“El nombre propio de la felicidad” - María Jeunet

Hace un tiempo leí las dos primeras novelas de María Jeunet, “Las hojas de Julia” y “La foto de Nora” . Ambas me gustaron mucho, a pesar de pertenecer a un género que apenas suelo tocar, el romántico (aunque, bien es cierto, la segunda novela mezclaba romántica y misterio). Así que cuando la autora me escribió para comunicarme la feliz noticia de que se iba a publicar en breve su tercera novela y que había solicitado a la editorial que me enviase un ejemplar, no dudé en que le buscaría hueco pronto. Porque si algo me quedó claro de la lectura de sus dos primeras novelas, es que María escribe novelas de fácil lectura, muy entretenidas, ideal para mi caótico mes de junio

Éstas son mis impresiones

María Jeunet

María Jeunet es el seudónimo tras el que se esconde una pequeña empresaria-escritora salmantina nacida en 1983.

Cursó estudios en la Universidad Complutense de Madrid y en la Universidad de Salamanca y en esa misma ciudad fundó su empresa. Se define como «mitad trabajadora en su negocio, mitad imaginadora de historias».

Las hojas de Julia es su primera novela. Autopublicada en Amazon fue muy bien acogida en redes sociales y se situó desde su publicación en las listas de más vendidos de ficción romántica.

Al éxito de su primera novela se suma el de La foto de Nora, su segundo trabajo literario, que completa el éxito de la primera y que se ha situado asimismo en los primeros puestos de las listas de los ebooks más vendidos.

Recientemente ha publicado la que es su tercera novela, “El nombre propio de la felicidad”

Podéis saber más de la autora y de su obra en su blog y en las redes sociales:

www.elblogdemariajeunet.com

Twitter: @MariaJeunet

 

Facebook: MariaJeunet.Imaginadora



Datos técnicos

Título: “El nombre propio de la felicidad”

Autora: María Jeunet

Editorial: Planeta

Edición: tapa blanda con solapas

Publicado el 31 de mayo de 2016

Páginas: 368

ISBN: 978-84-08-15640-6


PVP: 18,90 euros en papel



Argumento

Mientras Nico, antaño un joven escritor de éxito, trata de arreglar la vida de los que le rodean, la suya va cayendo en un pozo del que cada día le resulta más difícil salir: hace años que no escribe, acaba de mudarse a una polvorienta buhardilla parisina y para conseguir un dinero extra trabaja
en el metro de París.
Sus inesperados nuevos amigos y el dibujo abandonado por una chica misteriosa en los túneles del metro serán los detonantes para que Nico decida, por fin, dejar de preocuparse por el bienestar de los demás y acometa la tarea de su vida: alcanzar su propia felicidad.
El nombre propio de la felicidad es un cuento de hadas contemporáneo con un protagonista honesto, inocente y optimista que adorarás desde la primera página.



Impresiones

“El nombre propio de la felicidad” es una novela romántica, de ésas que dejan un buen sabor de boca y que se leen muy a gusto.

Nico es un parisino que hace un par de años escribió un libro infantil que le dio el éxito. Un éxito inmediato y fulgurante que le ha permitido vivir bien desde entonces. Pero sus editores le presionan para escribir otro libro y él está bloqueado. Necesita dinero y ha de buscar otro trabajo: en el departamento de seguridad del metro de París. Allí conocerá a unas personas de las que se hará amigo íntimo y a las que intentará ayudar por todos los medios. A su jefe, al que se le ve solitario y triste; a su compañero que anda penando desde que se separó de su mujer y no puede convivir con ella y con su hija; a su amiga que cocina como los ángeles y tiene un sueño…

Un día se fija por las cámaras de seguridad en una joven que le llama inmediatamente la atención. Ve cómo la chica tira una hoja en la que había dibujado algo a la papelera y decide ir a buscar ese papel. Allí encuentra un dibujo que le inspira para empezar a escribir su nuevo libro

Nico se enamora de esa joven de la que ni siquiera sabe el nombre y hará todo lo posible por conocerla.

“El nombre propio de la felicidad” es como un cuento de hadas para adultos. Una novela que puede encuadrarse en ese género que se ha dado en llamar “feel good”. Está dentro de esas novelas amables, simpáticas, que lees muy a gusto y que te hacen sentir un poquito más feliz mientras las estás leyendo.

