"Cuando todo cambió" - Donna Milner

Me llamó mucho la atención este libro cuando lo vi en el catálogo de novedades de Maeva. Cada vez me gustan más las historias familiares, más si hay secretos de por medio (y cuándo no los hay, al menos en la literatura…) y Maeva es sinónimo de que, casi con total seguridad, me va a gustar. Así que acabé apuntándome a la lectura conjunta que organizó Tatty; de lo cual me alegro un montón pues el libro me ha gustado muchísimo. Opinión que comparto con todas las reseñadoras que me anteceden pues, como veréis, las cinco reseñas anteriores a la mía van todas en la misma línea.

Donna Milner

La escritora canadiense Donna Milner nació en Victoria British Colombia y pasó su infancia en el sur de Vancouver. Después de trabajar durante más de veinticinco años como agente inmobiliaria, decidió a dedicarse a la escritura en exclusiva. Sus artículos fueron publicados en varios periódicos locales y en Reader’s Digest.
Cuando todo cambió, su exitosa primera novela publicada en 2008 por Harper Collins Canada, fue nominada al prestigioso Premio internacional IMPAC de Dublín en 2010, traducida a nueve idiomas y publicada en doce países. Donna Milner ha confirmado su talento con su segunda novela, The Promise of Rain, elegido como uno de los cien mejores libros del 2010 por la revista Globe and Mail.

Datos técnicos

Idioma original: Inglés
Nº de páginas: 328
EAN: 9788415120988
ISBN: 978-84-15120-98-8
Año: 2012
Formato: 15 x 23
Encuadernación: Rústica
Precio: 18,90 €

Argumento

Natalie Ward es una mujer de unos cincuenta años. Vive desde que era joven en Vancouver y va a su pueblo natal, Atwood, lo mínimo posible. Y es que cuando era muy jovencita pasó algo, relacionado con un americano objetor de conciencia llamado River que se alojó en la granja de sus padres, como trabajador.

Pero su madre se está muriendo y Natalie tiene que volver. Tendrá que enfrentarse a su familia, con la que apenas guarda relación y tendrá que recordar aquellas cosas que hubiera preferido que quedaran relegadas en el rincón más oscuro de su memoria. Pero el larguísimo viaje en autobús que le lleva a Atwood le dará tiempo para eso y para mucho más.

Impresiones

Os adelanto que la novela me ha gustado muchísimo y ahora intentaré concretar los motivos.

La novela se pone interesante ya desde las primeras páginas. Tenemos un primer capitulito de sólo tres páginas en la que asistimos a la llegada de River a la granja lechera Ward. Natalie tiene catorce años y queda impresionada por el guapísimo norteamericano. Su llegada lo cambió todo, la vida de Natalie y la de toda su familia (de ahí el título original, “After River”, que resume a la perfección el espíritu de la novela).

Ya en la actualidad, Natalie recibe una llamada de Boyer, su hermano mayor. Le dice que su madre se está muriendo y que pregunta por ella. Le queda poco tiempo y tiene que volver. A pesar de que a Natalie no le gusta nada volver a su lugar natal por los feos recuerdos que guarda de su adolescencia en el lugar, decide coger un autobús e ir allí. No quiere que le acompañe su marido Vern a quien no le ha presentado a ningún miembro de su familia y con quien las cosas no van demasiado bien.

En el camino Natalie y nosotros, nos vamos a retrotraer algo más de 30 años para conocer qué pasó en la familia Ward para que su idílica vida quedará totalmente destrozada. Conoceremos a sus padres, a sus tres hermanos Boyer, Carl y Morgan. Sabremos que no fue una chica muy popular hasta que sus compañeros de clase empezaron a fijarse en sus hermanos y a buscar su compañía para acercarse a ellos. Sabremos lo encantador que era River, el guapo norteamericano que huyó de su país por no querer ir a la guerra del Vietnam… Y sabremos, sobre todo lo que pasó. ¿Qué pudo ocurrir para que una familia feliz y unida, acabara totalmente disgregada?

Desde las primeras páginas sabremos que existe un oscuro secreto y nuestra curiosidad innata hará que no podamos parar de leerlo hasta descubrirlo. Una, acostumbrada a leer novela negra, ha desarrollado una especie de mente calenturienta y se ha imaginado cuernos, asesinatos, cadáveres enterrados en lo profundo del bosque… Algo muy fuerte tenía que ser para que Natalie dejara de hablar a su hermano Boyer, el más querido de todos y que sólo haya vuelto a su pueblo para el funeral de su padre y, ahora, para acompañar a su madre en su última enfermedad. Y cuando, por fin, más allá de la mitad de la novela, se descubre el secreto una no puede evitar quedarse con la boca abierta. Algo intuía pero me quedé justo en el principio del secreto; para nada me imaginaba todo lo que pasó. Y es que, por mucha imaginación que tenga el lector, el escritor siempre tiene muchísima más.

