“El vuelo de la serpiente” - Ricardo Alía

A principios de año leí un libro que era el primero de una trilogía situada en mi ciudad (San Sebastián). Se titulaba “El signo del dragón” y ya os conté en mi reseña que me gustó mucho. En septiembre, Maeva ha publicado la segunda parte, “El vuelo de la serpiente” que, ya veis, no he tardado nada en leer. Os adelanto que me ha gustado incluso más que la primera novela.

Éstas son mis impresiones



Ricardo Alía

(San Sebastián,1971) Tiene dos grandes pasiones: el ajedrez y la literatura. Dejó de competir en torneos internacionales de ajedrez para concluir sus estudios y acabó licenciándose en Ciencias Químicas por la Universidad del País Vasco.

En la actualidad trabaja como químico en Barcelona, ciudad donde reside junto a su familia.

Gran lector de novela negra, escribe en secreto y normalmente guarda los manuscritos en un cajón, pero en este caso ha decidido sacarlos a la luz. El signo del dragón es la primera novela de La trilogía del Zodíaco, El vuelo de la serpiente la segunda y la tercera, “El salto del caballo” verá la luz en enero de 2017



Datos técnicos

Título: “El vuelo de la serpiente”

Autor: Ricardo Alía

Editorial: Maeva

Publicado por primera vez en septiembre de 2016

Encuadernación: Tapa blanda con solapas

ISBN: 978-84-16363-85-8

Páginas: 368

PVP: 19,90 Euros en papel

Argumento

Mayo de 2013, el Año de la Serpiente, el signo más ambicioso del Zodíaco que representa la astucia,el rencor y la venganza. Ha pasado más de un año desde que el caso del Asesino de Químicas sacudiese a la ciudad de San Sebastián. La primavera, estación natural de la Serpiente, no ha empezado bien para la Ertzaintza, que se enfrenta a las desapariciones de dos chicas que parecen haberse esfumado sin dejar rastro. Para complicar aún más las cosas, un estudiante de Químicas aparece asesinado —desnudo y con un tiro en la cabeza—, sobre una escultura del Museo Chillida-Leku.

La enorme preocupación de Max Medina, que conocía a la víctima, aumenta cuando su compañera Erika López se ve afectada por un dramático acontecimiento que pone toda su vida patas arriba, y que incluso la convierte en sospechosa de un crimen. Asesinatos, secuestros, extorsión y agentes secretos hacen acto de presencia en el Año de la Serpiente, el único signo junto con el Dragón que tiene la virtud de renacer de sus cenizas, mudar de piel y tener varias vidas.

Impresiones

Ha pasado un año de los hechos relatados en la novela anterior. Corre el año 2013, el año de la Serpiente, cuando en el mes de mayo desaparece una chica que se suma a otra que ya llevaba un tiempo desaparecida. Además, al poco tiempo aparece el cadáver de un joven estudiante de la Universidad de Químicas; la puesta en escena no puede ser más curiosa: en lo alto de la escultura más grande del Museo Chillida-Leku.

Museo Chillida-Leku

La ertzaintza anda como loca pues no hay ninguna pista sobre la desaparición de las chicas y el chico era un viejo conocido de la entrega anterior. ¿Pueden los hechos tener relación con el asesino de la Facultad de Químicas que aterrorizó a San Sebastián el año anterior? Max Medina, el inspector encargado del caso,  pondrá toda la carne en el asador para encontrar a las chicas y detener al o a los culpables. Pero aún se pueden complicar más las cosas: una persona muy cercana a su compañera en la ertzantza, Erika López, aparece asesinada y, encima, las sospechas van a recaer sobre la propia Erika quien también tendrá que desaparecer.

En “El signo del dragón” conocimos a Max Medina, un inspector de homicidios de la Ertzantza que llevaba poco tiempo en la comisaría de San Sebastián. Un hombre solitario y un tanto huraño que no se relacionaba demasiado con sus compañeros y a quien no le hizo ninguna gracia que le asignaran como compañera a una joven agente llamada Erika. En esta segunda entrega vamos a notar un cambio tremendo en él. Ha conseguido crear una buena relación con su compañera y, además, en el ámbito personal ha cambiado mucho (y no digo más porque a lo que me refiero deriva de la novela anterior). Nos encontramos con un personaje mucho más relajado y abierto que va a demostrar que es una gran persona y un gran compañero.

