa (probablemente, por su extensión) que su antecesora “El hombre que arreglaba las bicicletas”.
En la novela se contienen dos historias, una que transcurre en el presente y otra que transcurre en el pasado. En el presente, conoceremos a Josep, un chico valenciano que regenta una librería de toda la vida, heredada de su familia. Pero las cosas no le van nada bien; no es fácil subsistir con una pequeña librería que difícilmente puede competir con las grandes cadenas y más difícil es, aún, si el dueño de una macrolibrería se la tiene jurada a Josep y su familia y parece que su única aspiración en la vida es destruirles. Precisamente, la enemistad con ese librero es lo que le va a cambiar la vida. Una noche hace una tontería, una trastada sin importancia, pero ésta coincide con el robo de un libro de gran valor y todas las pistas señalan a él. En vez de defenderse, decide huir. Da la casualidad de que dos días antes le habían llamado desde Irlanda para ofrecerle un trabajo. Tras terminar sus estudios universitarios había enviado mil curriculums a empresas de excavaciones arqueológicas de todo el mundo sin obtener respuesta alguna. Pero, sorpresivamente, una empresa de Irlanda le ofrece trabajo para ayudar a desenterrar los restos de un poblado vikingo. Josep acepta y va a Irlanda. Allí encontrará los restos de un cuerpo, enterrado profundamente y conservado a la perfección y desde el principio sentirá una profunda conexión con él.
En la historia del pasado, nos encontraremos en la Irlanda del año 1014. Una época muy convulsa de la historia irlandesa, de luchas continuas entre los diferentes clanes, con la intención de crear un país. Thorgest es un rubio vikingo que ha ido a tierras irlandesas para ganarse la vida. Fuerte, valiente y carismático, pronto se convertirá en un líder. Eimar es una bella joven, valiente como la que más, que lucha mejor que cualquier hombre. Sus destinos se verán unidos.
La novela va alternando capítulos e historias. Un capítulo dedicado al presente, el siguiente dedicado al pasado. Ya sabéis que me gusta esta alternancia de tiempos e historias pues pienso que da muchísima agilidad a casi cualquier libro. Si que es cierto que tienen el peligro de que al lector le interese más una historia que otra pero, en este caso, no me ha ocurrido así pues, más o menos, las dos me han interesado por un igual
El estilo es realmente ágil. Los capítulos son cortos, hay mucho diálogo y el interés de las dos historias se mantiene constante por lo que, todo esto unido a la letra grande hace que, a pesar de que sea una novela extensa, de casi 550 páginas, se lea enseguida.
La historia está narrada por un narrador omnisciente que, sin embargo, sabe meterse en la mente de Josep, auténtico protagonista de la novela. Su carácter está muy bien perfilado. También lo están, aunque en menor medida, los caracteres de los dos protagonistas del pasado, Throgest y Eimear. Junto a ellos aparecen un buen número de personajes secundarios cuyos caracteres, en este caso, aparecen apenas perfilado. Éste es el único inconveniente que me he encontrado en la novela: la abundancia de personajes secundarios de los que poco sabemos y cuyos nombres son similares (los del pasado principalmente). Hay varios clanes, en ellos varios personajes, sus nombres son antiguos y, sinceramente, había veces en las que andaba totalmente perdida y no sabía de quién me estaban hablando. No es que tenga mucha importancia para poder entender el sentido de la narración pero creo que hubiera estado bien una relación de personajes al principio o al final del libro que nos dijera quién es quién.
La ambientación es muy buena, tanto la del presente como la del pasado. En la historia actual, nos presenta a unos personajes mayoritariamente jóvenes, apasionados de la arqueología –aunque sea a nivel aficionado-, y de la cerveza y los pubs (¡esto es Irlanda!). Nos presenta una profesión –la arqueología- que puede parecer muy glamourosa pero que, al menos en los estadios iniciales, se limita a excavar para ir retirando tierra. En la historia del pasado se nos traslada perfectamente el ambiente guerrero que se vivía en Irlanda a principios del año XI. Las luchas entre clanes, entre irlandeses y vikingos, la precariedad de la vida, la brutalidad de una vida durísima. Me he encontrado, sin esperarlo, con una novela de alto contenido histórico pues, a través de esta historia del pasado, se nos enseña cómo fue la formación del estado irlandés (tema del que no tenía ni idea por lo que me ha resultado altamente instructivo).
El estilo del autor es sencillo y cuidado y, sobre todo, altamente adictivo. Es una novela de lectura muy ágil, se lee sola. Resulta amena y entretenida en todo momento. El ritmo es constante y el interés de ambas historias también. La parte del presente tiene un poco más de peso que la del pasado – yo diría que en cómputo total tiene más páginas, aunque esto igual es impresión mía- y al final, como no podría ser de otro modo convergen. La forma en la que lo hacen se puede adivinar desde el principio, no es un misterio y, en cuanto nos metemos un poco en harina, ya nos podemos imaginar de quién son los huesos que ha encontrado Josep. Pero eso no le quita ni le pone interés al asunto puesto que no estamos ante una novela de intriga o que encierre grandes y ocultos secretos.

