Amada Carlota es la cuarta entrega de una serie protagonizada por el detective Roures. He leído la primera y la segunda, no así la tercera, he pasado directamente a la cuarta, y no he tenido ningún problema para entenderla. Sí que es verdad que hay cuestiones personales entre la jueza Carlota y el detective, pero la autora las explica para que no nos perdamos
En esta ocasión, la historia se estructura en varias tramas y en varios tiempos. Por un lado, tenemos el presente, en el que el detective va a atender dos casos. Uno es muy personal, porque es una cuestión íntima de su pareja, de la juez Carlota Aguado. Y el otro es un encargo, un Bedel de una facultad le informa de que un profesor de la misma se está aprovechando de algunas alumnas, que son mayores de edad, pero se está aprovechando de su situación de poder y las engaña. Eso lo van a investigar Roures y el Manos, ayudado este por su sobrino. Por otro lado, tenemos el pasado. Conoceremos a Magdalena, una chica de 16 años, asturiana, de la que se encapricha un ginecólogo de Madrid y convence a sus padres para que se casen. Magdalena y Enrique, que es el ginecólogo, tienen tres hijos. Mariana, Enrique y María del Carmen. Es la época de la dictadura todavía. Magdalena está totalmente sojuzgada a su marido. Iremos viendo su evolución, que es bastante tremenda. También en el pasado, pero unos años más adelante, tendremos la historia de María del Carmen, la hija más pequeña, que en la adolescencia le va a pasar algo tremendo. El presente y el pasado se van alternando. Iremos conociendo todo lo que ocurrió entonces y lo que está pasando ahora.
Es una historia muy potente, tremenda, de las mejores y más duras que he leído este año. Recibe cinco estrellas y se va directa a las mejores lecturas del año. Hay momentos durísimos, con algunas escenas que te ponen los pelos de punta. Hay que parar un poco para asimilarlo todo. No voy a hablar mucho de qué va la trama, pero os diré que trata el tema de los niños robados. Os podéis imaginar cómo se estruja el corazón. A mí lo que me ha resultado muy curioso es que sabía que en la Guerra Civil, la dictadura, había ocurrido esto. Pero lo que no sabía es que también durante la democracia, durante los primeros años de la democracia, hasta casi los años 90 o así, se seguía haciendo un negocio tremendo con el robo de bebés. Me parece increíble que se negocie con la vida de unos bebés recién nacidos y de sus madres. ¿Cuántos habrá todavía por ahí con unos apellidos que no les corresponden? Me imagino que es imposible saberlo.
Es una novela en la que prima la narración sobre el diálogo, por lo tanto no tiene un ritmo endiablado. Eso sí, el interés es increíble. Según avanza se pone más y más interesante. La trama es, como digo, muy potente, muy buena y me ha encantado.
No voy a hablar de los personajes del pasado, tenéis que descubrirlo por vosotros mismos. Tampoco de Carlota, ya que se va a estudiar un tema personal suyo. Hablaré de Roures, un detective que ya conocía de antes, aunque la verdad es que no me acordaba de mucho, por no decir de nada. Pero me ha gustado mucho. Es un hombre que ha visto de todo. Fue corresponsal de guerra, con lo cual ha estado en todas las desgracias del mundo, o en muchas de ellas. Aún así no pierde su humanidad y es muy amigo de sus amigos. Una maravilla. Un hombre muy culto. Sabe mucho de literatura y de música. Y de verdad que es un gusto conocerle.
Como anécdota, unos apellidos que yo pensaba que eran de mucho prestigio, Vallejo-Nájera, se me han caído al abismo. Hemos conocido al patriarca, el psiquiatra Antonio Vallejo-Nájera, el que estaba en época de Franco. Tremendo. Qué ideas, por Dios, qué ideas. Con deciros que le llamaban el Mengele español, os lo digo todo. Qué ideas sobre la mujer, sobre lo inútiles que somos, que no valemos para nada, salvo para tener hijos. Y que por eso, sobre todo si tienes el gen rojo, lo mejor es que te quiten a tu bebé. Una pasada.

Una historia muy buena. Creo que la mejor de las 4 de la serie. Una historia dura. Pero bien contada.
ResponderEliminarGracias por tu reseña.
Saludos, Isa