Es una historia de amistad y de amor. Amistad de diferentes tipos y a diferentes niveles. Y de gente que hace cosas por otra gente. De gente amable que ayuda a los demás en todo lo que puede, incluso poniendo los intereses de los demás por encima de los propios. Y también una historia de amor; muy bonita por cierto.

La historia está narrada en primera persona por Nico, un hombre realmente adorable al que enseguida le coges cariño. Nico es genial, un cielo de persona, amable, cariñoso, simpático, leal, fiel, empático…; la verdad es que no se le puede pedir más al chico. Bueno, sí, como en casi cualquier novela romántica tiene que haber algún problema; problema que prácticamente está en la mente de los protagonistas y que hace que en alguna ocasión me hayan dado ganas de gritarle “espabila”. Pero vamos, que ese pequeño defectillo de tontuna que tiene es lo que le hace humano porque si no sería el hombre perfecto jajaja.

La historia ocurre en tiempo real con algunos flashbacks al pasado porque Nico, además de contarnos su vida actual, nos va contando alguna cosa de su pasado: de sus padres, de la pastelería que regentaban, etc…

Al narrarse en primera persona, es muy fácil empatizar con el protagonista. Como os he dicho, es un auténtico cielo así que no hay problema; es imposible no cogerle cariño. A los demás personajes les vamos a conocer sólo desde su punto de vista, tal y como Nico los ve; es una visión necesariamente parcial pero suficiente para una novela como ésta.

Junto a Nico tenemos a Judith, la chica del metro de la que se enamora; a Karim, su amigo y compañero divorciado; a su jefe, con una naturaleza oculta que ni él mismo quiere reconocer pero que Nico le va a ayudar a desvelar; a Charlotte que sufre una gravísima enfermedad pero tiene una tremenda fuerza de voluntad; o a Carol, su amiga de la infancia, con un toque especial para la cocina. Todos ellos son personajes entrañables y muy reales, con problemas también reales porque ¿quién no conoce a un hombre divorciado que muere por volver con su familia? ¿ o a alguien enfermo de cáncer que lucha por sobrevivir? ¿o a alguien con una vocación que no se atreve a dar el salto e intentarlo?. Creo que eso es lo bonito de este libro, que todo y todos son muy normales lo que da esperanza para que a nosotros, que también lo somos, nos pasen también cosas buenas.

Uno de los puntos fuertes del libro es la ambientación. En esta ocasión la autora se traslada a Francia. A París y a un pequeño pueblo cercano a la capital lleno de encanto. Un pueblo en el que cada casa tiene las ventanas pintadas de un color diferente. Un pueblo que no existe que deberían construir. Me pareció tan bonito lo que contaba la autora de ese pueblo que me fui derechita a Google a ver fotos…., pero ¡no existía salvo en su imaginación! Y yo que me veía programando ya una visita… La verdad es que la autora, sin explayarse en descripciones, consigue hacernos ver los lugares donde transcurre la historia: ese París que a todos enamora, esos subterráneos del metro, ese pueblo con encanto. Y no sólo verlo sino también olerlo porque hay que ver qué olores salen de esa boulangerie que regentaban los padres de Nico…

No sólo la autora sitúa su historia en París sino que imbuye toda la novela de ese algo que tienen los franceses, esa “allure”, ese “je ne sais quoi” que hacen de las novelas francesas románticas algo sumamente especial. A mí me ha recordado bastante a las novelas de Nicholas Barreau

Formalmente, la novela se divide en catorce capítulos de una extensión media. La narración es ágil. Si por algo se caracteriza esta autora es por escribir novelas entretenidas, frescas, ligeras, fáciles de leer.

Sé que muchos no sois aficionados a la novela romántica. Yo tampoco lo soy (aunque es más bien por pereza porque lo cierto es que cuando me decido y leo alguna me suelen gustar). Pero ésta no es la típica novela rosa ñoña y gazmoña; para nada. En ella hay amor pero también mucha amistad (casi más que amor). No os esperéis diálogos babeantes ni cursiladas porque no lo encontraréis. Por ello, es una novela apta para todos los públicos, incluso los no aficionados al género. En realidad, si queréis leer una novela divertida y entretenida, agradable y amable, que os haga sentir bien durante el rato que os dure la lectura, “El nombre propio de la felicidad” es una buena elección



Conclusión final
El nombre propio de la felicidad es una novela que cuenta una historia sencilla pero llena de encanto. Una novela que deja un muy buen sabor de boca y que yo, sin duda, he disfrutado un montón

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