Conclusión final

En definitiva, “La lluvia es una canción sin letra” es una bonita novela, bien escrita, bien narrada, con dos historias entrelazadas a pesar de que las separe un milenio, que nos lleva a la verde Irlanda, tanto a la actual como a la del pasado. Una novela que nos asegura un buen rato de diversión
Podéis comprarla en Popular libros

miércoles, 10 de diciembre de 2014

"Secretos del arenal" - Félix G. Modroño

Hará dos años ya que leí “La ciudad de los ojos grises”, una novela que me encantó; de hecho, fue mi novela preferida del año en el que la leí. No tardé en hacerme con las dos novelas que había escrito anteriormente el autor (aunque aún no he tenido tiempo de leerlas) y poner su nombre con mayúsculas y subrayado con fosforito entre mis autores preferidos.
Cuando conocí que su nueva novela había ganado el Premio Ateneo de Sevilla (para mí los premios no son garantía de nada pero justo con éstos he tenido hasta ahora buena experiencia) supe que no tardaría en leerla. Como los que andáis por la blogosfera literaria ya sabréis, organicé junto a Tatty de El universo de los libros una lectura conjunta y en su seno la leí
Éstas son mis impresiones.

Félix G. Modroño

La primera luz que vio fue la del cielo vizcaíno a mediados de la década de los sesenta. Aprendió a leer en Bilbao y a escribir en Portugalete. Tras realizar sus últimos cursos de Bachillerato en Alicante y Don Benito, estudió Derecho en Salamanca donde unos inquietos universitarios fundaron la revista Res Nulliusen la que redactó su primer artículo.
Como fruto de su afición por la fotografía, publicó Villalpando, paisajes y rincones (2002) en homenaje al pueblo zamorano de sus padres. Desde entonces, ha realizado algunas exposiciones y ha colaborado en la revista Paisajes.
Un accidente, que le obligó a permanecer inmóvil durante casi dos meses, fue la causa que le empujó a retomar su pasión olvidada de escribir. La obtención de algunos premios con sus relatos, le animó a emprender la aventura de su primera novela: La sangre de los crucificados (2007), protagonizada por el doctor Zúñiga, un peculiar investigador del siglo XVII, que también será el personaje central de su siguiente obra: Muerte dulce (2009).

