"Una canción casi olvidada" - Katherine Webb

Me quedé con unas ganas enormes de leer “El legado” de esta misma autora; novela de la que he leído reseñas muy positivas y que, además, me atrae por pertenecer a uno de mis géneros preferidos: la saga familiar. Sin haberla leído, ya estaba convencida de que esta autora se iba a convertir en una de mis preferidas (las comparaciones con Kate Morton tienen mucho que ver) así que nada más saber que publicaba nueva novela, la apunté, sin tan siquiera saber de qué iba. Gracias a la editorial, el mes pasado la recibí en casa y ya veis que no he tardado nada en ponerme con ella, adelántandola incluso en la lista de pendientes a otras que llevan mucho más tiempo esperando su turno.

Os adelanto que la experiencia no ha podido ser más positiva por lo  que “El legado” pasa a estar en uno de los primeros puestos de mi lista de deseos, y espero no tardar demasiado en hacerme con él.

Katherine Webb

Katherine Webb nació en Kent en 1977 y se crió en la campiña de Hampshire, una región llena de mansiones parecidas a las que describe en sus novelas.

Tras licenciarse en historia en la universidad de Durham, trabajó de librera y también de ama de llaves para una familia aristocrática.

Actualmente vive en una pequeña casa de campo en Berkshire. 

El legado, que Lumen publicó en 2011, es una novela que por su calidad y atmósfera envolvente ha sido comparada a El cuento número trece de Diane Setterfield. El entusiasmo del público inglés fue inmediato, y Webb es ya una escritora de renombre en Inglaterra y en otros países de Europa.

Ahora la autora vuelve con Una canción casi olvidada, que tiene todos los ingredientes para convertirse en un libro de larga vida y mucho éxito.

           

Datos técnicos

Título: "Una canción casi olvidada"
Autor : Katherine Webb
Traductor: Aurora Echevarría Pérez
Precio 22,90 €
Editorial: LUMEN (Random House Mondadori)
Fecha publicación : octubre de 2012
Edición: tapa dura con sobrecubierta
Páginas: 5670
ISBN: 9788426421159
Precio: 22,90 euros

Argumento

Zach Gilchist tiene unos cuarenta años, una hija pequeña y un divorcio a cuestas. También tiene una galería de arte de capa caída y unos sueños incumplidos de pintar. Desde siempre, siente una pasión desmedida por Charles Aubrey, un famoso pintor con el que su abuela tuvo una aventura y que siempre se ha insinuado que podría ser su abuelo.

Cuando se pone a la venta en una casa de subastas un cuadro hasta entonces desconocido de Aubrey, con el  perturbador Dennis como modelo, Zach decide viajar a Blacknowle, en la costa de Dorset, lugar donde Aubrey pasó unos cuantos veranos junto a su familia y de dónde parece que provienen los cuadros que se han ido vendiendo los últimos años.

Allí Zach conocerá a Dimity, una anciana de casi noventa años que conoció a Aubrey cuando casi era una niña. En realidad, más que conocerle, Dimity le sirvió de modelo en varios cuadros, pues es la famosa adolescente llamada Mitzy que fue su inspiración durante una larga temporada. Mitzy vive sola en una casa aislada junto a un acantilado y no suele hablar de Aubrey; pero Zach consigue hacerse con su confianza y Mitzy le contará cosas que nadie conocía de la vida del famoso pintor.

Al mismo tiempo, Zach entablará una relación con la granjera vecina de Dimity llamada Hannah y descubrirá que no sólo la primera guarda celosamente oscuros secretos…

Impresiones

Sin duda, mi primera experiencia con Katherine Webb ha sido muy satisfactoria. Apuntada queda como escritora de cabecera y, como he dicho al principio, intentaré hacerme con su primer libro además de que sus próximas publicaciones irán directamente a mi lista de deseos. Y es que me ha encantado la forma en la que escribe y , sobre todo, la historia que ha dibujado, con sus saltos al pasado, sus secretos… y esa atmósfera tan especial que ha creado que consigue envolver al lector.

La historia me ha parecido fascinante y más interesante a medida que se iba desenrollando el hilo de la madeja. De hecho, al principio estaba bien pero sin más; no consiguió atraparme de esa manera que hace que ya no puedas dejar de leer. Pero hubo un momento, hacia la página 400 (son 550) en que se puso tan tan interesante que me tenía en vela, deseando llegar al final para saber qué es lo que había pasado. Es una novela, sin duda, que va de menos a más. De hecho, durante buena parte de la misma, pensando ya en la valoración final que le iba a poner, creía que serían cuatro flores. Como veis, finalmente le he dado cinco: y es que me ha dejado tan buen sabor de boca que esas 400 páginas no tan “atrapantes” poco han pesado en comparación con el apoteósico final. Curiosamente, en el libro que reseñé antes que éste – “El coraje de Miss Redfield” fue el final lo que hizo que le pusiera cuatro y no cinco flores como iba pensando según leía la novela-: en éste ha ocurrido todo lo contrario y es que una buena forma de rematar una novela, sin duda, hace perdonar fallos anteriores o que, como en este caso, la primera mitad me gustase pero no me entusiasmase tanto como me ha entusiasmado la segunda.

