Hace dos años y medio leí “Flores sobre el infierno”; la primera novela de esta serie protagonizada por los policías italianos Teresa Bataglia y Massimo Marini. Me gustó mucho así que no me lo pensé cuando supe que Alfaguara publicaba nueva novela de la autora, segunda entrega de la serie. Si queréis leer mi reseña de la primera novela pasad por aquí.
Éstas son mis impresiones
Ficha técnica
Editorial: Alfaguara
Páginas: 500
ISBN: 9788420438962
Sinopsis
La comisaria Teresa Battaglia duda si seguir ocultando a su equipo la enfermedad que se ceba con su memoria, cuando recibe una llamada desde una galería de arte: ha sido hallado un retrato de enorme valor atribuido a un pintor de culto, Alessio Andrian, cuya undécima y última obra se creía perdida. El cuadro, sin embargo, posee un detalle que ensombrece el descubrimiento: la pintura roja que dibuja el rostro de una joven es en realidad sangre humana y, según el análisis cromático, el pincel del artista se empapó en un corazón que aún latía. Teresa y su equipo tienen que averiguar qué sucedió en 1945, año en que se pintó el cuadro, cuando el autor se encontraba escondido en los bosques cercanos a la frontera entre Italia y Yugoslavia huyendo de los nazis. Battaglia, con una salud cada día más frágil, debe confiar en la ayuda de su colaborador Massimo Marini, pero pronto se dará cuenta de que ella no es la única que oculta un secreto inconfesable.
Impresiones
La comisaria Teresa Bataglia y su equipo tienen que enfrentarse en esta ocasión a un caso de muy difícil resolución pero que, piensan, no tendrá ninguna repercusión en el presente. No pueden estar más equivocados sobre lo segundo.
Desde una galería de arte llaman a la policía para denunciar que una obra recientemente descubierta del pintor Alessio Andrian está pintada con sangre. Andrian es un pintor apenas conocido por el público en general pero muy apreciado por quienes sí le conocen. Fue partisano durante la guerra y algo sucedió que hizo que dejara de hablar y de moverse; vive como un vegetal desde entonces, no ha vuelto a hablar ni a moverse pese a que, en principio, no tiene ninguna minusvalía física o psíquica que lo justifique. Esta pintura, descubierta por su sobrino y heredero en el desván de la casa familiar, representa a una bellísima joven: el espectador no puede apartar los ojos del cuadro, de la mirada de la modelo. Pero cuando los expertos analizan el cuadro descubren que la pintura roja es, en realidad, sangre. Y no una sangre cualquiera sino una sangre extraída directamente del corazón. ¿Quizás de la modelo? Y, si es así, ¿Quién la mató? ¿Alessio quizás?
Teresa Bataglia y Massimo Marini junto al resto del equipo deberán investigar qué pasó en el año 1945, cuando se pintó el cuadro y fecha desde la que Alessio Andrian no ha dicho una palabra. Para ello deberán trasladarse a una zona del noroeste de Italia fronteriza con Yugoslavia y Austria. Una zona preciosa en la que hay una población muy especial.
“La virgen negra” es la segunda entrega de la serie iniciada con “Flores sobre el infierno” y, por ello, lo ideal es leerlas en orden. Es cierto que los casos son independientes y no guardan entre sí ninguna relación pero también que la parte personal que atañe tanto a Teresa como Massimo es muy importante y la comprenderemos y disfrutaremos mejor si leemos esta segunda entrega tras haber leído la primera que, además, nos presenta a todos los personajes.
Porque, además, en esta serie son casi tan importantes los personajes como los casos a investigar. Ello se debe sobre todo a las características especiales de Teresa Bataglia, una policía mayor con un alzheimer incipiente. No se lo ha dicho a nadie y se vale de un diario que lleva en una libreta así como de notas que va dejando por todas partes para no olvidar lo que considera importante. A Massimo le conocimos en la primera novela como un novato con el que Teresa se ensañó, no lo voy a negar. Tampoco negaré que, a pesar de todo, Teresa acabó cayéndome bien; incluso a Massimo le cae bien y eso que la mujer tiene un carácter tremendamente difícil. Pero no sé qué tiene que todos los que están alrededor sienten la necesidad de protegerla; supongo que porque ella hace lo propio con ellos. En esta ocasión veremos cómo va evolucionando la enfermedad de Teresa así como conoceremos a un nuevo personaje llegado a la comisaría que nos llevará a conocer ciertos hechos de su pasado. La vida personal de Massimo tampoco es fácil y en esta novela será puesto a prueba continuamente.
Junto a los dos protagonistas principales, en esta ocasión la autora nos presenta a Blanca y su perro Smoky, que llevan a cabo una importante misión. Si hay más entregas, espero que recupere a ambos personajes.
Junto a los personajes, en esta ocasión uno de los puntos fuertes de la novela es la ambientación en un lugar muy especial del norte de Italia. Un lugar fronterizo con otros dos países en el que vive un pueblo muy particular. No os hablaré de ello, prefiero que lo descubráis por vosotros mismos; pero sí os diré que todo lo relacionado con ese pueblo me ha parecido sumamente interesante. Además, la situación entre los bosques, alejado de grandes ciudades, hace que pervivan en el lugar costumbres ancestrales…
“La virgen negra” es una novela de ritmo medio, casi tirando a lento al principio aunque, según va avanzando, va cogiendo algo de velocidad. La autora se toma las cosas con calma para presentarnos con exhaustividad los personajes, los escenarios y la trama. Pero que avance lentamente no significa que sea aburrida ni mucho menos: la autora sabe envolverte con una historia que atrapa y que lees casi con avidez para ver en qué queda. Evidentemente, como buena novela negra, hay unos cuantos giros y sorpresas finales. Cosas que se ven venir pero otras que me han dejado a cuadros.
Conclusión final
Quizás me gustó un poco más “Flores sobre el infierno”, pero sólo un poco porque esta segunda novela también me ha gustado mucho. No sé si la autora tiene pensado seguir con la serie: a mí me encantaría y, por supuesto, leería la o las continuaciones pero tiene un hándicap: la enfermedad de la protagonista no da mucho juego, la pobre Teresa Bataglia tiene los días contados como comisaria de policía.