"Me llamo Lucas y no soy perro" - Fernando Delgado

Creo que ya os he comentado alguna vez que me gustan mucho las novelas (y películas) con un perro como protagonista. Como amante de los perros, me deshago con estas historias vistas desde el punto de vista canino. Así las cosas, en cuanto vi que Fernando Delgado había publicado una nueva novela (o relato largo, dada su extensión), supe que tenía que leerla. Y, gracias a editorial Planeta, así fue.

Hoy os traigo mis impresiones de “Me llamo Lucas y no soy perro”

Fernando Delgado

Fernando Delgado (nacido en isla de Tenerife, 1947) es autor de las novelas:

.- Tachero, premio Benito Pérez Armas 1973;
.- Exterminio en Lastenia, premio Pérez Galdós 1979; 
.- Ciertas personas (1989); 
.-Háblame de ti (1993); 
.- La mirada del otro (Premio Planeta 1995, llevada al cine por Vicente Aranda); 
.- No estabas en el cielo (1996); 
.- Escrito por Luzbel (1998), para cuya escritura contó con una beca de creación literaria de la Fundación Juan March; 
.- Isla sin mar (2002) y 
.- De una vida a otra (2009).

Su poesía se contiene en Proceso de adivinaciones (1981), Autobiografía del hijo (1995), Presencias de ceniza(2001) y El pájaro escondido en un museo (2010).

Licenciado en Ciencias de la Información y periodista en prensa, radio y televisión, publicó también libros de artículos y ensayos como Cambio de tiempo (1994) y Parece mentira (2005). Obtuvo el premio Europa en Salerno en 1986, el Ondas Nacional de Televisión en 1995 por su tarea de difusión cultural en los telediarios de ï¬ n de semana de TVE, la Antena de Oro de la Asociación de profesionales de radio y televisión ese mismo año y el premio Villa de Madrid de periodismo Mesonero Romanos en 2006. El gremio de bibliotecarios de la Comunidad Valenciana lo distinguió en 2010 como bibliotecario de honor.

Datos técnicos

Título: “Me llamo Lucas y no soy perro”
Autor: Fernando Delgado
Editorial: Planeta
Edición: tapa dura con sobrecubierta
Fecha de publicación: 25/06/2013
144 páginas
ISBN: 978-84-08-11433-8
Precio: 14,90 euros la edición en papel /9,99 euros el ebook

Argumento

«Si mamá repetía que todo perro quiere ser persona, por algo sería, y no sólo porque yo pretendiera dejar de ser perro.»

Lucas es un labrador al que sólo le falta hablar. Él no se considera perro; él se considera niño y por tal quiere que le tomen. 

Su mamá, la mamá de la casa en la que vive, le adora. Su padre, por el contrario, le odia. El niño de la casa, Dilu, quiere ser perro y la niña pasa de él.
Con Lucas veremos lo que es una verdadera vida de perros.

Impresiones

Es ésta la segunda novela que leo de este autor, que muchos conocerán únicamente por su faceta como presentador de televisión pero que, si echáis un vistazo a su biografía, veréis que tiene un montón de libros en su haber. Yo lo conocí con la novela ganadora del Planeta, "La mirada del otro". Y, si queréis que os diga la verdad, no tengo ningún recuerdo de ella, lo que indica que pasó sin pena ni gloria: esto es, que no me disgustó pero que tampoco me encantó.

Lucas es un labrador retriever. Los labradores, además de bonitos e inteligentes, son una de las razas de perro más pacíficas, buenas y amables que existen. Por eso, junto a sus primos los Golden, son una de las razas más apreciadas por las familias con niños. Si os fijáis en las películas americanas, en las que sale la típica familia feliz americana, con su casita y su jardín, no faltará un golden o un labrador.

Lucas hace honor a su raza. Es un perro buenísimo, con un carácter muy apacible, tranquilo y amable. Quiere mucho a su familia; sobre todo a su madre, quien también le adora a él.

Fernando Delgado se pone en la piel de Lucas para contarnos lo que piensa y lo que siente un perro. Lucas es el auténtico protagonista de la historia y el que nos relata su vida en primera persona. Para ello, el autor un lenguaje muy sencillo, como el que utilizaría un niño. Cuando uno decide hablar por un animal, puede optar por el registro que quiera: al fin y al cabo, los animales no hablan por lo que, de hacerlo, lo mismo podrían hacerlo utilizando un lenguaje culto, pedante, infantil…, como queramos. La opción del autor me parece la más adecuada por cuanto que la mayoría de los perros adoptan en la familia el papel de hijos, por lo que resulta correcto que se expresen de una forma infantil.