Son cuatro las novelas que ha publicado hasta la fecha:
.- La sangre de los crucifiicados
.- Muerte dulce
.- La ciudad de los ojos grises
.- Secretos del arenal, ganadora del Permio Ateneo de Sevilla 2014


Datos técnicos

Título: “Secretos del arenal”
Autor: Félix G. Modroño
Editorial: Algaida
Edición de tapa dura con sobrecubierta 
Publicado en noviembre de 2014
Páginas: 384
ISBN: 978-84-9067-122-1
Precio: 20 euros en papel / 9,99 euros en digital


Argumento

El destino entrelazado de dos mujeres, en dos ciudades y dos épocas diferentes El voluptuoso mundo del vino ha unido a Silvia y Mateo en una relación tan intermitente como apasionada, donde nunca hay preguntas ni tampoco respuestas. Pero ella sigue atormentada por el dolor de hace muchos años: en 1989 el cadáver de su hermana mayor apareció en el monte Artxanda, salvajemente mutilado, y desde entonces el asesino sigue libre, sin que las investigaciones —primero de la Policía Nacional, y luego de la Ertzaintza— hayan logrado sustanciales avances. Un día, Mateo recibe el correo electrónico de una desconocida que le propone leer la novela Secretos del Arenal: una historia de intrigas, venganza y supervivencia situada en la Sevilla de postguerra, una ciudad acosada por el hambre, la miseria y la represión política. Mateo no sabe que es la propia Silvia quien le manda ese correo, y por supuesto desconoce qué claves se esconden tras las lectura de esa novela.
En la más reciente novela de Félix G. Modroño, galardonada con el XLVI Premio Ateneo de Sevilla, el destino parece entretejer las historias de dos mujeres, en dos ciudades diferentes separadas por más de mil kilómetros y con casi medio siglo de diferencia. Quizás el Arenal —el de Bilbao o el de Sevilla— aún oculte las claves de un misterio nunca resuelto, y quizás un libro contenga las repuestas a las preguntas que nunca se formularon.

