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jueves, 25 de abril de 2024

“ El fabricante de porcelana“ Sarah Freeth



¿Otra reseña sobre una novela situada en la Segunda Guerra Mundial? Pues sí, ya sabéis que es uno de mis temas favoritos.

Éstas son mis impresiones

Ficha técnica

Editorial: Roca
Páginas: 368
ISBN: 9788419449443

Sinopsis

Alemania 1929. En una fiesta de jóvenes bohemios en Weimar, los destinos de dos artistas Max, un joven arquitecto vienés formado en la Bauhaus, y Bettina, una pintora discípula de Kandinsky, se cruzan. Ambos jóvenes se enamoran al instante y sus respectivos talentos los llevan a Berlín, hasta que el surgimiento del nazismo los separa. Max es enviado al campo de concentración de Dachau.

Impresiones

En 1929 Max y Bettina se conocen en una fiesta. Él es vienés y acaba de terminar sus estudios de Arquitectura. Ella es una pintora de mucho talento. Se enamoran y se van a vivir juntos a Berlín. El problema es que él es judío y ella no. Y que, según los años van pasando, la situación de los judíos y de las parejas mixtas como la suya es cada vez más difícil. Como no podía ser de otra forma, acaban separados: Max es enviado al campo de concentración de Dachau y ella hará todo lo posible por saber de él.

Diréis que soy cansina reseñando cada poco tiempo un libro sobre la Segunda Guerra Mundial. Diréis que cómo no me aburro de leer siempre lo mismo. Pero es que no leo siempre lo mismo. De hecho, pocas épocas históricas dan lugar a historias tan variadas como todo lo ocurrido durante la segunda gran guerra. En cuanto a escenarios, hechos históricos, personajes intervinientes… Toda novela sobre esta época me descubre algo nuevo. Un nuevo hecho heroico o, todo lo contrario, un nuevo hecho malvado; un personaje desconocido que no debería serlo… Siempre hay algo. Y en esta ocasión también lo ha habido.

Ya sabía y, de hecho, lo he visto en muchos libros, del interés de los nazis por las diferentes disciplinas artísticas: la música, la pintura, la literatura… La cerámica no se escapa de su interés como podremos ver en esta novela. En Allach se produjo durante diez años (de 1935 a 1945) una porcelana de extraordinaria calidad que fue utilizada con fines propagandísticos. Situado el taller junto al campo de concentración de Dachau, fue dirigido por las SS y se utilizaron prisioneros como mano de obra. Uno de estos prisioneros fue Max, uno de los dos protagonistas de esta novela. La base es real pero Max y Bettina son personajes ficticios aunque su historia se encuadra perfectamente con la Historia real.

Max, un arquitecto que ahora no puede ejercer su profesión por ser judío, es reciclado forzosamente en diseñador de figuritas de porcelana. Y lo hace tremendamente bien. Bettina, su pareja, también es artista. Influida por Kandinsky, su arte entra de lo que los nazis consideraban “arte degenerado” (básicamente, todo el arte que no entraba dentro de los ideales nazis). Por muy alemana que sea, no puede ejercer su arte en libertad.

Os estoy hablando de cosas que ocurrieron durante los años de la guerra pero, en realidad, en la novela hay dos tramas que transcurren en dos planos temporales. Una es la que os he contado. La otra ocurre en el año 1993 y nos habla de Carla, la hija de Bettina y la hija de esta. Carla está interesada en hacerse con figuritas de porcelana que parece tuvieron mucho que ver con la vida de su madre. Saben que esta lo pasó muy mal durante la guerra pero nunca ha querido contarles lo que realmente pasó. Bettina fue una artista de éxito pero también una mujer atormentada y su hija y su nieta quieren descubrir quién fue realmente su antepasada. La historia del presente da pie a la del pasado pero, como suele ser lo habitual, la del pasado se come la del presente. La del presente está bien pero no es más que una excusa para descubrir qué ocurrió durante la guerra. En este sentido, como nosotros los lectores viviremos el pasado según va ocurriendo, tendremos más información que Carla y su hija y podremos adelantarnos a sus descubrimientos. Ellas tendrán que descubrir cosas que nosotros ya sabremos según van pasando o que, en su caso, podremos adivinar fácilmente.

Conclusión final

“El fabricante de porcelana” ha resultado ser una lectura amena y entretenida que me ha descubierto nuevos matices de lo ocurrido durante aquel trágico período. Es, además, una historia de amor, coraje, adaptación y supervivencia y el ansia de una mujer por conocer los secretos largamente guardados por su madre. Os la recomiendo.




2 comentarios:

  1. También me gusta leer sobre esta temática así que tomo nota, que se nota que la has disfrutado.
    Besotes!!!

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  2. Parece muy interesante. Y si está basada en hechos reales, mejores.

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