Una vez más –últimamente, casualidad, estoy leyendo muchas novelas de este tipo- me he encontrado con una novela en el que la protagonista principal es una mujer, escrito por una mujer (pero no una novela para mujeres, eso que quede claro), con un ritmo pausado pero que resulta delicioso leer. La novela te atrapa en tus redes desde el principio por el anuncio del dichoso secreto y ya estás perdido porque quieres descubrirlo. Luego tardamos bastante en llegar a él y tenemos unas cuantas páginas no demasiado rápidas (que no lentas). Son páginas de un ritmo pausado, en el que la protagonista va a ir desgranando sus recuerdos de infancia poco a poco. Son capítulos muy agradables de leer por el estilo de la autora pero, en cierta forma, llegaron a impacientarme un poco porque realmente quería saber qué fue eso tan grave que ocurrió. Y ya desde el momento en que llegamos a los capítulos en los que empieza a desvelarse el secreto, nos encontraremos con que no podemos parar. Curiosamente, el hecho de que por fin el secreto sea desvelado, no resta interés a la historia; para nada, a partir de ahí se pone todo, si cabe, más interesante.

La novela está contada desde el punto de vista de Natalie. Ésta se nos presenta como una mujer adulta, que atesora mucho dolor. La vemos un poco fría en su relación con su marido Vern; éste la adora y quiere compartirlo todo pero ella se muestra distante. No se abre a él en ningún momento y ni siquiera le ha contado cosas de su infancia. Cuando sepamos lo que ocurrió, lo comprenderemos todo. Tampoco su relación con su hija es especialmente buena. Su hija es médico y, casualmente, se casó con un habitante de Atwood y se trasladó a vivir allí. Aunque ambas se quieren mucho, no tienen una relación íntima de esas madres e hijas que se lo cuentan todo. Tampoco su hija sabe nada de la vida de su madre en la granja. Para entender cómo es ahora Natalie tendremos que saber cómo era de niña y eso es lo que ella nos va a ir contando. Nos contará la buenísima relación que tenían todos en su familia. Su padre era un granjero de toda la vida. Su madre una bellísima mujer, de ciudad, que se enamoró de él y se fue a vivir a esa granja aislada en las montañas canadienses a pocos kilómetros de la frontera con Estados Unidos. Boyer, el hijo mayor, con la misma belleza de su madre y una cabeza fuera de lo común. Natalie siempre estará unidísima a Boyer, quien le ayuda y aconseja en todo (él fue quién inventó el juego de las palabras, con el que Natalie, a cambio de una moneda, iba aprendiendo palabras difíciles). Los hermanos pequeños, Carl y Morgan, tan pegados uno al otro como si fueran gemelos. Y a Boyer, por supuesto, al que contrataron los padres de Natalie para ayudar en la granja. Un joven guapísimo, educado, tierno, dulce, encantador… Y, sin embargo, de una manera o de otra, su llegada lo cambió todo.

Todos los personajes están descritos a la perfección. Los miembros de la familia pero también algunos secundarios como la amiga de Natalie, el aborrecible padre de éste, etc… Tan bien descritos están que sentimos que llegamos a conocerles y casi podemos anticipar algunas de sus actuaciones.

También está muy bien descrito el lugar en el que se desarrolla la acción. Casi toda la novela transcurre en la granja Ward y sus alrededores. Podemos “ver” las montañas a lo lejos, el bosque cercano, la pequeña población de Atwood, al padre de Natalie conduciendo la camioneta con la que reparte leche con Natalie sentada en el asiento de copiloto, etc…

El lenguaje es cuidado, cercano, muy descriptivo y a veces intimista. La acción transcurre poco a poco, sin grandes sobresaltos ni giros. No tiene un gran ritmo pero tampoco lo echas de menos.

Conclusión final

Ni qué decir que la novela me ha gustado mucho y que la recomiendo. Narra una historia bonita y lo hace de forma atractiva. Si os gustan las historias familiares, estoy convencida de que “Cuando todo cambió os gustará.”

Le he dado cuatro estrellas pero la valoración correcta serían cuatro estrellas y media. De hecho, he estado pensándome darle las cinco. Al final he decidido quitarle media por ese ritmo un poco más lento que rige algo así como un tercio de la novela. Pero, en todo caso, es un libro que he disfrutado del principio hasta el final.

Podéis ver el resto de reseñas de la lectura conjunta aquí

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