“La mano que te da de comer” -A. J. Rich

Hay muchos motivos para fijarse en un libro: haber disfrutado con algún libro del autor, una atractiva portada, un título llamativo, una sinopsis sugerente… Otros, son un poco más peregrinos; como el que me hizo decantarme por esta novela: me recordaba mucho a la película “La mano que mece la cuna” que tanto me gustó en su día

Éstas son mis impresiones

A. J. Rich

A.J. Rich es el seudónimo de las dos coautoras de esta novela:

Amy Hempel es autora de cuatro colecciones de relatos y vive en Nueva York. Su libro Collected Stories fue considerado por The New York Times como uno de los mejores libros del año 2006. Tiene numerosas distinciones, entre las que destacan una beca Guggenheim y el PEN/Malamud Award. Actualmente trabaja como profesora de escritura.

Jill Ciment es autora de varias obras de acción y una autobiografía. Ha recibido el New York State Fellowships for the Arts, el premio Janet Heidinger Kafka y una beca Guggenheim. Actualmente trabaja como profesora en la Universidad de Florida.



Datos técnicos

Título: “La mano que te da de comer”

Autoras: A. J. Rich

Editorial: Maeva

Edición: tapa blanda con solapas

Fecha de publicación: febrero de 2017

272 páginas

ISBN: 978-84-16363-91-9

Precio: 18,90 € en papel



Argumento

La mano que te da de comer analiza nuestras emociones y debilidades más íntimas, y lanza una cuestión inquietante: ¿conocemos realmente a las personas con quienes compartimos nuestra vida?

Morgan tiene tres pasiones: la victimología, sobre la que prepara una tesis doctoral, sus perros —Cloud, un adorable gran pirineo, Chester y George, dos pitbulls— y Bennett, su prometido de origen canadiense que conoció en Internet y con quien vive una tórrida historia de amor. Un día, al volver a casa, encuentra el cuerpo de Bennett destrozado y a sus perros cubiertos de sangre. A pesar de que todo indica que los animales han matado a Bennett, Morgan se resiste a creerlo y, además, irá descubriendo cosas del pasado de su prometido que lo convierten en un personaje oscuro y peligroso que guardaba muchos secretos, y que nada tiene que ver con el hombre que ella creía conocer. Pero esto es solo el principio, y lo que Morgan ignora es que su vida está en peligro.



Impresiones

Cuando Morgan vuelve a casa, se encuentra con una escena horrible: su novio Bennett está muerto. Su cuerpo ha sido destrozado a dentelladas. Sus tres perros –Cloud el gran pirineo, Chester y George los dos pitubulls- están cubiertos de sangre. Obviamente, todo el mundo cree que los perros han matado a Bennett. Salvo Morgan quien, tras la conmoción inicial, se resiste a creer que unos perros tan pacíficos como los suyos hayan podido matar a Bennett, a quien ya conocían. ¿Les habrá provocado éste de alguna manera? Aunque las autoridades han llevado a los perros a un lugar de custodia adecuado, ella decide investigar qué ha podido pasar. Lo malo es que cuanto más investiga menos sabe porque Bennett, con quien se iba a casar, resulta ser un completo desconocido.

“La mano que te da de comer” es un thriller psicológico que plantea varios temas sumamente interesantes. Uno de ellos: el que no todo el mundo es quien dice ser. Algunas personas llevan una doble vida (en el pueblo de mi madre sin ir más lejos, había un hombre que, en la época de la guerra civil más o menos, formó dos familias en pueblos cercanos), otras se manifiestan de una forma y resultan ser de otra muy distinta (a este respecto, internet es un gran caldo de cultivo). ¿Hasta qué punto podemos confiar en quiénes nos rodean? Desde luego, Morgan no está preparada para descubrir la doble vida que llevaba su prometido. Le conoció por internet. Ella estaba preparando un trabajo sobre victimología clínica y realizó una investigación a través de internet, buscando un perfil concreto de personas. Así conoció a Bennett quien no casaba ni como víctima ni como acosador y por eso empezó a salir con él.