Impresiones

Como he comentado al principio de la reseña, “La ciudad de los ojos grises” me fascinó por lo que tenía muchas ganas de leer el último trabajo de Félix. Ganas y un cierto miedo de que “Secretos del arenal” me decepcionase porque era difícil estar a la altura de su anterior novela. Por suerte, no me ha decepcionado. Si bien es cierto que “Secretos del arenal” no me ha gustado tanto como “La ciudad de los ojos grises”, me ha parecido igualmente una grandísima novela, que cuenta una historia preciosa, nos presenta unos personajes la mar de interesantes y, sobre todo, que goza del mismo estilo literario y del buen hacer de su autor, Félix G. Modroño.
Bilbao
La novela cuenta dos historias, una que transcurre en la actualidad en Bilbao, otra que transcurre en los años 40 en Sevilla. Dos historias íntimamente relacionadas; incluso, podríamos decir, una historia dentro de otra que, por supuesto y como es de imaginar, acaban confluyendo.
El presente nos muestra a Silvia, una joven periodista, especializada en enología, que vive en Bilbao. Silvia es una mujer muy liberal, con unas ideas muy concretas sobre el amor, el sexo y las relaciones. Silvia tiene el corazón roto por el asesinato, en 1989, de su querida hermana. Ésta fue brutalmente asesinada y pasaron años hasta que supieron quién lo hizo. Su familia posee una prestigiosa bodega y Silvia es conocedora del mundo del vino, en el que se mueve como pez en el agua. En una presentación a la que acude como periodista conoce a Mateo Uriarte, un sumiller, con el que no duda en acostarse a pesar de que ella vive con su novio y él está casado. Ambos se quedan prendados uno del otro e iniciarán una relación atípica pues sólo se encontrarán en contadas ocasiones, coincidiendo con algún evento relacionado con el vino.
Pero pasan los años y la relación se pierde hasta que, tiempo después, Silvia comienza, con un nombre supuesto, a enviarle mails. Se hacen amigos y entablan una fluida relación, de coqueteo incluso. Ella le sugiere la lectura de un libro que para ella es muy especial y se titula “Secretos del arenal”
Olalla es una joven sevillana, huérfana de guerra, que vive con sus tías. Los ecos de la guerra civil aún se hacen sentir, la postguerra es durísima y por Sevilla circula gente de mala calaña que, encima, está en el bando de los vencedores.
Todo libro que narra dos historias corre un serio peligro: que una de ellas guste más al público que la otra. Al principio fue justamente esto lo que me pasó con “Secretos del arenal”, que me gustó más la historia del presente que la del pasado. La historia del presente empieza fuerte, con esta Silvia de carácter tan marcado, su relación con Mateo y ese cruel asesinato cometido en la persona de su hermana. Prometía mucho y enseguida me enfrasqué en ella. Así que, cuando cambié de capítulo y me encontré en Sevilla cincuenta años antes y con unos personajes y una historia que nada parecía tener que ver con la de Silvia, reconozco que me sentí un poco desconcertada. Incluso impaciente porque, de primeras, la historia de Olalla no me conquistó como sí lo había hecho la de Silvia. No era mala historia, pero no me parecía que tenía el mismo gancho, la misma fuerza y empuje que se adivinaba en la otra. Y mantuve esta sensación durante buena parte de la novela porque he de decir que la historia de Olalla no me conquistó hasta muy avanzada la novela, pasada como mínimo su primera mitad. Repito, no es que me pareciese mala o falta de interés; es que, simplemente, la otra me enganchaba más. También es cierto que finalmente me enganchó y la última parte de esta historia me gustó muchísimo y me reconcilió con la primera.
En “Secretos del arenal” he encontrado con muchas cosas que ya había descubierto en “La ciudad de los ojos grises y que fueron las que me enamoraron de esa novela: la mezcla de historias, la importancia del pasado en el presente, bonitas historias de amor, un toque de misterio, un toque de Historia y, sobre todo, un estilo envolvente que es marca de la casa.
Félix hace gala de un estilo muy cuidado, con un gran dominio del lenguaje y la sintaxis; su forma de escribir es francamente bonita. Pero, al mismo tiempo, entretenida y fácil de leer. Como he dicho un poco más arriba, la parte del presente me enganchó más que la del pasado pero, en todo caso, es una novela fácil de leer, con ritmo, que mantiene las dosis suficientes de intriga para querer seguir leyendo hasta llegar al final; un final buenísimo, por cierto. El autor utiliza un punto de vista diferente en cada una de las dos tramas: la del presente está narrada en primera persona, la del pasado por un narrador omnisciente (¿puede ser por esto que me enganchase más la primera que la segunda?)
De vez en cuando, suelta el autor una de esas frases lapidarias que gusta señalar para conservar y repasar en ocasiones posteriores.
“Desde que nacemos, nuestra libertad se ve cercenada por atavismos arcaicos, por tabúes, por formas de reflexionar impuestas que nos constriñen la imaginación y nos culpan de nuestros deseos. Vivimos y pensamos tal como nos exige una sociedad que nos manipula. Somos autómatas que nacen, se reproducen y mueren, que solo conocemos la felicidad al encontrarla, pero somos incapaces de salir a recibirla si para ello hay que desviarse de la normalidad”“Nada hay más engañoso en una decisión personal que tomarla bajo los efectos de una embriaguez colectiva. La libertad no nace de la euforia, ni de discursos populistas, ni siquiera dese la voluntad común. Así puede surgir la solidaridad, la unión, la fuerza… pero nunca la libertad”
Los personajes principales están muy bien dibujados. Los que más, por supuesto, las dos mujeres protagonistas, Silvia y Olalla. La historia de Silvia está narrada en primera persona: es ella misma la que la cuenta al lector, buscando su complicidad. Y, en mi caso, la ha encontrado. Y mirad que su personalidad no tiene nada que ver con la mía; si bien entiendo su forma de pensar, sentir y actuar, no coincide con la mía y hace cosas que me parecen sumamente reprobables. No obstante, he conseguido empatizar con ella y eso es un gran mérito cuando, como digo, si la conociera en persona igual ni siquiera me caería bien, ¿no creéis? 