Yo tengo perro desde los 22 años. Son unos cuantos años ya, por lo tanto, conviviendo con una mascota; Laky primero, Suri desde hace dos años. Y me he sentido identificada con muchas de las cosas que nos cuenta Lucas. En casa, yo soy la mamá, tanto de mis dos hijos como del perro. Y si le digo a Suri algo de mi marido, me refiero a él como a papá y, si me refiero a mi padre, hablo de él como del abuelo. Suri, por lo tanto, es un niño más en la casa, como si fuera mi tercer hijo. La indefensión del animal, sobre todo cuando llega a casa, casi siempre hace que acaben adoptando el papel de hijos. Los “padres” les cuidamos, les alimentamos, les peinamos, les educamos…, vamos, lo mismo que estoy haciendo con mis hijos. Por eso, ya os digo, me parece que el registro utilizado por el autor, con un tono sencillo y casi infantil, es el que más le va a la historia.
Al principio, la novela parece casi un cuento para niños. Todo es amable en él, mientras nos narra la vida de Lucas: su actitud en casa, los mimos que le hace su mamá, sus visitas al parque, sus relaciones con otros animales, sus primeros escarceos amorosos… La primera mitad del libro, más o menos, es un cuento dulce y tierno, que nos hará sonreir en muchas ocasiones, al imaginar la carita de Lucas.

Pero las cosas no son tan idílicas como parece y en esa familia no todo va lo bien que debería ir. Y, al mismo tiempo que los problemas familiares crecen, también lo harán los de Lucas. Y es que Lucas es abandonado. No por su madre, claro, que le adora, sino por su padre. Eso tan típico de llevar al perro en el coche y dejarlo en una gasolinera mientras está mirando para otro lado, es lo que le pasa a nuestro protagonista.

Ahí empiezan unas visicitudes que harán que sintamos unos cuantos pellizcos en nuestro corazón.

La novela da en la segunda mitad un giro de noventa grados, para pasar a ser una novela dura y triste, con un componente de crítica. ¿Cómo puede alguien abandonar a un ser que depende totalmente de él y que le adora como si fuera un dios? ¿Cómo puede alguien maltratar, e incluso matar, a un perro? Fernando Delgado aprovecha la oportunidad para hacer una dura crítica del abandono de animales, haciendo especial hincapié en los perros de caza que muchas veces son abandonados cuando termina la temporada (especialmente los galgos, pobrecitos míos).

Esta segunda parte no tiene nada de cuento. Es dura y triste y a mí me ha hecho llorar en varias ocasiones

La novela es muy cortita, no llega a las 140 páginas. El lenguaje utilizado, como ya he comentado, es muy sencillo y el ritmo de la novela es fluido. Resulta de todo ello una lectura agradable, fácil y rápida, cuestión de 3 o 4 horas como máximo.

Conclusión final

Creo que esta novela es especialmente adecuada para los amantes de los perros. Si tenemos uno en casa, seguramente nos veremos reflejados en algunas de las cosas que nos cuenta. Se nos caerá la baba, al ver en palabras lo que nosotros ya sabemos que nuestra mascota siente. Quien no tiene perro no llega a poderse imaginar lo inteligentes y sensitivos que son, cómo son capaces de leer nuestra mente sólo con mirarnos a los ojos, de hacerse entender sin palabras. No se pueden imaginar el amor con el que nos miran, lo cariñosos que son; uno siente cuando su perro le mira con cara de arrobo que es la mejor persona del mundo, que no puede ser malo si alguien puede llegar a sentir algo así por él…

Lucas no quiere ser perro sino persona. Y yo me pregunto para qué si los perros son muchísimo mejores que nosotros. Debería ser al revés, nosotros deberíamos aspirar a ser como ellos.

“Me llamo Lucas y no soy perro” es un libro cargado de ternura e inocencia, especialmente adecuado para los amantes de los animales en general y de los perros en particular. Pero que también deberían leerlo quienes no les aman tanto y a quienes se les pueda pasar por la cabeza hacer algunas de las cosas que aparecen en el libro: maltratarlos, abandonarlos…

Un libro que tanto nos hará sonreír como llorar.

Aconsejo su lectura, tanto por ser una nvovela entretenida como, sobre todo, porque nos puede enseñar unas cuantas cosas y hacernos reflexionar. Además, es tan cortita que no os costará nada y el esfuerzo creo yo que merece la pena.

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