Erika va a tener un papel muy importante en esta novela. Ya la conocimos en la anterior y supimos de sus circunstancias personales (familia y relación sentimental); son esas circunstancias las que hacen que en esta novela le vaya a tocar sufrir de lo lindo (una vez más, me callo para no desvelar nada)

P

Estatua de Oquendo

ersonalmente, me gustan mucho los personajes de esta trilogía; y, de hecho, me gustan más tras la lectura de esta segunda entrega. Son personajes bien caracterizados, reales, creíbles. Y que van cambiando según por dónde les lleva la vida. El autor les da la importancia justa: ni nos abruma con su vida personal ni los esboza con cuatro caracteres, sino que mantiene el equilibrio entre lo que es una novela negra y lo que es la vida personal de sus protagonistas.

El caso policial empieza y termina en esta entrega. En teoría podría leerse de forma independiente. Obviamente, nos perderíamos algunas cosas de los temas personales pero no habría ningún problema para seguir el hilo de la historia. Lo que ocurre es que, aparte de la trama policial principal, hay una especie de supertrama que ya se planteó en la primera novela. Averigüamos cosas pero quedó sin resolver. En esta segunda parte averigüaremos aún más cosas pero tampoco se resolverá del todo; obviamente, tendremos que esperar al final de la trilogía. En este aspecto, aunque las partes de la novela que se centran en esa supertrama son menos que las centradas en el caso policial y también son entendibles sin haber leído “El signo del dragón”, me parece que lo más recomendable es ir leyendo las entregas en orden.

En cuanto a la trama policial, me ha gustado más la de esta novela que la de la primera. Me ha parecido más consistente, mejor armada, mejor desarrollada y mejor resuelta. Comentaba en la charla que tuve con Ricardo que en este tipo de novelas, si los personajes estaban bien definidos en la primera entrega, andaban solos en las siguientes y permitían al autor centrarse en la trama. No sé si es esto lo que ha pasado pero sí que es cierto que la trama mejora mucho respecto a la anterior o al menos ésa ha sido mi impresión. También puede ser que el caso en sí sea más interesante. O que el caso se entremezcle con la vida personal de los personajes… No sé cuál es la razón pero, como os digo, me parece que en cuestión de trama esta entrega gana puntos respecto a la primera.

Como en la primera novela, un punto fuerte es su excelente ambientación en San Sebastián. El autor es de aquí y conoce bien la ciudad. Pero, además, se ha documentado mucho sobre algunas cosas del pasado, el origen de algunos monumentos, hechos históricos, etc… y aporta a lo largo del libro unos cuantos chascarillos y anécdotas sumamente interesantes. Los que conocéis la ciudad vais a estar encantados. Los que no la conocéis, os invito a teclear en google las diferentes localizaciones que os vais a ir encontrando para ver tantos y tan bonitos sitios emblemáticos en los que van a transcurrir las diferentes escenas de la historia. En esta ocasión, Ricardo nos vuelve a llevar a su facultad de Químicas pero también al puerto, a diferentes zonas del centro o al Museo Chillida-Leku

U

Puerto (San Sebastián)

na vez más, el autor hace ciertas referencias al terrorismo de ETA. En la época en la que se sitúa la novela ya se había dado el alto al fuego pero las heridas aún siguen abiertas y el autor va a tener un recuerdo para lo que ha sido la mayor lacra de la ciudad durante tantos años.

Respecto al estilo, lo que ya comenté en la reseña del primer libro. La novela está muy bien escrita. El autor sabe entrelazar diferentes tramas, dibujar perfectamente los personajes, mantener la tensión narrativa, sorprender al lector y, en definitiva, entretener que es de lo que se trata. La trama está bien armada y desarrollada y me ha mantenido in albis hasta casi el final que, como no podía ser de otra forma, me ha sorprendido. Ricardo es muy detallista en la descripción de escenas y no resulta difícil imaginárselas. La lectura resulta sencilla y ágil, amena y entretenida



Conclusión final

Si bien “El signo del dragón” me gustó mucho, “EL vuelo de la serpiente” me ha gustado bastante más. Ricardo ha crecido como escritor, los personajes han crecido con él y la trama me ha parecido mucho mejor. Deseando leer la tercera.

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