Ella misma se describe y reconoce sus sombras: “Disto mucho de ser perfecta… Una no puede ir aireando sus pensamientos si cuestionan la sociedad en la que vive. .. Me resulta irrisorio que se siga hablando de izquierdas y de derechas, definiciones que nacieron de una mera forma de sentarse en las asambleas. Me entristece que millones de personas vean a diario programas basura en la televisión y que haya gente que se enorgullezca de no haber leído jamás un libro. No puedo con la injusticia, con los fanatismos ni con la intolerancia”
Con Olalla es más fácil simpatizar. Una chiquilla joven, que lo ha pasado muy mal y que, en la flor de la vida, va a conocer tanto el amor como la mayor de las desgracias. En su caso, es un narrador omnisciente el que cuenta su historia; algo lógico teniendo en cuenta que su historia es el argumento de un libro.
La parte del pasado, sobre todo al principio, parece más costumbrista que otra cosa. La del presente, si bien tiene un tono intimista, tiene un toque importante de misterio que me gustó mucho (ya sabéis que me puede el género). Y durante más de la mitad de la obra no puedes evitar pensar por qué el autor ha decidido incluir en una novela dos historias aparentemente tan distintas y que no tienen nada que ver; de hecho, parecen dos novelas diferentes pues cada trama podría haber dado lugar a su propia novela. Pero, al final, todo confluye, todo encaja a la perfección y todo queda explicado. He de decir que bastantes antes de ese final ya me imaginaba por donde iban a ir los tiros, hecho que no le quitó ningún interés a la novela; más bien al contrario pues justo la parte final es la más interesante.
Las dos tramas se van alternando, cosa habitual en las novelas que contienen dos historias, en una serie de capítulos más bien cortos, que se leen en pocos minutos.
Una de las cosas que más me han gustado de la novela y que me ha gustado ir recogiendo aquí y allá, cuando menos lo esperaba, son una serie de guiños literarios que el autor hace y que el lector avezado sin duda descubrirá. Por ejemplo, al libro “Buchmendel” de Stefan Zweig. ¿Qué no sabéis alemán? Vale, pero usad la imaginación y mirad a ver si podéis descubrir de qué libro se trata, ya os he dado la pista del autor. Entre estos guiños, los más graciosos sin duda los anteriores a su anterior novela, la formidable “La ciudad de los ojos grises”: “Le conté a Mateo que años atrás había encontrado una botella enterrada en la arena con un precioso mensaje “Alfredo amó a Izarbe”

Conclusión final

En fin, supongo que, de todo lo dicho, habrá quedado claro que “Secretos del arenal” me ha gustado mucho y que Félix G. Modroño se confirma como un gran escritor, cosa que los lectores de “La ciudad de los ojos grises” ya teníamos claro.
Os recuerdo que este libro y “La santa” de Mado Martínez –que reseñé hace poco- son los vencedores de los dos premios Ateneo de Sevilla (normal y joven) de este año 2014. Sin duda, unos premios muy acertados y merecidos
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martes, 9 de diciembre de 2014

"Los caminos del mar" - Magdalena Albero Andrés

Ya sabéis que me gusta la novela histórica, por lo que no me pude resistir a un libro con tan atractiva portada y situado en un período en el que no recuerdo haber leído ninguna novela con anterioridad: la Grecia clásica.
Éstas son mis impresiones

Magdalena Albero Andrés

Nació en Alcoy, Alicante, en 1953.
Es profesora titular en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Ha sido investigadora visitante en diferentes universidades de Estados Unidos y Canadá, y ha escrito varios libros y artículos científicos sobre juventud y medios de comunicación.
En el campo de la ficción, ha publicado relatos en diversas antologías y Caminos del mar, su novela debut, ha resultado ganadora del segundo Certamen Internacional de Novela Histórica Ciudad de Úbeda.

