"Un perro" - Alejandro Palomas

Hace unos dos o tres años leí “El tiempo que nos une” de Alejandro Palomas. Una novela que me recomendaron con mucho entusiasmo y que me encantó. Con ella lloré y reí y, sobre todo, disfruté mucho. Por lo que no apunté a este autor en mi lista de “imprescindibles”. Hace dos años publicó “Una madre” y, una vez más, me conquistó. El año pasado fue el momento de “Un hijo” (que, aunque pueda parecerlo por el título, no es continuación del anterior) y me enamoré de Guille. El 2016 ha empezado fuerte con uno de los libros más esperados, la nueva novela de Alejandro “Un perro”, que he leído en cuanto la tuve en mis manos. Ya os adelanto de que, una vez más, estará entre mis mejores lecturas del 2016

Éstas son mis impresiones

Alejandro Palomas

Alejandro Palomas (1967) es licenciado en filología inglesa y Master in Poetics por el New College de San Francisco.

Ha compaginado sus incursiones en el mundo del periodismo con la traducción de autores como Katherine Mansfield, Willa Cather, Oscar Wilde, Jack London, Gertrude Stein o Françoise Sagan.

Ha publicado, entre otras, las novelas

.- El tiempo del corazón (por la que fue nombrado Nuevo Talento Fnac),

.- El secreto de los Hoffman (finalista del Premio de Novela Ciudad de Torrevieja 2008 y adaptada al teatro en 2009)

.- El alma del mundo (finalista del Premio Primavera 2011)

.- El tiempo que nos une

.- “Una madre”

.- “Un hijo”

.- “Un perro”

Su obra ha sido traducida a ocho idiomas.

Datos técnicos

Título: “Un perro”

Autor: Alejandro Palomas

Editorial: Destino, Planeta

Fecha de publicación: 12 de enero de 2016

Páginas: 336

Edición: rústica con solapas (disponible también en formato digital)

ISBN: 978-84-233-5022-3

Precio: 18,90 euros en formato físico; 12,99 euros en formato electrónico

Argumento

«R estaba sentado en la alfombra, junto a la cama, exactamente como le había visto la noche de la tormenta que un año antes nos había cambiado la vida a los dos. Me miraba fijamente y jadeaba, inmóvil, como cuando en verano se tumba al sol en la terraza, envuelto en calor.» 

Sentados en una cafetería una tarde de principios de verano, Fer y su madre, Amalia, esperan una llamada que no llega. Durante las horas siguientes, Fer hará lo imposible por ocultar lo que se esconde tras esa temida llamada que puede hacer añicos la calma que se ha instalado en la familia desde que, siendo apenas un cachorro, R llegó a su vida. Pero quizá esa calma sea más precaria de lo que parece. Cuando el teléfono por fin suena, la noche traerá consigo una inesperada compañía, y con ella llegarán un torrente de confesiones, verdades que quizá no lo eran tanto y las cinco letras de un nombre que, tirando del álbum familiar, Fer deberá atreverse a invocar para que la vida vuelva a mostrarle, a él y a los suyos, su mejor versión.

Un perro no es solo el retrato del fascinante vínculo entre un hombre y su perro, sino también un remolino de emociones en el que confluyen una mirada tierna y cruda al universo familiar y un homenaje al amor en todas sus manifestaciones.

Impresiones

“Un perro”, como “Una madre” ; “Un hijo” y “El tiempo que nos une” es una novela grande, grandísima, de esas que nos llegan al corazón y que permanecen durante largo tiempo en nuestra memoria. He comentado a veces que las novelas que más me gustan son las que me hacen sentir: tristeza, alegría, miedo, tensión…, depende del género, lo importante es que me transmitan algo, que no me dejen indiferente. Por ello, si os digo que “Un perro” me ha transmitido muchísimas cosas, emociones encontradas, risas y lloros, que he sufrido con sus protagonistas, me he interesado por lo que les pasa y he cruzado los dedos por que todo les saliese bien, podéis comprender que es una novela que me ha tenido que gustar muchísimo. De hecho, a pesar de que el año acaba de empezar, ya sé que va a ser una de las que más me gustarán de las que lea este año y que estará en un lugar especial en esa lista top ten que haré a finales de este 2016

En esta novela Alejandro Palomas recupera los personajes de “Una madre”. En aquel libro conocimos a la genial Amelia, esa madre que más que una madre, parecía la hija de sus hijos con su inocencia e inconsciencia.

La familia de Amelia está compuesta por ella, por sus tres hijos Fer, Enma y Silvia. Por su hermano, el tío Eduardo (aunque en “Un perro” no va a aparecer). Y por el perro de Fer, R, y la perra de Amelia Shirley. Hubo también un marido de Amelia y padre de Fer, Silvia y Enma, pero desde hace unos años, desde que se separaron, no lo hay. Y también hubo parejas: las de Silvia y Fer que estuvieron pero ya no están aunque nunca se han acabado de ir. Y también hubo un gran danés.

Es una familia normal y corriente, con cosas que la hacen iguales a cualquier otra familia y cosas que la hacen diferente y especial. Amelia es una mujer de su casa. Inocente como una niña pequeña, sus salidas son de órdago. Ha conseguido darle la vuelta al calcetín y que en lugar de cuidadora de sus hijos sea cuidada por ellos. Es inocente como un bebé, tiene salidas que asombran y que te hacen reír a carcajadas.