La novela tiene como protagonista a Zach, un hombre fracasado: ni consiguió su sueño de pintar ni el de mantener unida a su familia. Si bien pintaba bien, no llegó a ser ese gran pintor que soñaba cuando era un estudiante talentoso. Y su mujer le dejó hace poco por otro hombre y , además, se lleva a Estados Unidos a su queridísima hija. La galería de arte que tiene no va bien y el proyecto de escribir un libro novedoso sobre Charles Aubrey está totalmente estancado. Así que, al conocer que un nuevo dibujo del pintor se ha puesto a la venta en Dorset, decide ir al pueblo en el que éste pasó varios veranos para intentar averiguar quién está vendiendo sus cuadros y, si es posible, conocer más cosas de la vida de su ídolo.

En Blacknowle se lleva la sorpresa de su vida al encontrar a quien fuera una de las musas de Aubrey, una de sus mujeres. Aunque el pintor murió en la guerra, en 1939, Mitzy le sigue amando como si fuera el primer día. Pero guarda un secreto y es reacia a hablar con Zach. No obstante, éste consigue traspasar su coraza y que la anciana le cuente cosas de Charles, de su amante y sus dos hijas. Ni de la amante ni de una de las hijas se sabe nada desde que el pintor desapareció y saber qué fue de ellas se va a convertir en una obsesión para Zach.

Los dos personajes principales están descritos a la perfección, de tal manera que llegamos a tener la impresión de conocerles. Zach es más fácil; es una persona normal y corriente, sin aristas ni complicaciones. Pero Dimity no: es un personaje muy complejo, con muchos secretos guardados, que no se abre al exterior; y, sin embargo, Katherine Webb traza un minucioso dibujo de su fascinante personalidad. También de Charles y de su familia. Lo hace, además, de forma progresiva, poco a poco, dando algo pero guardándose en la manga otro tanto, para suscitar la curiosidad del lector y crearle la necesidad de seguir leyendo. “Una canción casi olvidada” es una novela de personajes, pues todos ellos tienen una personalidad fuerte y definida e indagar en sus almas y conciencias va a ser una de las misiones de la historia, de cara a descubrir todo lo que pasó.

La novela se sitúa en el presente pero con continuos saltos al pasado, a los años previos a la segunda guerra mundial. Dimity va contándoles cosas sueltas a Zach pero el lector no sólo las conocerá a través de su voz, sino de primera mano, por medio de las escenas situadas en el pasado. Así, iremos un paso por delante de Zach, imaginándonos cómo pudieron ser las cosas.

La novela tiene unas altas dosis de intriga. Desde el primer momento sabemos que en el pasado ocurrió algo; no sabemos qué pero sí que es algo que se ha mantenido en secreto durante cincuenta años. Y queremos saber qué es: al principio nos gustaría conocerlo pero, a medida que transcurren las páginas, necesitamos saberlo; nos hemos metido tanto en la historia que, al menos yo, morimos por saber qué pasó, qué fue de Charles, Celeste, Delphine y Élodie y cuál es ese secreto tan celosamente guardado por Dimity, quien aún no puede contarlo a pesar del larguísimo tiempo transcurrido y de que los implicados han fallecido ya hace años. Os puedo asegurar que cuando al final sepáis en qué consiste ese secreto, no os arrepentiréis haber tenido que leer más de 500 páginas para averigüarlo.

El ritmo al principio es pausado. Es un libro que se lee con ganas pero que durante las primeras páginas (más de la mitad) no consiguió atraparme de esa forma que hace que el libro se te pegue a las manos y no puedas dejar de leer, arañando minutos al escaso tiempo libre para leer una página más. Pero llega un momento en que todo se precipita; cerca ya del final, el ritmo se acelera y el ansia por leer también, de tal forma que las últimas 150 páginas las devoré con ansia. Va de menos a más, por lo tanto y culmina de forma magistral

En cuanto al estilo literario, Katherine Webb hace uso tanto del diálogo como de la narración. Dibuja muy bien escenarios y personajes, creando una atmósfera que llega a ser inquietante pero que, sobre todo, es envolvente. Su prosa es bonita, sin florituras, pero cuidada y elegante.

Conclusión final

Sin duda, “Una canción casi olvidada” me ha gustado muchísimo. Mucho al principio, muchísimo al final. Una historia que contar, contada de forma bonita, con múltiples secretos que hemos de ir descubriendo poco a poco, con unos personajes fascinantes y con un final de los que te dejan un muy buen sabor de boca. Por todo ello, no puedo sino darle la máxima valoración y recomendarla sin reservas.

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