Datos técnicos

Título: “Los caminos del mar”
Autora: Magdalena Albero Andrés
Editorial: Roca
Edición: tapa dura con sobrecubierta
Páginas 381
ISBN: 978-84-99187679
Precio: 18,90 euros
Publicado en septiembre de 2014

Argumento

En el año 285 a.C Irene tiene quince años y vive con su padre en Atenas. Su educación, que Kleón ha cuidado con un esmero nada habitual para una mujer, la ha convertido en una joven curiosa y culta. Sin embargo, todo su mundo se derrumba cuando él es encarcelado. Irene queda bajo la tutela de Herófilo, un familiar médico con el que huirá de Atenas. Durante una larga estancia en Creta, donde se ven obligados a recalar, Irene acabará por adquirir conocimientos básicos de medicina, suficientes para despertar su interés por continuar aprendiendo y practicando. Así empieza su periplo por el Mediterráneo, que es a la vez un viaje hacia el descubrimiento de sí misma.
En la aventura vital de la protagonista se cruzan no sólo los dos hombres a los que amará, sino también personajes históricos como Herófilo de Calcedonia, el rey Ptolomeo I o el filósofo Epicuro, y las mujeres anónimas -campesinas, esclavas, cortesanas y esposas de ciudadanos griegos-, que la ayudarán a convertirse en adulta. Las peripecias de Irene nos acercan a una época en que la ciencia médica daba sus primeros pasos y el arte y la filosofía formaban la conciencia colectiva y se planteaban dilemas no muy alejados de los que vivimos hoy. Una vida fascinante narrada en una novela imperdible.

Impresiones

Cuando la propia autora, Magdalena Albero, me ofreció este libro para leer y reseñar en el blog, no pude ni quise resistirme. Ya sabéis que la novela histórica me gusta mucho y daba la causalidad de que, sobre la antigua Grecia, no recordaba haber leído ninguna. Si a esto le añadimos un bonito título, una preciosa portada y una historia sobre mujeres…, el cóctel era explosivo
Una vez leída, os adelanto que el resultado ha sido muy positivo pues me he encontrado una novela muy bien escrita, con un gran trabajo de documentación detrás, un personaje femenino fuerte y una historia la mar de entretenida en la que no faltan aventuras, amores y apuntes sobre la forma en la que se practicaba la medicina en la antigua Grecia.
“Los caminos del mar” narra la historia de Irene, una joven griega. Tras la muerte por enfermedad de su madre y hermanos, vive sola con su adinerado padre. Éste se ha volcado en ella dándole una mayor educación de la que, por norma general, se daba a las mujeres en aquella época. Pero todo cambia cuando, por unos tejemanejes políticos, se acusa a su padre de un delito que no ha cometido. Es encarcelado e Irene tiene que huir. Es puesta bajo la custodia de un amigo de su padre, un gran médico, quien le enseñará los rudimentos de su profesión, empezando por la práctica en un poblado egipcio en el que recala su barco y terminando con estudios – siquiera extraoficiales- en un Museum.
Irene es una joven voluntariosa y valiente que encuentra en la medicina su vocación. Pero hay un problema y es que en aquel entonces las mujeres no podían ser médicas. Los centros de estudio de la época, los museum, sólo estaban abiertos a los hombres y no a todos (muchos eran excluidos por su raza). Pero su tutor empezó a enseñarle un poco de estrangis y finalmente se decidió a darles educación tanto a ella como a otro de sus discípulos, un egipcio que por su raza y color de piel no era aceptado por otros médicos o aspirantes a médicos.