Todos y cada uno de los miembros de esta familia han sufrido pérdidas y tienen heridas difíciles de sanar. Y lo peor es que puede haber más pérdidas aún. Así empieza “Un perro”: al salir de una comida en casa de Amelia, atropellan a R, el perro de Fer. Éste le lleva al veterinario, muy mal herido y, mientras su perro se debate entre la vida y la muerte, Fer espera en una cafetería cerca de casa de su madre. Donde ésta le encontrará y esperará noticias con él. También Silvia y Enma se unirán a la espera porque en esta familia todos están en la balsa, aunque sea en precario equilibrio. Y cuando uno sufre, todos sufren con él

La historia transcurre en unas pocas horas de un día cualquiera aunque habrá saltos en el tiempo para recordar sucesos, hechos, hitos en la vida de esta familia tan entrañable. Así, lograremos conocerlos un poco más. Aunque ya los conocíamos de “Una madre” porque, si por algo se caracteriza Alejandro Palomas es por la impecable construcción de personajes, con esta novela sus caracteres van a quedar aún más perfilados y nos van a parecer aún más reales. Tan reales que estoy convencida de que lo son: que Fer es Alejandro, que R es Rulfo, que Amelia es la madre de Alejandro…

Todos los personajes son entrañables a su manera. Amelia es simplemente genial. Un auténtico cielo de mujer, la piña alrededor de la cual se forma su familia. Tiene una gracia que no se puede aguantar y unas salidas con las que te ríes a carcajadas. A veces se hace la loca, parapetada tras una ¿falsa? Inocencia pero siempre está ahí, por y para sus hijos. Aunque a éstos muchas veces les vuelva locos. Sobre todo a Silvia, la mayor de los hermanos, la más fuerte, la en cierta forma cabeza de familia, la que siempre ha llevado sobre sus hombros el peso de la familia. Una profesional de éxito que limpia que te limpia quiere eliminar las lágrimas de su vida porque, aunque parezca muy fuerte por fuera, por dentro tiene su corazoncito, faltaría más. Enma es un cielo de mujer; más débil y tierna que su hermana, aún sangra por la muerte de su gran amor. Y Fer, qué decir de Fer si es todo sensibilidad. Como en “Una madre”, Fer es el narrador de la historia. El pequeño de la familia, dotado de una especial sensibilidad, vive sólo con su perro desde que su novio le abandonó y se cerró al amor. Al estar narrado en primera persona es al que vamos a conocer un poco más. Y digo un poco porque, aunque se desnuda por dentro y nos muestra tal y cómo es, abriéndonos tanto su cabeza como su corazón, también hace lo mismo con todos los miembros de su familia así que, aunque desde el punto de vista de Fer, acabamos conociéndolos igualmente bien.

Sin duda, es ésta –como todas las novelas de Alejandro- una novela de personajes. Todos ellos están perfilados a la perfección, aunque es Amelia, una vez más, quien se lleva la palma. Es de esos personajes que te encantan en una novela aunque entiendas que a sus hijos llegue a enervarles –sobre todo si son como Silvia-.

Una vez más, Alejandro Palomas se mete en la piel tanto de los hombres como de las mujeres protagonistas. Es increíble lo bien que entiende a las mujeres y lo bien que se mueve en el universo femenino.

El estilo del autor roza la perfección (por no decir que la alcanza). Alejandro Palomas escribe muy bien, con algunas frases memorables, de ésas para subrayar en fosforito. La prosa de Alejandro no es bellísima, sentida y de las que tocan la fibra sensible…

Su estilo es cuidado, fino y elegante. Pero, al mismo tiempo, de una facilidad de lectura asombrosa. De hecho, te pones a leerlo y, si no pisas conscientemente el freno, te puedes encontrar con que te lo has leído de tirón. Y no, no hay que hacer eso: hay que leerlo despacio, disfrutando de cada una de sus palabras, releyendo frases, pensando en lo que dicen, analizando lo que te hacen sentir… Creedme y hacerlo durar porque cuando lo terminas te sientes un poco huérfano, es inevitable. Como me conozco y conozco los libros de Alejandro, me puse un tope de páginas a leer por día y, cuando llegaba al tope, me forzaba a dejarlo hasta el día siguiente. Así conseguí estar con Amelia, Fer y los demás toda una semana maravillosa.

En este libro R, el perro, es tan personaje como los demás. Los que seguimos a Alejandro en las redes seguro que enseguida le ponemos la cara de Rulfo. Y ya sabemos lo que Alejandro siente por Rulfo (y lo que nos hace sentir a nosotros cuando leemos sus “lo que Rulfo sabe…”). ¿Hay que amar a los perros para que nos guste esta novela? Pues, obviamente, si nos gustan los perros, si tenemos uno, quizás podremos entender mejor algunas cosas que a quienes no les gustan no acaban de entender. Cómo se puede querer tanto a un perro, cómo un perro te puede querer tanto a ti, la relación especial que se forma entre el perro y su dueño, cómo puede ser un miembro más de la familia… Pero, aunque no os gusten los perros ni acabéis de entender del todo lo que algunos sentimos por nuestro perro, la novela os va a encantar de la misma manera, no lo dudéis. Porque derrocha sensibilidad por todos los costados y es imposible quedarse indiferente ante ello

También os aviso de que deberéis leerlo a solas y con un paquete de kleenex en las manos. No es un libro para leer en el transporte público, ni siquiera en casa delante de tu familia, so pena de que te consideren completamente loca. Porque reirás y llorarás y a veces las dos cosas a la vez. Me he reído a carcajada limpia con este libro, mucho más que con la mayoría de libros de humor que he leído; también he llorado a mares, de emoción, de pena, de alegría… Es un libro que te deja con los sentimientos a flor de piel

Conclusión final

En fin, que está claro de que cuando algo me emociona tan profundamente, no sé cuándo me tengo que callar. Por si tras el rollo que os he soltado no os ha quedado claro: ¡tenéis que leer “un perro”! ¡Ya!

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