"El sueño del depredador" - Óscar Bribián

Éste es el típico libro que me llamó la atención nada más oir de su próxima publicación por Versátil. Por el género, la portada, el título… y por estar incluida en la colección de novela negra de la editorial –Off Versátil- que está escogiendo libros con muy buen tino. Esta colección ha apostado por autores noveles, españoles, lo cual es de agradecer porque, además, está acertando de pleno. Autores como Claudio Cerdán o la pareja de escritores formada por Vicente Garrido y Nieves Abarca se han dado a conocer en ella. Y ya sabéis que los libros de estos autores han recibido muy buenas críticas.

Ahora nos trae a un nuevo autor, Óscar Bribián, que auguro será un nuevo éxito

Éstas son mis impresiones

Óscar Bribián

Óscar Bribián (Huesca, 1979) reside en Zaragoza.

Tras culminar dos títulos universitarios decidió ingresar en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. Desde entonces aprovecha sus experiencias y contactos laborales como policía para retratar en sus novelas situaciones y personajes perfectamente verosímiles que conserva en su retina.

Ha sido ganador de diversos certámenes literarios. Premio Heraldo (2011 y 2013), el Castillo de San Fernando (2013), el Liter (2008). Dirigió la revista literaria Origen (2002-2006) y ha participado en varias antologías como Insomnia (2012) o España criminal (2012).

Ha publicado el libro de relatos Mentes perversas (2009) y la novela Raazbal (2009), así como el guión del premiado cómic En el zulo (2012).

Datos técnicos

Título: “El sueño del depredador”
Autor: Óscar Bribián
Editorial: Versátil
Colección: Off Versátil
Edición: tapa blanda, con solapas
Fecha de publicación: octubre de 2014
234 páginas
ISBN: 978-84-942257-0-3
Precio: 16.90 € edición en papel

Argumento

¿Qué tienen en común los poemas de Baudelarie, Silvia Plath o Leonard Cohen con los ahorcamientos para alcanzar el clímax durante la asfixia autoerótica?

En un control rutinario en la carretera de entrada a Zaragoza, la Policía detiene un vehículo sospechoso. En su interior encuentran varios cerdos muertos y diversos instrumentos para desollarlos, algo extraño, pero no especialmente preocupante... si no fuera porque en la boca de uno de los animales aparece un dedo humano.
Laura Beltrán, la nueva subinspectora de la Brigada Provincial de Homicidios, y su superior, Santiago Herrero, un veternao inspector, se verán envueltos en un abanico de asesinatos que combinan el sadismo y los enigmas de la psicopatía con las inquietudes propias del comportamiento humano.

Impresiones

Que la novela negra está de moda es un hecho que no discute nadie. Son muchos los libros de este género que se están publicando; algunos con un éxito arrollador. A la novela negra nórdica y anglosajona hace tiempo que se le ha unido la novela negra patria. Novela negra española ha habido siempre; con autores que ya podemos considerar clásicos. Pero en los últimos años, se han multiplicado los escritores que se deciden a escribir novelas de este género que tanto gusta. Y con muy buenos resultados.

Personalmente, no le hago ascos a la novela venga de donde venga: me da igual que el detective se apellide García o Strogonov pero está claro que cuando se sitúa en un entorno que conocemos, en una sociedad que es la nuestra, cuando contempla problemas con los que lidiamos nosotros todos los días…, pues mucho mejor.

Además, el auge de la novela negra ha supuesto una “descentralización geográfica”. No sólo en las grandes urbes como Madrid o Barcelona se cometen crímenes. También en Valladolid, Bilbao o incluso en poblaciones rurales como las del Baztán.

En este caso, nos trasladamos a Zaragoza donde el inspector de policía Santiago Herrera y la recién llegada subinspectora Laura Beltrán tendrán que enfrentarse a un asesino en serie. Herrera es un inspector veterano. Se volcó en el trabajo y, probablemente, eso le costó el divorcio. Actualmente está separado y apenas ve a su hijo. Laura acaba de llegar a la comisaría. Madre soltera, con un hijo de unos ocho años, es de ésas personas que no se arredran ante nada y trabajan todo lo que deben y más. Inteligente, trabajadora y valiente, enseguida hace buenas migas con su superior y ambos forman un gran equipo.