La autora no escatima detalles a la hora de narrar las visicitudes –que son muchas- que le ocurren a Irene, así como los diferentes escenarios por los que transcurre la acción, diferentes técnicas médicas, etc… Tantos detalles hacen de esta novela un libro de lectura pausada –que no lenta-; sus páginas no se devoran con ansia como otras novelas pero sí con mucho gusto por la cantidad de información que el lector recibe y por lo mucho que aprende de ella. Se nota que, previa a la escritura de esta novela, hay un ingente trabajo de documentación. Magdalena Albero aparece como una gran conocedora de la Grecia clásica, de la forma de vida de las clases pudientes y de las menos pudientes, de la medicina y escultura antigua… Y lo mejor es que sabe trasladar toda esa información al papel de forma amena e interesante.
Creta, Alejandría y su famoso faro, Rodas con su coloso en construcción y Atenas son los diferentes y fascinantes escenarios en los que transcurre la acción. De todos ellos se dan notas precisas, dando al lector una idea precisa de cómo era la vida en dichos lugares. Al mismo tiempo que da datos generales sobre el gobierno –citando algunos personajes históricos de sobra conocidos- focaliza su atención sobre la gente normal y corriente, ya sea del pueblo, ya de las clases más pudientes. Y, así, da datos sobre la forma de vida en las casas, sobre cómo estaban éstas construidas, sobre cómo la dueña organizaba la economía doméstica de su hogar, etc… Ésta es una parte muy interesante. Como interesantes son los datos sobre la forma de practicar la medicina antigua: los médicos pioneros, el estudio del cuerpo humano, la disección de cadáveres, la experimentación… Y, sin duda, alto interés tiene, también, la situación de la mujer, sometida al padre o al marido pero, como veremos, con una parcela de poder e independencia, siquiera en el gobierno de su hogar.
La situación de la mujer, obviamente, no era como la que, afortunadamente, tenemos ahora. Pocas eran las mujeres que, como Irene, podían estudiar y, cuando lo hacían, era a un nivel “casero”, de andar por casa: leer y poco más. Conocimientos superiores, como los médicos, estaban fuera de su alcance por cuanto que no podían acceder a los Museum, los centros de estudio; de tal forma que, en el mejor de los casos, se quedaban como parteras y curanderas. Y, bueno, tampoco se podían quejar respecto a otras mujeres de la Antigüedad pues las mujeres griegas, sin duda, gozaban de mucha más consideración que otras.
Irene, nuestra protagonista, tiene que hacer frente a un montón de dificultades y consigue superarlas con su carácter valeroso y voluntarioso. Toda la historia gira en torno a ella y lleva su papel protagonista con mucha dignidad, convirtiéndose en un personaje que gusta al lector, que cala hondo en él. Porque Irene tiene sus luces y sus sombras y su carácter fuerte no está reñido con la debilidad que siente cuando se enamora. Irene tiene dos grandes amores en su vida; dos amores muy diferentes, uno más recomendable que otro, pero con ambos vivirá el amor de forma intensa y emocionante.
Junto a Irene, protagonista absoluta de la novela, tendremos otros personajes que le acompañan, cuyos caracteres están también desarrollados de forma precisa. Su padre Kléon, Caledonia, Manetho, Areté, Leandro o Linos, junto a personajes históricos como Epicuro, Herófilo o el rey Ptolomeo. El gran mérito de la autora es hacerlos parecer a todos personajes vivos y reales y lograr una perfecta simbiosis entre los personajes reales y los ficticios de tal manera que el lector, al final, no sabe quién vivió de verdad y quién sólo lo hizo en la imaginación de su creadora.
La prosa de Magadlena Albero es cuidada, precisa y detallista. En el libro predomina la narración sobre el diálogo y, como he comentado al principio, contiene una importante cantidad de información la cual, no obstante, es ofrecida de forma amena. La novela tiene un buen ritmo pues en ella pasan bastantes cosas, teniendo su hueco la aventura y el amor que, por decirlo de alguna manera, “dulcifica” la información histórica. Sí que es verdad que, quizás, me ha faltado un poco de emoción. Siendo como soy, muchas de las cosas que le pasan a Irene deberían haberme provocado las lágrimas pero esto no ha ocurrido en ningún momento; no me he implicado hasta ese punto.

Conclusión final

“Los caminos del mar” es una novela que gustará a los amantes de la novela histórica. Situada en un período fascinante de la Historia antigua, en escenarios tan llamativos como Atenas, Creta, Rodas o Alejandría, la novela es un canto a la superación y a la valentía
Finalmente, comentaros que la calidad literaria de la novela viene avalada por haber sido la ganadora del II Certamen Internacional de Novela Histórica Ciudad de Úbeda.
Podéis comprarlo en Popular libros