Siendo interesante este tema, el que más me ha llegado a mí es el otro, el de los perros. Los que tenemos perros sabemos que somos civilmente responsables de los daños que éstos puedan causar. Pero en Estados Unidos (que ya sabemos que son muy suyos) van más allá: cuando un perro ataca a alguien y le hiere o incluso le mata, le someten a juicio. Como lo oís. Y no un juicio de chichinabo sino un juicio muy similar a los de personas. Así, hay un juez que juzga, un abogado que defiende al perro, pruebas periciales, etc… Incluso una resolución (a la que en el libro no se denomina sentencia pero que, en todo caso, resuelve el procedimiento y dice qué será del perro: absuelto o condenado y, en este caso, pena de muerte (sacrificio del perro) o prisión (ser internado de por vida en una especie de perrera apto para estas cosas). No tenía ni idea de estos juicios de perros y la verdad es que me he quedado completamente alucinada.

La novela arranca fuerte. La primera escena, en la que Morgan se encuentra el cadáver destrozado de su prometido, se esconde de sus perros en el baño y llama en la policía antes de entrar en shock es realmente potente. Pone los pelos de punta y engancha sin remedio. Posteriormente, una vez superado el shock, Morgan decide investigar. No se puede creer que sus perros hayan matado a Bennett. Cogió a Cloud, un gran pirineo cuando era un peludo cachorro, y siempre se ha portado como un peluche: es un perro tranquilo, que jamás ha mostrado ni pizca de agresividad. A los dos pitubull los adoptó posteriormente pues estaban abandonados en una perrera. A pesar de que pertenecen a una raza de las consideradas potencialmente como peligrosas, son dos animales pacíficos que jamás le han dado ningún problema. Morgan no duda que los animales hayan atacado a Bennett pero no cree que haya sido porque sí, él ha tenido que provocar la situación de alguna manera y eso es lo que decide investigar. Para ello, decide hurgar en el pasado de su prometido y lo que encuentra le demuestra que no le conocía en absoluto.

La protagonista absoluta es Morgan quien, además, será la narradora de la historia. En primera persona, nos contará la escena que vieron sus ojos, su horror, su incredulidad y, luego, su lucha por salvar a sus perros. Lo que les espera es la muerte –de hecho, a uno de ellos le mató la policía al entrar en la casa- y Morgan no se puede resignar a ello: quiere salvarles y que vuelvan con ella a casa.

Sin duda, Morgan y a través de ella las autoras, denotan un gran amor por los perros. Y nos realizan una llamada de atención. Hay un catálogo de razas peligrosas y una serie de razas “condenadas” sin más cuando la mayoría de los perros son o no agresivos dependiendo de cómo se les haya educado. Obviamente, si te ataca, te va a hacer más daño un pastor alemán que un chihuahua por mucho que éste pueda ser más agresivo que aquél. Mucha gente coge perros grandes y fuertes a los que educa para pelear pero esos perros tratados con cariño y mimo pueden comportarse como dulces cachorritos. Los pitbull sin ir más lejos; no niego que me dan respeto por la fama que tienen pero conozco a gente que los ha tenido y que dicen que son cariñosísimos con los niños y que jamás han tenido un mal gesto con ellos.

La novela está escrita por dos personas, a cuatro manos. Pero no se nota nada. No sé si una de ellas se habrá encargado de documentarse y otra de escribir pero la verdad es que no hay ningún cambio de estilo. El ritmo es un poco variable. Empieza muy muy fuerte pero luego entra en una etapa de meseta para al final acelerarse. Eso sí, tanto durante las partes más rápidas y las partes más lentas, se lee bien y la lectura resulta amena y sencilla. La intriga es de nivel medio. Si es verdad que no te puedes imaginar al principio por dónde va a derivar la historia pero, una vez encarrilada, no es difícil averiguar por donde van a ir los tiros.



Conclusión final

“La manos que te da de comer” es un thriller psicológico que, si bien tiene un nivel de intriga medio, plantea unos temas interesantes y está bien llevado. Y, si os gustan los perros, creo que os gustará.

Podéis comprarlo en Popular libros