No realiza el autor una exhaustiva descripción de los personajes pero sí da los datos suficientes para saber quiénes son. Me refiero a los dos protagonistas porque de los demás policías que les acompañan, apenas da los nombres y poco más. Sin embargo, parecen todos como muy reales. No hay que olvidar que el propio autor es policía por lo que sabe de lo que está hablando. Supongo que para perfilar los caracteres de los personajes se habrá fijado en compañeros suyos, ¿quizás en él mismo? El caso es que, sea como fuere, tanto los personajes, como su forma de actuar, como las relaciones entre ellos, lo que piensan, etc… da sensación de credibilidad y de realidad. Nos da la impresión de que en cualquier comisaría podríamos encontrarnos a Herrera, o a Beltrán. Seguramente, también a unos cuantos Kikes…

Como es habitual en thrillers y novelas negras, el autor recurre a la técnica de alternar dos historias, dos escenarios, dos grupos de personajes distintos. Por un lado, tenemos al equipo policial y la investigación de una serie de asesinatos que, pronto se dan cuenta, han sido cometidos por una misma persona. Un hombre aparece colgado con un dedo cortado, una prostituta es salvajemente asesinada. Como siempre, tendrán que hacer uso de los interrogatorios, del buceo en el pasado de los asesinados… para intentar encontrar alguna pista que les lleve a sus asesinos. En cuanto a la forma de llevar a cabo la investigación, impecable (como no podía ser de otra forma dada la profesión del escritor. Se nota que sabe de lo que habla. Conoce perfectamente las técnicas policiales, la relación con los Juzgados, la relación entre los mandos y los subalternos, las decisiones políticas, etc…)

Por otro lado, tenemos unos capítulos más cortos protagonizados por un niño de once años, llamado Ismael. Un niño que está en sexto de primaria y tiene problemas en el colegio. Mal estudiante, se relaciona mal con sus compañeros y tiene evidentes problemas de conducta. Pronto sabremos de dónde derivan esos problemas

Estos capítulos son más cortos que los puramente policiales pero muy intensos. Personalmente, me han puesto los pelos de punta. Ver la forma en la que lo que vivimos en la infancia influye en el futuro de una persona y ver la maldad en quien menos debería verse, realmente horroriza. En mi caso, me ha horrorizado mucho más que los crímenes cometidos por el asesino en serie.

Además, desde el principio me preguntaba qué podían tener que ver estos capítulos con los otros. Aparentemente, nada de nada. La única conexión posible que se me ocurría, me parecía descabellada. Así que me mantuve todo el tiempo a la expectativa para saber si, simplemente, era otro caso, contado de forma paralela, o bien al final acababan confluyendo. Obviamente, no os voy a decir si sí o si no; tendréis que leerlo para saberlo

La novela es negra, negrísima. También policial pero nadie durará de su carácter negro. Realmente, tendemos (yo la primera) a meter en este saco de la novela negra novelas que, como mucho, pueden considerarse grises. Novelas que no pueden considerarse más que de misterio. Ésta no lo es; ésta es muy negra. En ella podemos ver la maldad en estado puro.

No obstante, tiene un toque metaliterario interesante. No es la primera vez que me encuentro una novela en la que el asesino mata a golpe de poesía. En el lugar del crimen, junto a la víctima, el asesino deja una poesía. Tres son los asesinatos, tres las poesías: Letanías de Satán de Baudelaire, Un sentido de la mañana de Leonard Cohen y Hombre de Blas de Otero. Además, habrá referencias directas a Lovercraft y su Nekromicon.

El ritmo narrativo es ágil. La alternancia de escenarios dota de mayor interés y agilidad a la narración. El lenguaje es sencillo, adaptado al tema que trata. Incluso se contienen algunas reflexiones interesantes sobre el trabajo policial y la forma en que lo ve la sociedad:

“Este país se ha ido al carajo. Hemos pasado de ser demasiado duros en la transición a ser los más blandos ahora… Ya no somos más que unos administrativos que cobran un plus por llevar una pistola con la que más vale no obtener buenos resultados en las prácticas de tiro. Y si se te ocurre disparar aunque sea al aire, ya puedes rezar a la Virgen del Carmen. Antes nos respetaban a base de hostias. Ahora nos insultan sin que podamos darles su merecido, como si fuéramos futbolistas millonarios, coño…”

Conclusión final

“El sueño del depredador” es una inquietante y “enganchante” novela negra que transcurre en Zaragoza.

Una novela con una interesante pareja de protagonistas que, me da, podríamos encontrar en posteriores entregas. ¿Será ésta la primera de una nueva serie policíaca? Supongo que sí si tiene el suficiente éxito. Por mi parte, si hay continuación, no duraré en leerla pues he disfrutado mucho con ella.

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